Libia pagará 50 millones de euros a una empresa turca por contratos de la era Gadafi

Las principales empresas constructoras de Turquía, entre ellas, Cengiz Insaat, Yuksel Insaat y Tikfine, han comenzado a movilizarse para confiscar los activos del Banco Central de Libia. Así lo han revelado diversos medios locales, que apuntan a que las compañías están trabajando para recuperar las cuotas acumuladas de transacciones que se realizaron durante los más de 40 años de mandato de Muamar el Gadafi (1969-2011).
Según ha informado el diario turco Dünya, en el caso de Cengiz Insaat, su propietario, Mehmet Cengiz -quien es una figura cercana al presidente de la nación euroasiática, Recep Tayyip Erdogan-, ha obtenido un fallo favorable para cobrar un importe cercano a los 50 millones de euros por la realización de obras e infraestructuras en la ciudad de Sebha, al sur de Libia, y en la ciudad de Ubari y sus alrededores.
La empresa turca, que llevó a cabo el proyecto entre los años 2009 y 2011, tras haber recibido la licencia por parte del Municipio de Vadi Al Haya, nunca pudo cobrar sus servicios por la muerte de Gadafi en el año 2011, tan solo unos meses después de haber sido desalojado del poder. Todos los contratos que hasta entonces habían estado encima de la mesa fueron anulados, al desmembrarse las administraciones y convertirse en el país en un Estado fallido, estado que mantiene en la actualidad con la guerra abierta entre el Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) y el Ejército de Liberación Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés).
Entonces, Cengiz Insaat remitió el caso a la Cámara de Comercio Internacional, con sede en París, en el año 2016. El resultado de la demanda se conoció la semana pasada: el Gobierno libio, el GNA con sede en Trípoli, pues es el reconocido por la Organización de Naciones Unidas (ONU), tendrá que abonar 50 millones de euros a la compañía, unos 305 millones de liras turcas.
Los medios locales también han desvelado que Mehmet Cengiz ha recibido el permiso del Parlamento turco para confiscar el edificio del consulado libio en Estambul.
Por su parte, las otras dos empresas, Yuksel Insaat y Tikfine, están trabajando para “permitir incautaciones judiciales en Europa de saldos libios”, según han informado dichas fuentes.
El presidente Erdogan ha mostrado en reiteradas ocasiones cuáles son sus planes para el país norteafricano a través de una serie de movimientos: por un lado, con el envío de miles de mercenarios sirios -también financiados por Qatar y apoyados por los Hermanos Musulmanes- al país norteafricano para combatir en el bando del GNA, liderado por el primer ministro Fayez Sarraj.
Por otro lado, con el beneficio económico que está extrayendo de esta contienda. En este sentido, el pasado 18 de febrero, uno de los directivos del Banco Central de Libia, con sede en Trípoli y gestionado por el GNA, Ramzi Agha, reconoció que se habían enviado 4.000 millones de sus reservas en efectivo al Banco Central de Turquía, “como un depósito sin obtener un rendimiento”. El funcionario explicó, entonces, que esta transacción se correspondía con una “garantía de los acuerdos celebrados entre Ankara y el GNA sobre el suministro de armas, vehículos blindados, drones y los costes para tratar a los milicianos heridos”.
En esta línea, el portavoz de la facción rival libia, el Ejército de Liberación Nacional (LNA, por sus siglas en inglés), comandado por el marsical Jalifa Haftar, ha denunciado recientemente que la nación euroasiática ha recibido 25.000 millones de dólares procedentes del Banco Central libio. Solo en los dos últimos meses, se habrían transferido hasta 2.000 millones de dólares.