Karen Molleda Martin
La Semana Santa esta a la vuelta de la esquina. Muchos son los que anhelan tal ansiadas vacaciones y siempre son multitud las opciones de ocio que se prestan disponibles.
Para los indecisos, siempre debemos salvar una opción en la que se entremezcle: naturaleza, bienestar y gastronomía. Un tándem perfecto a la altura de cualquier sibarita, que desea desconectar y disfrutar del tiempo libre.
Aun boquiabiertos ante las expectativas, El Balneario de Caldes de Boí, ubicado en el Pirineo de Lleida, es un entorno perfecto para cualquier persona que esté dispuesta a disfrutar de una estancia particular. Remanso de paz y de tranquilidad para cualquier visitante que lo sepa valorar.
Un establecimiento familiar, que da importancia a la atención personalizada (marca referencial del balneario) . Uno de los grandes atractivos de este balneario es precisamente la calidad de sus aguas. Dando lugar a los tratamiento estrella , entre los que destacan los fangos que se aplican en las articulaciones y que se orientan a combatir patologías como la artrosis, la artritis, algunas cirugías o los dolores articulares. También trata de afrontar otras patologías tales como: la psoriasis, la dermatitis atópica o el acné.
Además, es un entorno perfecto que se ve completado por las frondosas montañas que son ideales para practicar excursionismo y senderismo. Pero también se da cabida a otras actividades como: la pesca y la fotografía.
Para terminar no podemos dejar a un lado, el arte gastronómico basado en un concepto artesanal , en el que predomina la cocina de temporada. Ensalzando el buen gusto , propio de una gran mesa , en el que se abarcan también dietas e intolerancias alimentarias.