Muhamad Mannah, un inmigrante de origen libanés, controla el mayor grupo empresarial de Paraguay

Por Esma Kucukalic  
Foto:  Muhamad Mannah (a la izquierda) con un grupo en empresarios. 
 
Muhamad Mannah es uno de esos hombres que se ha hecho a sí mismo. Dueño del mayor grupo empresarial de Dutty Free Shops de Paraguay, este inmigrante libanés se ha basado en el trabajo duro, la constancia y la lealtad para asegurarse un sitio en el mercado sudamericano que hoy, no se concibe sin él. Aunque los comienzos no fueron nada fáciles, Paraguay, en palabras de Mannah, sí le ofreció una igualdad de oportunidades que supo aprovechar. La inmigración arabe hacia Sudamérica comenzó aproximadamente hace 120 años. Brasil ha sido el destino mayoritario de libaneses y sirios pero también lo han sido las zonas fronterizas como Ciudad del Este en Paraguay. La mayoría de estos inmigrantes, conocidos como ‘los turcos’ se han visto obligados a moverse de sus países de origen debido a las guerras o a la inestabilidad por lo que en los lugares de destino han intentado siempre crear pequeñas comunidades donde preservar las costumbres, la lengua y las tradiciones culinarias. Una de esas ciudades de destino donde se concentra la mayor comunidad de árabes de Brasil es Foz do Iguaço, conocida por las fabulosas cataratas de Iguazú, la atracción turística más famosa de Sudamérica.  Aquí tuvo su primera parada también Muhamad Mannah. Salió en 1970  del valle de la Bekaa, su lugar natal en Líbano, hacia Paraguay puesto que ya existía una emigración familiar hacia este país. Marchó junto con su hermano Atif y con una idea clara, ser el mayor exponente de venta de artículos de lujo en su nuevo destino.  
 
Apuesta por el comercio 
A diferencia de otras comunidades árabes que se asientan en Europa o incluso en Norteamérica, la población árabe de Sudamérica siempre tuvo claro que el comercio a pequeña escala sería un trampolín de lanzamiento y que los objetivos siempre debían ser convertirse en empresarios de éxito, o bien ofrecerle a sus hijos la mejor educación para que esa segunda generación tuviese mejores oportunidades que los primeros en llegar. La muestra son los numerosos ingenieros, médicos, banqueros o empresarios que hoy son parte fundamental del tejido empresarial de los diferentes países latinoamericanos. Como inmigrante de primera generación, procedente además de una zona rural de Líbano, como la mayoría de sus paisanos en Brasil, Mannah supo desde el principio que el sueño de brindar la mejor educación a sus hijos se ganaría con mucho esfuerzo, pero también con una ventaja respecto de los demás, el talento innato de los libaneses de esa zona para la venta y el comercio. Mannah se mudó junto con Atif a Ciudad del Este en Paraguay, alejada de Foz, lo que supone el largo del Puente Internacional de la Amistad que las divide. Un lugar fronterizo y de paso, en plena revolución aérea de los años setenta, y en la que el negocio de los Dutty Free Shops era una más que buena inversión.  
 
De la Petisquera a Mannah Group  
Han pasado 44 años desde que Muhamad y Atif tomaron aquella decisión y fundaron el grupo La Petisquera. La fachada actual de su sede nada tiene que ver con el viejo edificio alquilado en el que se establecieron en un inicio. El objetivo era asentarse como una empresa de importación de marcas de lujo y calidad, y venderlas a buen precio. Hoy la fachada de la Petisquera es más propia de un gigantesco y acristalado centro comercial que llama e invita al lujo. “Hoy somos ya un mercado histórico en Paraguay con seis filiales, y sin duda, la calidad y el precio justo nos han convertido en ello, algo en lo que siempre hemos sido determinantes”, señala Muhamad. Además de sus artículos, son famosas sus presentaciones de marcas, sus concursos o sus eventos apadrinados por estrellas del país como Miss Paraguay.  
 
Con vistas al futuro 
Su lugar en el mercado paraguayo y sudamericano es más que estable. En estos años, además de su labor como empresario, el empresario ha ejercido como Cónsul Honorífico de la República de Turquía en Ciudad del Este. Casado con una mujer también de origen árabe, sus hijos son esa segunda generación por la que tanto se esforzó Muhamad Mannah. Jóvenes de éxito, con la mejor educación y con poco vínculo con su país de origen, pues la mayoría ni siquiera habla el idioma de sus padres. Lo que sí han heredado es la persistencia y constancia para seguir con el trabajo de su padre en las generaciones futuras.