Por Isabel Garrido Mingo
Foto: Túnez es un país variado desde muchos puntos de vista y sorprende a todos sus visitantes.
La República de Túnez está situada en la costa mediterránea de África, limita al norte y al este con el mar Mediterráneo, al sur con Libia y Argelia y al oeste con Argelia. Ofrece diferentes culturas y grandes contrastes paisajísticos. En el norte, el clima es de tipo mediterráneo y se encuentran lagos llenos de flamencos rosados, bosques de intenso color verde y grandes plantaciones de olivos y cítricos, a diferencia del resto del país que tiene un clima semi árido o árido, donde las arenas del Sáhara se extienden hacia el interior de África y se conservan las tradiciones bereberes. Desde sus orígenes, Túnez fue gobernado por una monarquía hereditaria hasta 1883, año en el que Francia ocupa el país y lo convierte en un protectorado francés. En 1934, se crea el Partido Neo-Destur (NDP) dirigido por Habib Burguiba y comienza la lucha tunecina por alcanzar la independencia con una monarquía constitucional. Túnez logró su independencia en 1956; sin embargo, en 1957, la monarquía fue derrocada y se proclamó la república con Burguiba como presidente. Este dirigente estuvo en el poder durante 30 años consecutivos, primero durante la etapa de partido único, y más tarde como presidente elegido en las urnas. En 1987, Zine Abidine Ben Ali apartó del poder a Burguiba y tomó las riendas del país. Ejerció como dictador hasta 2011, cuando una revolución popular lo derrocó.
Receptor de grupo teatrales
En la mayoría de las ciudades y pueblos se celebran en días fijos mercados callejeros donde se pueden encontrar toda clase de productos artesanos, agrícolas y religiosos. La comida tunecina suele ser uno de los puntos fuertes para los turistas latinos. El cordero, el besugo, el cuscús o el pescado son algunos de los platos más conocidos en este territorio, donde por lo general cocinan con aceite de oliva, condimentan con especias y sazonan con menta, zumo de naranja o agua de rosas. Respecto a las bebidas, destacan el café y el té, aunque en Túnez, a pesar de ser un país islámico, el alcohol no está prohibido, y también es conocido por producir exquisitos vinos de mesa, cervezas y licores locales como el Boukha y el Thibarine. Uno de los mayores atractivos culturales de este país es el teatro. Su temporada dura de octubre a junio y durante ella, además de las conocidas asociaciones nacionales, suelen acudir los principales grupos internacionales, -entre los que destacan los franceses por su fuerte influencia en el país- tanto a la capital como a ciudades como Hammamet y Sousse. Del mismo modo, la música es otro de sus grandes reclamos ya que importantes orquestas van regularmente a tocar al país magrebí.
Callejuelas y pasadizos
Entre los lugares que más vale la pena visitar de este país está la Medina de Túnez, situada sobre una colina en el centro de la capital tunecina. Está formada por callejuelas y pasadizos cubiertos que forman laberintos en los que se ubican activos centros de comercios en los que podemos encontrar todo tipo de artículos. Su interior contiene unos 700 monumentos como palacios, mezquitas, mausoleos y madrazas. Dougga, una antigua ciudad romana que se localiza al noroeste del país, situada en plena campiña en una cima sobre ondulantes campos de trigo, todavía alejada del crecimiento urbano. Entre sus monumentos más importantes destacan el mausoleo líbico-bereber, el capitolio, el teatro, los templos de Saturno y el Templo de Juno Caelestis. Está clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Tabarka y Kairuán
Tabarka, situada a unos 17 kilómetros de la frontera con Argelia, destaca por su puerto pesquero. En los últimos años ha recibido un fuerte impulso del turismo al poseer una docena de hoteles y ser un destino playero ideal para relajarse. En verano acoge conocidos festivales de música. Kairuán, ciudad santa para muchos musulmanes suníes, destaca por su medina laberíntica y por poseer numerosas mezquitas entre las que destaca la Gran Mezquita de Kairuán, en la que actualmente está permitida la entrada a los ciudadanos no musulmanes, y la Mezquita de las Tres Puertas, que posee la fachada más antigua esculpida y decorada de arte islámico. El desierto del Sáhara, que ocupa el 40% de Túnez, es un destino turístico en sí, formado por las dunas de arena que van moviéndose y la hamada con concentraciones rocosas. Sidi Ali El-Mekki es una de las playas más bonitas de Túnez. Posee una zona de chiringuitos e increíbles aguas turquesas que la convierten en el destino perfecto para desconectar unos días. Yerba es la mayor isla del norte de África situada en el golfo de Gabés, actualmente es conocida por un turismo exclusivo y de lujo. Tiene aspecto de fortaleza y está formada por playas increíbles. Túnez es un destino turístico que a pesar de su reducido tamaño alberga pueblos y ciudades completamente distintos, ya sea tanto paisajísticamente como cultural o arquitectónicamente. Cada una de sus peculiaridades lo convierten en un país que sorprende a todos sus visitantes.