La Unión Europea y el Magreb: restructurando un imaginario

Carmen Chato
En relaciones internacionales, nunca se ha de dejar el análisis a merced de la actualidad. El juicio, en palabras de José María Gil Robles, ex presidente del Parlamento Europeo, debe ser pausado sin que se vea mediado por la propia volatilidad de los acontecimientos. Los conceptos son también esenciales pues permiten definir el marco a través del cual se analiza la geopolítica. Además, la Unión Europea debe ser percibida no como una federación de Estados, tampoco como en un Estado westafaliano tradicional, sino que hay que tener presente que se sitúa en un estadio intermedio. Así de contundente se mostró el político español en la presentación del libro “La Unión Europea y el Magreb: restructurando un imaginario” en la sede de las Instituciones Europeas en Madrid.
En el nuevo panorama geopolítico surgido tras la eclosión de las revueltas árabes de 2011, las relaciones del Magreb y la Unión Europea se ven abocadas a un replanteamiento. Su extremada complejidad, definidas así por Mohamed Haneche, embajador de Argelia en España, presente también en el acto, hay que sumar una política de vecindad europea que necesita una revisión. En este nuevo contexto se podría incluso ampliar el área en la que el club de los 28 dispone sus políticas de vecindad. El embajador apostó por pensar en el Gran Magreb, aquel que llegaría hasta el Sahel, y defendió esta ampliación del concepto en base a cuestiones de seguridad, en especial, la energética, poniendo bajo el foco el mercado del gas. Pero existen otros desafíos que están llegando al corazón de Europa, y que también son el día a día de millones de personas en la orilla sur del Mediterráneo, como el hecho migratorio, que requiere un diseño de políticas solidario y responsable, o la amenaza terrorista como reto global compartido.
Durante el evento de presentación del libro, se arrojó la idea de que las primaveras árabes hay que analizarlas como unas dinámicas internas cuyos catalizadores fueron factores sociales, económicos y políticos. De hecho, ya en 2003 se el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo publicó un informe, realizado por analistas árabes, en los que se abogada de manera urgente a realizar y promover reformas en la región pues ya se vislumbraba la posibilidad real y a corto plazo de revueltas y movimientos revolucionarios.
Antonio Marquina, autor del libro, ahondó en estos conceptos de seguridad y recalcó que algunos de ellos se consideraban parte del poder blando de los Estados y gobiernos pero que ahora son prioritarios como la seguridad medio ambiental, las energías renovables, la seguridad alimentaria o las migraciones masivas.