La adopción de este papel mediador por parte de China viene precedida por un aumento de sus relaciones comerciales y, por ende, de su influencia en la región de Oriente Medio

El ascenso de China como mediador internacional: construyendo la Nueva Ruta de la Seda

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.

En los últimos años China ha adoptado un rol inédito: el de mediador o pacificador. Este cambio se ha reflejado en dos acontecimientos recientes: el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán y la presentación de un plan de doce puntos en el contexto de la guerra de Ucrania. La adopción de este papel mediador por parte de China viene precedida por un aumento de sus relaciones comerciales y, por ende, de su influencia en la región de Oriente Medio, donde podría actuar como pacificadora en la guerra civil de Yemen. Asimismo, Pekín ha desarrollado recientemente tareas de mediación en otros escenarios, como ha sucedido en Afganistán tras el ascenso de los talibanes o en Myanmar tras el golpe de Estado de 2021. Todo ello podría contribuir a consolidar aún más la posición de China no solo en Oriente Medio, sino a escala global, lo que le facilitaría la ejecución de proyectos futuros, entre los que destaca la Nueva Ruta de la Seda, y la lucha por la hegemonía mundial.

Introducción

El ascenso de China en la lucha por ocupar la cúspide del poder mundial —puesto que Estados Unidos ha venido ostentando desde mitad del siglo XX— ha entrado en una fase en la que Pekín utiliza el soft power para ganar terreno a pasos agigantados. El gigante asiático ha aprovechado la coyuntura internacional de los últimos años para ejercer de mediador o pacificador en diversos escenarios, como ha sucedido recientemente en la guerra de Ucrania y en el caso del restablecimiento de las relaciones entre Arabia Saudí e Irán. ¿Qué busca Pekín con estas acciones? El presente trabajo pretende desentrañar las claves de este cambio en la política exterior china, destacando como su eje vertebrador la construcción de la Nueva Ruta de la Seda, anunciada en 2013. Desde entonces la Belt and Road Initiative ha constituido la pieza central de la política exterior de Xi Jinping1, lo que ha conducido a que China deje a un lado el sagrado y distintivo principio de no intervención.

Para responder a la cuestión planteada, analizaremos varios escenarios de conflicto donde China ha actuado como mediadora o pacificadora (Ucrania y Arabia Saudí e Irán) y otros donde existe la posibilidad de que lo haga en un futuro (Yemen, Myanmar y Afganistán). En cada escenario observaremos los intereses geopolíticos que motivan la mediación de China, sus limitaciones para cumplir con este papel y los actores tanto estatales como no estatales que intervienen en el proceso.

China y la mediación entre Arabia Saudí e Irán

La rivalidad entre Arabia Saudí e Irán por convertirse en la gran potencia de Oriente Medio es más que notable. Mientras que Arabia Saudí conforma la cuna del islam y el hogar principal de los suníes y el wahabismo, Irán es el hogar de los ayatolás y el chiismo. Ambos países poseen sistemas económicos distintos e intereses geopolíticos opuestos en la región. Tras la caída del régimen de Sadam Huseín en 2003, Irán y Arabia Saudí, las principales grandes potencias de Oriente Medio, entraron en una especie de nueva guerra fría.

Uno de los acontecimientos más relevantes que refleja la escalada de la tensión entre ambas potencias es la ruptura de las relaciones diplomáticas que se produjo en 2016, a raíz de la ejecución en Arabia Saudí de un clérigo chiita y de la respuesta consecuente desde la embajada de Arabia Saudí en Irán2. Siete años después de los sucesos, en marzo de 2023, ambos países acordaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas3 como resultado de un proceso de diálogo en el que tomaron parte terceros Estados. Entre ellos figuran Omán, considerado un territorio neutral en el golfo Pérsico y país a través del cual se produjeron los primeros acercamientos indirectos entre las dos grandes potencias, y China, que apoyó las negociaciones. A diferencia de Omán, China fue percibida como la anfitriona en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí4. Cuando el acuerdo se hizo público mediante un comunicado, Estados Unidos se mostró reticente a creer en su veracidad y posibilidades de cumplimiento5, e incluso dejó traslucir su cercanía con Arabia Saudí en las conversaciones. No obstante, al menos en un plano formal, Estados Unidos expresó que el papel desempeñado por China no constituía una amenaza para sus intereses6.

Según Al-Jazeera, China estaría planeando celebrar en su territorio una cumbre entre los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo e Irán, acontecimiento que, de producirse, constituiría un hito histórico y una importante victoria diplomática para el Gobierno de Xi Jinping7.

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Desde el punto de vista geopolítico y geoestratégico, el afianzamiento de China en Oriente Medio es clave para que, a medio-largo plazo, el país cuente con suficientes apoyos para controlar o tener preferencia en algunos de los principales puntos del comercio marítimo mundial (canal de Suez y estrecho de Ormuz) y con importantes inversiones en el sector energético de cara al futuro. En los veinte últimos años, la inversión de China en Arabia Saudí ha crecido exponencialmente, incluso ha superado la de Estados Unidos. Ejemplos de ello son el China-Saudi Arabia (Jizan) Industrial Park, un gran proyecto de inversión para afianzar la cooperación entre ambos países en materia de capacidad de producción8, o la participación del China Merchants Group en la adquisición de la red de gaseoductos de Saudi Aramco, la compañía de producción de gas más grande del mundo en 20219. Este último proyecto posee clara implicaciones en materia energética. Así pues, según TYC Finance:

«Natural gas energy is expected to play an important role in Saudi Arabia’s energy transformation. This investment is an important practice of China Merchants Group to fulfil its commitment to promoting green development and environmental protection, and a concrete action to deepen comprehensive strategic cooperation between China and Saudi Arabia, in line with China’s Belt and Road Initiative and Saudi Arabia’s Vision 2030»10.

Por su parte, China ha visto en Irán una oportunidad para colocar bienes de exportación baratos en un mercado ahogado por las sanciones internacionales —fundamentalmente promovidas por Estados Unidos— y para comprar petróleo a bajo coste11, lo que ha creado un clima de tensión entre el Gobierno de los ayatolás y la sociedad civil. En 2021 el Gobierno de Xi Jinping aprobó un acuerdo de cooperación estratégica con Irán: con una visión a largo plazo de veinticinco años, entre las materias del acuerdo se incluye la cooperación económica, militar y en el ámbito de la seguridad12, sobre todo en las áreas de la energía y las infraestructuras13. Según los datos del Atlas for Economic Complexity, China se habría convertido en el principal importador y exportador en Arabia Saudí e Irán, tal y como muestra la siguiente a continuación:

Lo explicado ha supuesto un desplazamiento del dólar a favor del yuan en la compraventa de petróleo entre Irán y China14, parte de un proceso donde el denominado «petroyuán» pretende desplazar al «petrodólar» a nivel mundial15. Este desplazamiento del dólar se ha visto reflejado en otros escenarios, como ha ocurrido en los acuerdos firmados con Arabia Saudí al respecto o en las conversaciones del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) entorno a la creación de una moneda común para el comercio transfronterizo, iniciativa acerca de la cual China tendría mucho que decir16.

En este punto debemos recordar que las rutas marítimas no son las únicas que interesan a China (si bien por ellas circula la mayoría del comercio internacional), pues la construcción de la Nueva Ruta de la Seda (Belt and Road Initiative) implica necesariamente pasar por territorio iraní, tal y como podemos observar en el mapa siguiente.

El propio Xi Jinping ha calificado este proyecto como un cauce mediante el cual «explorar nuevas formas para que los países, tanto vecinos como distantes, logren el desarrollo común y abrir una “vía de felicidad” que beneficie a todos los países del mundo»17. Sin embargo, otras voces acusan a China de llevar a cabo «una diplomacia de la trampa de la deuda»18 haciendo de esta iniciativa un proyecto insostenible a largo plazo, que podría producir verdaderos quiebres no solo en las economías de los países endeudados sino de la propia China19. Asimismo, existen opiniones menos catastrofistas sobre la condena al fracaso del proyecto chino. Por ejemplo, en 2018 un policy paper del Center for Global Development desveló que, de los países implicados en la Nueva Ruta de la Seda, solo siete son calificables como de «alto riesgo» por cuanto respecta su nivel de endeudamiento: Maldivas, Yibuti, Montenegro, Laos, Mongolia, Tayikistán y Kirguistán.

Por su parte, Arabia Saudí e Irán se presentan como países de riesgo bajo, al igual que la mayoría20. En palabras de los autores del artículo: «It is unlikely that BRI will be plagued with widescale debt sustainability problems»21.

En suma, China ha conseguido ser percibida como la artífice del restablecimiento de las relaciones entre Arabia Saudí e Irán, las dos grandes potencias antagónicas de Oriente Medio. Lo ocurrido ha supuesto un incentivo importante para que Pekín se perpetúe en este tipo de diplomacia y acuda a otros escenarios bajo la misma máscara pacificadora. Sin embargo, tras ella se esconde un interés superior: la construcción de la Nueva Ruta de la Seda, proyecto promovido por Xi Jinping para luchar por la hegemonía mundial. La retirada de Estados Unidos de Oriente Medio y su consiguiente desplazamiento hacia el Indopacífico han concedido al gigante asiático una gran oportunidad para que revitalice sus relaciones diplomáticas y económicas con los países del golfo Pérsico, poseedores de recursos petrolíferos, gasíferos y ventajosas oportunidades energéticas y cuya situación geoestratégica resulta clave de cara tanto al futuro como al presente.

China y su papel de mediador en la guerra de Ucrania

Dos semanas después de que se publicara la noticia del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán, Xi Jinping viajaba a Moscú para ofrecer a Vladímir Putin un plan de doce puntos para solucionar el conflicto bélico en Ucrania22. Poco después de presentar el plan al mandatario ruso, Xi Jinping entabló conversación por primera vez desde el inicio de la guerra con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski23.

Tal vez en esta situación el papel mediador asumido por China se pueda ver de forma más clara. Desde una perspectiva geoeconómica, entre la red de puertos donde China ha realizado grandes inversiones destacan el puerto ucraniano de Nikolaev24 y la planta de trituración de Mariúpol25. Estas inversiones se han llevado a cabo a través de la empresa COFCO International, enfocada en el «agronegocio»26, donde destaca la comercialización del grano. La empresa en cuestión pertenece al holding COFCO Group, de propiedad estatal china.

Por otro lado, la guerra de Ucrania había arrastrado a Pekín a una posición cuanto menos incómoda frente a la comunidad internacional. Mientras en la Asamblea General de las Naciones Unidas China se abstenía en las votaciones dirigidas a aprobar las resoluciones de condena a la guerra, Xi Jinping viajaba a Moscú y declaraba mantener con Rusia una «amistad sin límites»27. Conforme avanzaba la guerra, la posición adoptada por Xi Jinping se hacía más incómoda: los paquetes de sanciones impuestos por las potencias occidentales (Estados Unidos y la Unión Europea) amenazaban la estabilidad económica de Rusia, lo que conllevó un pretendido acercamiento del régimen ruso a China. Esta aproximación obligó a Xi Jinping a modular su postura con respecto a la adoptada durante los primeros compases de la guerra. Dentro del contexto de policrisis, pese a su neutralidad frente a la guerra de Ucrania, China no ha visto reducida las inversiones europeas y su mercado sigue siendo robusto y atractivo28. Así pues, la oportunidad de ocupar los espacios dejados por las empresas que abandonaron Rusia, aunque pudiera parecer una buena opción desde el punto de vista económico, no lo sería tanto desde una perspectiva política.

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Incluso tras la reiteración de la «amistad sin límites» en el reciente encuentro entre Xi Jinping y el primer ministro ruso en Pekín29, se podría argüir que, debido a lo expuesto, la posición de China respecto a Rusia podría variar en cualquier momento, y enfriarse sin llegar a la postura antirrusa occidental. Las relaciones entre ambas potencias serían, en este sentido, coyunturales, deudoras del momento y las circunstancias. Por consiguiente, deberían ser vistas desde la perspectiva de un cálculo material de intereses coste-beneficio, teniendo en cuenta factores tan diversos como la pretensión territorial de China en Taiwán, las relaciones económicas con terceros actores y los intereses geopolíticos de Pekín en otros puntos del planeta.

No obstante, desde otro punto de vista, se podría argumentar que el trato entre ambas potencias está derivando en una relación estructural, cuya fractura requeriría de una serie de circunstancias difíciles de prever. Esta relación estaría basada, por un lado, en la oposición común a los valores y los agentes occidentales —encarnados por la UE, la OTAN, Estados Unidos y otras alianzas estratégicas conformadas por sus aliados (AUKUS, por ejemplo)— y, por otro lado, en la conformación de un bloque estratégico de cara al futuro, donde la posición de Rusia podría jugar un papel clave tras el deshielo del Ártico y, a más corto plazo, en el desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda. A ello se sumarían otros intereses, como los aeroespaciales, en los que China viene mostrando gran interés, sobre todo a raíz de la nueva conformación de su Gobierno.

El siguiente objetivo en el golfo Pérsico: ¿Yemen?

La guerra civil en Yemen comenzó hace casi diez años, en 2014. Hasta el momento las relaciones entre Yemen y China habían sido bastante cordiales: Yemen fue el tercer país árabe en reconocer a la República Popular China y la posición de esta última se había limitado a condenar la situación bélica en Yemen, y así fortalecer sus lazos con Arabia Saudí. Sin embargo, ahora que China ha conseguido presentarse como la artífice de la reconciliación entre Arabia Saudí e Irán, varios analistas plantean la posibilidad de Pekín pueda facilitar el camino hacia la paz en Yemen, pues Arabia Saudí e Irán están implicados en el conflicto yemení, apoyando a bandos contrarios, y China quizás podría actuar como mediadora. Uno de los principales puntos que se ha de solventar es el bloqueo marítimo promovido por Arabia Saudí, vigente desde 2015 y detonante de una de las mayores hambrunas actuales. Según Amnistía Internacional, este constituye una «violación grave del derecho internacional humanitario»30.

En aras de que China asegure su predominio en Oriente Medio, desde el punto de vista geopolítico y geoestratégico, Yemen ocupa una posición significativa: controla la entrada y salida al mar Rojo por el estrecho de Bab al-Mandeb y las islas Hanish, situadas en mitad del mismo mar, por lo que estar presente en ellas podría suponer una gran ventaja sobre otros actores31. Respecto a las zonas portuarias, el puerto de Adén se ubica en una posición geoestratégica clave para recortar distancias en las rutas de comercio marítimas; por ello, en 2013 China y Yemen alcanzaron un acuerdo para el desarrollo de sus infraestructuras32. Recuperar la estabilidad podría suponer para Yemen una vuelta a los proyectos de inversiones anteriores a 2014.

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En resumen, según algunos analistas, la estabilidad de Yemen puede jugar un papel clave en el desarrollo de la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda33. No obstante, para lograr este objetivo, China deberá jugar un papel importante entre los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, y prácticamente todos ellos tienen intereses en la guerra, al igual que el propio Yemen e Irán, que no forman parte de la organización. En diciembre de 2022 se dio un importante paso en este sentido cuando se celebró la Cumbre China-Consejo de Cooperación del Golfo, donde se produjo un significativo acercamiento con los países del Golfo34 y Pekín mostró su apoyo al bando del presidente actual de Yemen, Rashad al-Alimi35.

Consolidar el dominio en su hogar: el papel mediador de China en Myanmar

En febrero de 2021 las Fuerzas Armadas de Myanmar (Tatmadaw) protagonizaron un golpe de Estado que derrocó al Gobierno de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Desde entonces, en las calles de Myanmar han tenido lugar numerosas manifestaciones en contra del Tatmadaw donde se solicita la vuelta del régimen «democrático» de San Suu Kyi.

A tal respecto, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) promulgó el denominado «Consenso de los cinco puntos», entre los cuales figura la posibilidad de que la ASEAN actúe como mediadora entre las partes en conflicto36. Sin embargo, el debate actual parece haber excluido la posibilidad de que la actuación de esta organización sea una opción eficaz y viable, y se ha centrado en que China, que no forma parte de la ASEAN, pueda actuar como mediadora.

No obstante, parece que Pekín tiene determinados intereses económicos que hacen que la relación con el Tatmadaw le resulte más beneficiosa que la mantenida anteriormente con el Gobierno de San Suu Kyi. En efecto, China posee intereses geopolíticos en Myanmar: utilizar el país como lugar de tránsito hacia las aguas del Índico, concretamente hacia el golfo de Bengala. Esta ruta requiere de un clima controlado en la zona noroeste de Myanmar, en la que se ubica el estado de Rakhine, donde se producen los conocidos incidentes entre las fuerzas birmanas y el grupo étnico de los rohinyás. Desde el golpe de Estado, a este conflicto se suma la oposición social al régimen militar, lo que ha llevado al establecimiento de un toque de queda en la ciudad de Sittwe por el auge de la violencia.

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Al sur de Sittwe se sitúa la localidad de Kyaukphyu, donde el consorcio chino CITIC Group ha logrado firmar un acuerdo con la Junta Militar birmana dentro del marco del Corredor Económico China-Myanmar, parte de la mencionada iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda37. Este acuerdo permite que China tenga acceso a las rutas marítimas del Índico sin pasar por el transitado estrecho de Malaca38. No se trata del único proyecto de China en la zona: en 2017 y 2018 los gaseoductos y oleoductos que conectan la provincia china de Yunnan con las localidades de Kyaukphyu y Sittwe, al oeste de Myanmar, comenzaron a funcionar39.

El apoyo de China a Myanmar se puede apreciar incluso en la sede de las Naciones Unidas, donde ha vetado las resoluciones sobre la situación de los rohinyás. No obstante, en diciembre de 2022 el Consejo de Seguridad consiguió emitir una resolución en la que urge al fin de la violencia y la creación de condiciones idóneas para la vuelta de los rohinyás40. Tom Andrews, el relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar, considera la resolución insuficiente para enfrentar la situación41.

Así las cosas, la actitud de China hacia Myanmar hace entrever que la asunción de un papel mediador podría ir en contra de sus intereses mientras las relaciones con el Tatmadaw continúen siendo económicamente rentables y no obstaculicen el avance de los proyectos de Pekín en la región. En mayo de 2023, el ministro de Asuntos Exteriores de China visitó Myanmar y fue recibido por el líder del Tatmadaw, Min Aung Hlaing42, lo que refuerza la imagen de apoyo de Xi Jinping a la Junta Militar.

Afganistán, ¿cuán importante es para China?

A primera vista puede parecer que la situación de Afganistán resulta indiferente para el Gobierno de Xi Jinping, sobre todo teniendo en cuenta que China no es la principal aliada económica de Afganistán. Sin embargo, esto no es del todo cierto: como demuestra el mapa de la Ruta de la Seda, Afganistán constituye un territorio clave en el proyecto y, por tanto, para el Gobierno chino es importante promover un clima de paz y estabilidad. Muestra de ello son la participación de Afganistán en el Belt and Road Forum de 2017 o las reformas internas llevadas a cabo por el anterior Gobierno para que el país se alineara con las necesidades del proyecto chino43. El embajador de China en Afganistán, Yao Jing, expresó que este Estado era esencial para que Pekín pudiera conectarse con el resto del mundo44.

Al igual que ha sucedido en la península Arábiga con el desplazamiento de Estados Unidos hacia el Indopacífico, en Afganistán la retirada de las tropas estadounidenses instada por el presidente Joe Biden ha brindado al gobierno de Xi Jinping la oportunidad de actuar como pacificador en el territorio controlado por el nuevo Gobierno talibán, que tanta conmoción han causado en el resto del mundo.

Los intereses que hacen necesaria la intervención de China en Afganistán como pacificadora son tres:

  1. Desde el punto de vista de la seguridad, un objetivo prioritario de Xi Jinping es controlar el auge del movimiento uigur en el marco del Partido Islámico del Turquestán (PIT), cuya naturaleza yihadista lo convierte en una amenaza para la seguridad en el frente oeste de China. Desde su nacimiento en 2002, este partido o movimiento, considerado terrorista por China y las instituciones internacionales, ha estrechado lazos con otras organizaciones terroristas como Al-Qaeda o con los talibanes45. El objetivo principal de dicho movimiento es la creación del Estado independiente del Turquestán Oriental, que comprendería parte de Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán, Pakistán, Afganistán y la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en China46. La urgencia condujo a tomar medidas de seguridad en la región de Asia Central en 2016, cuando se creó el Mecanismo Cuadrilateral de Coordinación y Cooperación (MCCC) junto a Pakistán, Afganistán y Tayikistán. Sin embargo, con la retirada de Estados Unidos de Afganistán y el ascenso talibán, las posibilidades de acudir a este foro de diálogo parecen haberse reducido. En el contexto descrito, el temor a un aumento del islamismo radical47 ha revitalizado los intereses de China en la seguridad de su frontera oeste, donde su aliado principal es Tayikistán.
  2. Afganistán constituye un fracaso por parte de Occidente en su intento de instaurar la paz y la democracia. El hecho de que China aparezca como artífice de la paz en Afganistán —al igual que sucedió con el restablecimiento de las relaciones entre Arabia Saudí e Irán— puede suponer un punto a favor en su lucha contra la hegemonía no solo de Estados Unidos, sino de los valores occidentales.
  3. Afganistán puede convertirse en un destino idóneo para la inversión china por el grado de subdesarrollo del país; sin embargo, cuanto más intenso es el clima de violencia, mayor es el riesgo que entraña una inversión. Así pues, en 2015 Fan Jinghui, un periodista chino, fue ejecutado en Siria por el Dáesh48 o, más recientemente, se han producido ataques de los uigures a población china en Afganistán49. Por tanto, para invertir con éxito es necesario generar un clima de seguridad idóneo.

En suma, las relaciones entre el Gobierno de los talibanes y Xi Jinping pueden resultar fructíferas, pues están amparadas por la existencia de intereses recíprocos y una historia de cierta cordialidad (China siempre los ha respetado como actores legítimos)50. Sin embargo, para incentivar las inversiones en territorio afgano, se deberá asegurar un clima de cierta seguridad, lo que exige una oposición común a otros movimientos de corte islamista.

Conclusiones

En los últimos años China ha ido tejiendo una red basada en acuerdos económicos y en el aumento de las relaciones comerciales con actores como Arabia Saudí o Irán, situados en zonas geopolíticas y geoestratégicas relevantes (el politólogo Zbigniew Brzezinski denomina a estos enclaves «pivotes geopolíticos»)51. En otros casos, Pekín se ha visto abocado a ejercer un papel mediador para mantener una posición menos incómoda ante la comunidad internacional, como ha ocurrido en la guerra de Ucrania. Ambos modos de actuar tienen un punto en común: sirven de acicate para la legitimación de China ante el resto de los Estados como actor «pacificador», en sustitución de los Estados Unidos, y mediante medios diferentes a los utilizados en su día por este último país. Desde la perspectiva de la lógica social, el nuevo rol de China —que no había sido expresado hasta hace pocos años— parece buscar que su papel de superpotencia se legitime también en el ámbito del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, lo que consolidaría aún más su carácter de superpotencia y supondría un punto a favor de Pekín en la lucha por ocupar un papel hegemónico en la comunidad internacional. Según Hedley Bull, esa asunción del rol de superpotencia estaría supeditada a que los demás sujetos de la comunidad internacional reconocieran a China como tal52 y, por ende, le otorgaran dicha identidad.

Dado el aparente triunfo de la mediación entre Arabia Saudí e Irán, a la espera de que estas nuevas relaciones fructifiquen y deriven en un avance de la paz en Oriente Medio, los Estados Unidos deberían replantear su posición ante la crisis de Yemen para detener el avance de China como potencia mediadora y su predominancia en Oriente Medio dentro de un contexto histórico donde la importancia de las rutas comerciales seguirá aumentando. En este sentido, la lógica de la nueva contención referida a China en el Indopacífico se ve amenazada por la brecha en Oriente Medio, que podría avanzar hacia otros países del globo.

En suma, Xi Jinping ha demostrado ser un auténtico estratega de la diplomacia y la geopolítica aprovechando los vacíos de poder dejados por las potencias occidentales, utilizando una narrativa propia y sabiendo manejar sus capacidades económicas y la experiencia obtenida de la historia china desde mediados-finales del siglo XIX. Todo ello constituye una muestra más del cambio que se está produciendo en el orden internacional.

Guillermo Moya Barba*
Graduado en Relaciones Internacionales

Referencias:

1 ROY, Meena Singh. «Afghanistan and the Belt and Road Initiative: Hope, scope, and challenges», Asia Policy, n.o 24. Julio de 2017, p. 103.
2 BBC NEWS MUNDO. «Arabia Saudita rompe relaciones diplomáticas con Irán a raíz de las protestas por la ejecución de al Nimr». 3 de enero de 2016. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160103_ult_not_arabia_saudita_rompe_relaciones_iran_p pb
3 AGENCIAS. «Irán y Arabia Saudí anuncian el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas tras años de enfrentamiento», El País. 10 de marzo de 2023. Disponible en: https://elpais.com/internacional/2023- 03-10/iran-y-arabia-saudi-anuncian-el-restablecimiento-de-sus-relaciones-diplomaticas-tras-anos-de- enfrentamiento.html
4 ESCALONILLA, Álvaro. «Arabia Saudí busca en Omán un aliado para el acercamiento con Irán», Atalayar. 5 de mayo de 2021. Disponible en: https://www.atalayar.com/articulo/politica/arabia-saudi- busca-oman-aliado-acercamiento-iran/20210505145005151066.html
5 John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional, expresó:
«We welcome the agreement between Iran and Saudi Arabia, which we hope can lead to an end to the Yemen war and attacks on Saudi Arabian soil by Iran-backed rebels in Yemen. But that remains to be seen» (THE IRAN PRIMER. «U.S. on Iran-Saudi Rapprochement & China». 15 de marzo de 2023.
Disponible en: https://iranprimer.usip.org/blog/2023/mar/15/us-iran-saudi-rapprochement-china).
6 Idem.
7 AL JAZEERA. «China to hold GCC-Iran summit: Report». 13 de marzo de 2023. Disponible en: https://www.aljazeera.com/news/2023/3/13/china-to-hold-gcc-iran-summit-reports
8 YANG, Zishi et al. (2020). «The China-Saudi Arabia (Jizan) Industrial Park under the Belt and Road Initiative», Asian Journal of Middle Eastern and Islamic Studies, vol. 14, n.o 4. Noviembre de 2020, pp. 1-
Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/347144488_The_China- Saudi_Arabia_Jizan_Industrial_Park_under_the_Belt_and_Road_Initiative
9 TYC FINANCE. «China Merchants Capital to participate in the acquisition of Saudi Aramco’s $15.5 billion natural gas pipeline network». 25 de febrero de 2022. Disponible en: http://www.tycfinance.com/eninfoc_details/id/89
10 Idem.
11 VAISI, Ghazal. «The 25-year Iran-China agreement, endangering 2,500 years of heritage». MEI, 1 de marzo de 2022. Disponible en: https://www.mei.edu/publications/25-year-iran-china-agreement- endangering-2500-years-heritage
12 MOTAMEDI, Maziar. «Iran says 25-year China agreement enters implementation stage». Al Jazeera, 15 de enero de 2022. Disponible en: https://www.aljazeera.com/news/2022/1/15/iran-says-25-year-china- agreement-enters-implementation-stage
13 BAYOUD, Aurore. «Irán y China firman un acuerdo de cooperación comercial por 25 años». France 24, 27 de marzo de 2021. Disponible en: https://www.france24.com/es/medio-oriente/20210327-iran-china- acuerdo-comercial-petroleo
14 BBC. «China buying oil from Iran with yuan». 8 de mayo de 2012. Disponible en: https://www.bbc.com/news/business-17988142
15 CERDÁN, María. «El petroyuán y la influencia china en el Golfo», Atalayar. 2 de febrero de 2023. Disponible en: https://www.atalayar.com/articulo/reportajes/el-petroyuan-y-la-influencia-china-en-el- golfo/20230202151756160010.html
16 HE, Laura (2023). «Por qué China y Japón rezan para que EE. UU. no caiga en incumplimiento del pago de la deuda». CNN, 25 de mayo de 2023. Disponible en: https://cnnespanol.cnn.com/2023/05/25/analisis-china-japon-ee-uu-impago-deuda-trax/
17 MINISTRY OF FOREIGN AFFAIRS OF THE PEOPLE’S REPUBLIC OF CHINA. «Xi Jinping asiste a
ceremonia de inauguración de Sesión Plenaria de Segundo Foro Económico Euroasiático de Unión Económica Euroasiática y pronuncia discurso». 25 de mayo de 2023. Disponible en: https://www.fmprc.gov.cn/esp/wjdt/wshd/202305/t20230526_11084196.html
18 RUIZ AZNAR, Ana. La Nueva Ruta de la Seda: impacto en las relaciones entre la Unión Europea y China. Universidad Autónoma de Madrid, 2020, p. 5. Disponible en: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/692225/ruiz_aznar_ana_tfg.pdf?sequence=
19 YEUNG, Jessie. «China otorgó enormes préstamos a algunos países durante años. Ahora está gastando miles de millones para recuperarlos». CNN, 29 de marzo de 2023. Disponible en: https://cnnespanol.cnn.com/2023/03/29/china-otorgo-enormes-prestamos-paises-ahora-gasta-miles-de- millones-recuperarlos-trax/
20 HURLEY, John, MORRIS, Scott y PORTELANCE, Gailyn. (2018). «Examining the Debt Implications of the Belt and Road Initiative from a Policy Perspective» (CGD Policy Paper, n.o 21). Center for Global Development, Washington D. C., p. 16. Disponible en: https://www.cgdev.org/sites/default/files/examining-debt-implications-belt-and-road-initiative-policy- perspective.pdf
21 Ibidem, p. 21.
22 KINDELÁN, Carlos G. «Estos son los 12 puntos para lograr la paz que Putin no ve con malos ojos… y que Ucrania mira con recelo», 20minutos. 22 de marzo de 2023. Disponible en: https://www.20minutos.es/noticia/5111708/0/estos-son-los-12-puntos-del-plan-chino-para-lograr-la-paz- que-putin-no-ve-con-malos-ojos-y-que-ucrania-mira-con-recelo/
23 ABRIL, Guillermo. «Xi Jinping y Zelenski hablan por primera vez desde el inicio de la guerra en Ucrania», El País. 26 de abril de 2023. Disponible en: https://elpais.com/internacional/2023-04-26/xi- jinping-y-zelenski-hablan-por-primera-vez-desde-el-inicio-de-la-guerra-en-ucrania.html
24 COFCO INTL. «COFCO around the world: Ukraine - a solid partnership with potential to grow». 5 de agosto de 2021. Disponible en: https://www.cofcointernational.com/newsroom/cofco-around-the-world- ukraine-a-solid-partnership-with-potential-to-grow/
25 COFCO INTL. «Humans are complex, but key to zero accidents». 27 de noviembre de 2019. Disponible en: https://www.cofcointernational.com/newsroom/humans-are-complex-but-key-to-zero- accidents/
26 COFCO INTL. «Construyendo un agronegocio líder a nivel mundial comprometido a proveer los alimentos que el mundo necesita de manera responsable». 2021.
27 SANAHUJA, José Antonio. «Guerras del Interregno: la invasión rusa de Ucrania y el cambio de época europeo y global», Anuario CEIPAZ 2021-2022. 2022, p. 56.
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