Islamismo político: ¿movimiento en auge o en declive?

Paco Soto

Pie de foto: Olivier Roy, investigador francés especializado en estudios islámicos.

Francia es en la Unión Europea (UE) el país donde vive el mayor número de musulmanes: más de cinco millones, de los cuales muchos son ciudadanos franceses. La mayoría de los musulmanes son personas pacíficas que se han integrado en la sociedad, pero existen algunos sectores que no lo han logrado. Este segmento de la población musulmana, ubicado mayoritariamente en las barriadas periféricas de las ciudades grandes y medianas, las famosas ‘banlieues’, es el que vive de manera más directa la islamofobia y la marginación económica y social. El salafismo combatiente ha conseguido infiltrarse en el tejido social musulmán, y, aunque represente a una ínfima proporción de los ciudadanos de confesión musulmana, ejerce una auténtica dictadura en los barrios donde ha logrado implantarse. El sector más fanático del movimiento salafista optó hace años por la violencia y el terrorismo, y el pasado mes de noviembre demostró su faceta más cruel al llevar a cabo una matanza en París en la que perdieron la vida 130 personas. En este contexto, la cuestión del islam y de la integración de los musulmanes en Francia levanta pasiones, filias y fobias. Los investigadores sobre el mundo árabe y musulmán, los islamólogos, los expertos en islamismo político y yihadismo y otros especialistas franceses se sitúan a la vanguardia del mundo académico europeo.

Olivier Roy

En la actualidad, uno de los más destacados y controvertidos investigadores es Olivier Roy. Nacido en 1949, Roy es un investigador especializado en estudios islámicos, que ha dado clases en el Institut d´études politiques de París y en la École des hautes études en sciences sociales. Además, es director de investigación en el CNRS de París e investigador asociado del Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales (CERI), y desde septiembre de 2009 es profesor en el Instituto Universitario Europeo de Florencia (Italia), donde dirige el Programa Mediterráneo. Buen conocedor de las relaciones entre política y religión en el mundo musulmán, Roy es autor de libros como ‘Afghanistan, Islam et modernité politique’, ‘Généalogie de l'islamisme, Les illusions du 11 septembre’, ‘Secularism Confronts Islam’ y ‘L’Islam mondialisé’.

Sin futuro asegurado

Contra viento y marea, en varios de sus libros y en artículos, conferencias y entrevistas, Roy defiende la tesis de que ni el islamismo político ni el terrorismo yihadista tienen el futuro asegurado. Según el investigador francés, a pesar de victorias electorales en varios países musulmanes, los movimientos islamistas carecen de verdadera alternativa política a los problemas de las sociedades a las que dicen defender, y cuando llegan al poder y gobiernan, cometen los mismos fallos que las clases dirigentes tradicionales: autoritarismo, nepotismo, corrupción, estrategias económicas disparatadas que enriquecen a unos pocos y mantienen a la gran mayoría de la población en la pobreza… La tesis de Roy queda clara en su libro ‘L’échec de l'islam politique’ (La derrota del islam político). En esta obra, el investigador hace un planteamiento aparentemente paradójico: el auge de los movimientos islamistas es una cortina de humo que no permite ver la derrota del islam político.

Según Roy, por mucho que los islamistas se empeñen en afirmar que en el Corán está su programa de gobierno, las experiencias prácticas en el poder de los movimientos que se reclaman del islam político demuestran que el concepto de Estado islámico es contradictorio e imposible de realizar. La experiencia de los gobiernos islamistas en países como Marruecos, Túnez, Egipto o Turquía parece darle la razón a Roy. A su juicio, el fracaso del islam político es “la derrota de su ideología, la idea de que podemos crear un Estado islámico basado en el Corán, donde hubiera una justicia islámica, una economía islámica e instituciones islámicas”. Por eso, apunta Roy, en países como Túnez y Turquía, los islamistas de Ennahda han tenido que abandonar el poder mientras que el AKP turco no se presenta como una fuerza islamista y religiosa, sino “conservadora, muy conservadora, porque sabe que lo otro no funciona”.

Pie de foto : El salafismo combatiente ha extendido su poder en las barriadas pobres de muchas ciudades francesas. 

La derrota del yihadismo

El yihadismo combatiente, en la versión de Al Qaeda, Daesh u otros grupos, según Roy, a pesar del daño que causa, tampoco ha alcanzado su meta: la sublevación de las masas musulmanas en los países islámicos y occidentales a favor de la proclamación del califato a escala mundial. En el caso de Daesh, Roy pone el acento en que este movimiento terrorista es “el hijo de Bin Laden y Sadam Husein; son yihadistas y globalistas como la gente de Bin Laden. Reclutan entre muchos jóvenes desorientados en Occidente y algunos países árabes”, y “han decidido crear una base territorial”. Atraen, sin lugar a duda, a muchos jóvenes a través de la “aventura, un cierto romanticismo y fascinación, pero no dura mucho tiempo, porque o bien mueren o regresan a sus lugares de origen”. Olivier Roy está convencido de que “la yihad internacional sustituye o prolonga la búsqueda de la revolución” que tanto fascinó a muchos jóvenes en los años sesenta y setenta del siglo pasado. En este sentido, afirma que “Al Qaeda es el hijo ilegitimo de la Baader-Meinhof [banda terrorista alemana de extrema izquierda en los años setenta]”.

En la misma línea, considera que los movimientos violentos de la ultraizquierda del siglo pasado, que en muchos casos colaboraron estrechamente con grupos palestinos y árabes partidarios del terrorismo, abrieron las puertas al yihadismo. “La voluntad de hacer tabla rasa, de partir de cero y, sobre todo, de ser los héroes de un mundo nuevo” está muy presente en los jóvenes radicalizados, en los que  en el pasado defendieron la Revolución Cultural china, que causó miles de muertos, y entre los que hoy en día apuestan por el yihadismo, asegura Olivier Roy. La religión no es el elemento principal de grupos como Al Qaeda y Daesh, sino un “instrumento apocalíptico y nihilista” y “un eslogan” para engañar a muchos jóvenes; por eso mismo, destaca Roy, grupos como Daesh o Al Qaeda “no reclutan entre sectores tradicionales” y en torno a 25% de los nuevos terroristas son personas que se han convertido al islam.

Pie de foto: Gilles Kepel, politólogo, orientalista y académico francés.

La tesis de Kepel

Por otra parte, el politólogo, orientalista y académico Gilles Kepel también defiende la tesis del declive del islam político. Especialista en el islam y en el mundo árabe, Kepel es doctor en Sociología y en Ciencias Políticas, y ha sido profesor en la Universidad de Nueva York y en la Columbia University. Además, es académico y director de la cátedra Oriente Medio Mediterráneo en el Institut d'études politiques de París, así como director científico del primer ciclo sobre el Oriente Medio Mediterráneo del Instituto de Estudios Políticos de la ciudad francesa de Menton. En su ensayo ‘Yihad’, publicado en el año 2000, Kepel analiza el desarrollo del islam político, y concluye que su desarrollo es señal inequívoca de su declive. Esta tesis la confirma Kepel en el análisis de los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, y la reafirma en ‘Fitna’ (2004). En este trabajo, el politólogo francés presenta al islamismo político como una forma de guerra civil en el seno mismo del islam. Esto es lo que intenta llevar a cabo un grupo yihadista como Daesh, recalca Kepel en artículos y entrevistas periodísticas. Kepel es autor de obras como ‘Les banlieues de l´Islam. Naissance d´une religion en France’, ‘A l´ouest d´Allah’, ‘Du Jihad à la Fitna’ y ‘Al-Qaeda dans le texte’.