La propaganda terrorista del Daesh

Alexandra Dumitrascu

Píe de foto: Propaganda de la organización terrorista Daesh

Tras los atentados de París del pasado 13 de noviembre, varios medios de comunicación se han hecho eco sobre el cambio de la propaganda del Daesh a la red oscura o darknet, sitio frecuentado por hackers y por miembros de grupos de crimen organizado, en el que el anonimato de las personas, tanto de origen como de destino, está cuasi garantizado, y que concede a sus usuarios un estatus “vip” debido a la dificultad de los principales buscadores de acceder a la información que en el darknet se intercambia.

La campaña de cierre de cuentas llevada a cabo por Twitter y Facebook ha llevado, asimismo, a los miembros de la organización terrorista al chat de Telegram que se ha convertido en la principal herramienta de la comunidad Daesh. Gracias al sistema encriptado del que dispone, el intercambio de información conlleva menos probabilidades de que sus miembros sean descubiertos. Los usuarios de Telegram están siendo redirigidos al chat desde la misma página de la productora oficial del Daesh, Al-Hayat Media Center.

La propaganda del Daesh es una de las más elaboradas llevadas a cabo nunca por algún grupo terrorista. La organización yihadista ha mostrado una gran inteligencia que, gracias a su personal cualificado, ha conseguido edificar su propio aparato propagandístico, disponiendo de instalaciones a lo largo y ancho de Oriente Medio y del continente africano. La inteligencia con que este grupo ha planteado su aparato propagandístico ha puesto en jaque a la Sociedad Internacional y a los medios de comunicación que, por la novedad del fenómeno, se han prestado a ella desde el principio. Además, la escasa seguridad de Internet, en general, ha permitido que a través del mismo circularan los contenidos distribuidos por el grupo, en su totalidad.

Desde su fundación, la agrupación ha sabido manipular todos los recursos a su alcance para transmitir la propaganda pertinente en función de cada qué target. Medios digitales y recursos impresos han sido aprovechados, con gran eficacia, en orden a conseguir adeptos en el seno de esta agrupación, pero también para hacer alarde de su poder, o infundir el miedo entre sus enemigos.

En la actualidad, la organización terrorista tiene su principal área de actuación en Oriente Medio en donde controla extensas áreas de Irak y Siria. No obstante, los bombardeos liderados por Estados Unidos, sumado a los esfuerzos de los peshmerga iraquíes, de las fuerzas kurdas, y de las Fuerzas Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria iraníes, han propiciado a que parte de los territorios ocupados fueran ya recuperados. Así, de acuerdo con la consultora IHS, a lo largo de 2015, Daesh ha perdido cerca de un 14% del territorio bajo su dominio, un total de 12.800 km2. Aún con todo, tal como asegura la consultora, la organización yihadista tiene bajo su control un área extensa, que se prolonga a lo largo de unos 78.000 km2, a lo que habría que restar Ramadi, recuperada ya por las fuerzas iraquíes. En términos numéricos, el territorio controlado éste es más extenso incluso que el que domina el Gobierno sirio, que suma unos 30.000 km2.

A pesar de las pérdidas sufridas en 2015, la organización terrorista supo manipular con gran destreza las cifras a su alcance y ofrecer una visión grandiosa. Así, en un vídeo publicado tras los atentados de París del 13 de noviembre, Daesh alardea disfrutar de una extensión territorial del califato de más de 240.000 km2, casi tres veces mayor que la que aseguran que tiene los estudios occidentales, un territorio mayor que el de Reino Unido, ocho veces mayor que el Bélgica y 30 veces mayor que el de Qatar.

La rápida expansión de la agrupación, en muy pocos meses, ha despertado la simpatía  entre musulmanes y no musulmanes de países occidentales, por doquier. El éxito sobre el terreno, unido a una eficaz propaganda, ha constituido el mayor efecto llamada. De acuerdo con Naciones Unidas, en la actualidad, cerca de 30.000 voluntarios o foreign fighters de 100 países diferentes han ido a Siria o Irak para luchar entre sus filas. Por países, según asegura el Instituto para la Economía y la Paz en el Índice de Terrorismo Global 2015, cerca de 65% de la totalidad de foreign fighters proceden de los países miembros de la Organización para la Cooperación Islámica, en donde Túnez registra el récord, con 5.000, seguido por Arabia Saudí (2.500), Jordania y Marruecos. La difusión de las imágenes a principios de 2014, tras la autoproclamación del califato –con Ibrahim Awwad Ali al-Badri al-Samarrai, más conocido como Abu Bakr al-Baghdadi, al frente– expresando las ya conocidas pretensiones de extender su territorio a través del mundo, “reconquistando” territorios que forman parte del imaginario colectivo musulmán, ha sido una maneras eficaz de llamar la atención de los musulmanes de todo el mundo, que han visto en esto una esperanza para la recuperación de los días gloriosos de la comunidad musulmana mediante la instauración de un nuevo califato.  

Aunque, ya no es ningún secreto el hecho de que gran parte de los combatientes han salido de países no musulmanes. Los casos más preocupantes corresponden a Rusia y Francia de cuyo seno han salido más de 1.500 voluntarios. No obstante, Alemania y Reino Unido también registran cerca de 1.000 casos cada uno, y Bélgica es el país europeo que más combatientes per cápita tiene en el seno de la organización, alrededor de 500. En el caso de España, se estima que unos 100 españoles o residentes musulmanes han salido para combatir entre sus filas.

La gran afluencia de militantes occidentales entre las filas del Daesh ha permitido la profesionalización de los contenidos propagandísticos, pues algunos de los militantes poseen conocimientos de diseño gráfico y cine. Pero, además, disponen de medios y de equipos profesionales de cámaras fotográficas y de grabación de última tecnología, lo que, en conjunto, hace que la propaganda de esta organización terrorista siga patrones comunicativos similares a medios europeos y estadounidenses. Para darse cuenta de ello, nada mejor que observar los vídeos elaborados por Al-Hayat Media Center o su medio oficial, Al-Furqan Media, en cuyas webs despliegan numerosos vídeos, cada cual con sus efectos al más puro estilo Hollywood. Además, la revista oficial del grupo, Dabiq, más allá de sus contenidos, refleja asimismo una calidad envidiable.

Estrategia propagandística

Daesh ha sido la organización terrorista que mejor supo aprovechar las nuevas tecnologías para difundir el contenido propagandístico, y lo ha hecho además pensando también en el público no musulmán, entre los que, como hemos visto ha habido una fuerte atracción. La propaganda que desde 2014 se ha distribuido, no sólo ha puesto de manifiesto una calidad incuestionable, sino que ha trasmitido con ella el mensaje de la calidad de la formación del personal que está detrás de la misma. Con ello, la creencia a la antigua de que detrás de las agrupaciones terroristas había un puñado de fanáticos ignorantes, ha quedado desmentida, al saberse que los que se encargan de pensar la propaganda es gente de un alto nivel educativo, formados, incluso, en universidades de Occidente.

El nombre de la organización ha sido la piedra angular de su propaganda. El autoproclamado Estado Islámico, con su nombre, ha transmitido un proyecto claro desde el principio, con una vocación global manifestada desde el primer momento. Este nombre ha conseguido transmitir la idea de identidad y poder entre los musulmanes, lo que ha favorecido que Daesh se ganara la simpatía de la gente local y de otros grupos de la región, tal como hemos visto. No obstante, pese a la denominación, no deja de ser sólo una organización terrorista.

Un aspecto a destacar es la diferencia cromática por parte de sus miembros con respecto a la organización yihadista Al Qaeda, que también se podría inscribir dentro de la estrategia propagandística del grupo. Mientras era habitual ver al líder de Al Qaeda vestido de blanco en sus apariciones, color que simboliza la pureza, Al Bagdadi y gran parte de los miembros de Daesh visten completamente de negro. El negro, en el imaginario del colectivo musulmán es el color que se asocia con el profeta Mahoma, así como el color del califato abasí, a partir del siglo VIII, periodo de gran esplendor y de expansión musulmana.

Discurso y principales destinatarios

La propaganda de Daesh, es muy dinámica, espectacular, visual y muy fácil de entender. Los vídeos están elaborados en su mayoría en inglés, pero se pueden encontrar en diferentes idiomas, lo que pone de manifiesto la vocación internacional de la agrupación.

La organización dispone de instalaciones mediáticas en cuyo interior se elaboran y se editan los vídeos, y se escribe el material propagandístico. De acuerdo con un informe hecho público por el think tank inglés Quilliam Foundation, hay en total 35 centros mediáticos que producen propaganda yihadista desde todos los rincones del “califato”, siendo los más importantes los de Siria, Irak y Libia.

Desde 2014, la agrupación ha llevado a cabo una intensa campaña propagandística para consolidar su posición en Oriente Medio, así como para hacerse conocido internacionalmente. En 2015 la intensa actividad propagandística no sólo ha seguido, sino que ha aumentado. Sólo en el pasado mes de septiembre, la organización ha hecho públicos alrededor de 84 vídeos, un 68% más con respecto al mes de agosto. Ésta cifra únicamente fue superada por el mes de marzo cuando la agrupación terrorista difundió el récord de 85 vídeos.

Desde el comienzo Daesh ha dirigido su propaganda a audiencias específicas, perfectamente identificables. La gente y los gobiernos locales e internacionales, potenciales simpatizantes o reclutas, y las fuerzas de seguridad de Siria e Irak, han formado parte del target al que ha apuntado la organización. No obstante, si en un principio la propaganda perseguía principalmente fomentar el apoyo a la organización, captar más adeptos, o infundir el miedo, últimamente ésta se ha centrado en mayor medida hacia el interior de la región, en el seno de la población de los territorios a los que controla, para dar apariencia de prosperidad o para evitar una posible rebelión y/o las opiniones en contra. Si en los vídeos propagandísticos era habitual el desfile de rehenes occidentales vestidos de naranja a los que posteriormente se les decapitaba, en los últimos meses han sido habituales las ejecuciones en las plazas públicas en aquellos territorios bajo su control, que no persiguen más que infundir disciplina y miedo entre la población local. La guerra psicológica, por tanto, ha sido una constante y es lo que ha definido desde el principio la propaganda del grupo terrorista.

Redes sociales

Si ha habido algo que ha distinguido la propaganda de Al Qaeda de la de Daesh, ha sido la gran capacidad de éstos últimos de desenvolverse en las redes sociales. Estas se han erigido como plataformas predilectas a la hora de difundir los contenidos propagandísticos. Las redes sociales han constituido, además, un fuente idónea de captación de nuevos seguidores, potenciales combatientes e yihadistas. De acuerdo con el informe ante el Comité de Relaciones Internacionales en la Cámara de los Representantes de Estados Unidos, en el otoño de 2014 había alrededor de 45.000 cuentas de Twitter usadas por sus seguidores. No obstante, a lo largo de 2015, Twitter ha llevado a cabo una dura campaña de eliminación de las cuentas afines, lo que ha obligado a que sus miembros se desplacen hacia otras redes sociales más accesibles. Twitter ha supuesto una auténtica revolución en cuanto a la manera de difundir los mensajes y la hora de coordinar campañas. El sistema hastag ha demostrado ser muy eficaz en este sentido, al facilitar la propagación de los contenidos. En ocasiones, para lograr la mayor difusión posible, Daesh se ha servido de técnicas poco ortodoxas al camuflarse con otros hastags, como fue el caso de la Copa del Mundo de fútbol de Brasil, en la que sus miembros subieron sus propias fotografías junto a hastags relacionados con el Mundial.

A diferencia de Twitter, el uso de Facebook ha ido más allá, al haber sido utilizado como “tienda online” de comercialización de productos que evocaban símbolos de Daesh. Camisetas, sudaderas, hasta juguetes con mensajes que hacían referencias a mensajes del Corán, pero también proclamas a favor del grupo.

Visto lo visto no es disparatado afirmar que la estrategia mediática empleada por Daesh ha supuesto una absoluta novedad que ha pillado desprevenidos a los líderes internacionales y a las empresas privadas de Internet, que han reaccionado tarde a este fenómeno. Un año después de difundirse el primer número de la revista oficial, ésta aún sigue accesible para cualquier usuario que quiera descargarla.

Una actuación conjunta y sincronizada de los Gobiernos internacionales y las empresas privadas podría acabar con la ingente propaganda que tanto éxito ha tenido, para que, por lo menos, se consiga que la organización deje de despertar la simpatía entre los jóvenes musulmanes y no musulmanes de Occidente, y cortar con ello, parte del flujo de combatientes extranjeros a sus filas.