Marruecos y la economía circular

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El cambio climático es el problema ambiental más grave al que se enfrenta la humanidad. Algunos países están adoptando el modelo económico circular frente al insostenible modelo tradicional o lineal.

Marruecos, bajo las orientaciones del Rey Mohamed VI, se comprometió, desde hace ya más de 20 años, con el medio ambiente y con el desarrollo sostenible. Hoy, está inmerso en el proceso de transición hacia una economía circular con énfasis en las energías renovables con el fin de adaptarse al cambio climático, de reducir su impacto y de crear nuevas oportunidades.

La economía circular consiste en producir bienes y servicios de forma sostenible limitando el consumo, el desperdicio de recursos y la generación descontrolada de desechos. Trata pues de reparar, reutilizar y reciclar materiales todas las veces que sea posible. Con ello se pretende transitar de una sociedad que lo tira todo a ese “cubo de basura” llamado medio ambiente a una sociedad que lo recicla todo. Además de ahorrar importantes costes de producción, asegura un desarrollo sostenible, ya que el ciclo de vida de los productos es mucho más largo y sin impacto medioambiental.

El tránsito hacia la economía circular puede resumirse en energías renovables, tratamiento de aguas y desechos domésticos, industriales y agrícolas o materia prima y bienes biodegradables, donde la eco-innovación (procedimientos) y la eco-concepción (diseño) constituyen la base de dicha transición.

Desgraciadamente, no son muchos los países que impulsan el modelo circular. China, país que más contamina junto con EE. UU., destaca en el reciclaje, por economía de costes, aunque suspende en lo referente a las energías altamente contaminantes. Por otro lado, la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. publicó, en 2021, su estrategia nacional basada en el reciclaje como parte de la economía circular.

Son los países de la UE los que capitanean el ranking en base al plan de acción de 2015, renovado en 2020 con validez hasta 2050, que constituye uno de los principales instrumentos del pacto verde para Europa. Entre los países que más destacan en la producción circular están Holanda, Finlandia, Alemania, Bélgica, Francia, España o Portugal.

En África, Marruecos encabeza esta transición con varios proyectos verdes en el campo de la eco-innovación, el uso eficiente de recursos naturales o las renovables en las que destaca como líder mundial. No en vano el país lleva años intentando deshacerse de las energías fósiles. Así, en 2009, estableció el objetivo del 42% de capacidad de energía renovable para el 2020. Espera alcanzar el 52% para 2030. El objetivo final está fijado para el año 2050, donde la totalidad de la energía que se consuma en Marruecos sea 100% ecológica.

Ya dispone de las más grandes plantas solares del mundo, Nour I y II, en Ouarzazate. Además, cuenta con una docena de centrales eólicas situadas en Tánger, Midelt, Essaouira, Tarfaya, Bojador y Dajla, entre otras. Además de las tradicionales centrales hidráulicas.

En la actualidad, el país está desarrollando la energía procedente del hidrógeno y amoniaco verde. Se espera el lanzamiento de dos proyectos, Marca Marruecos, para la producción y comercialización de bajo hidrógeno a través de las empresas Moroccan Energy for Sustainable Energy Masen y HEVO Ammonia Morocco. Así, en la Cumbre Mundial Power-to-X, celebrada en Marrakech el pasado mes de junio, los países europeos confirmaron el potencial de Marruecos en la creación de renovables señalando que, muy pronto, el país será el primer proveedor de hidrógeno verde de Europa.

Desde 2016, año en el que se celebró la COP22, la exitosa cumbre de Marrakech sobre el cambio climático existe una ley que prohíbe la producción, importación, exportación, comercialización y uso de bolsas de plástico. Asimismo, está el Plan Nacional del Clima 2020-2030, que tiene por objetivos fortalecer la capacidad de adaptación y de transición hacia una economía baja en emisión de gases, implementar políticas climáticas nacionales a nivel local, así como fomentar la innovación y la sensibilización.

Según MIT Technology Review, Marruecos es líder en materia energética ecológica de África y de Oriente Medio. Y la Agencia Internacional de Energía (AIE) destaca en su informe anual el avance de Marruecos en las renovables y en la descarbonización del país. Además, el Banco Africano para el Desarrollo (BAD) acaba de expresar su deseo de extender el modelo marroquí al Sahel. En el mes de mayo pasado, Marruecos fue llamado a presidir la 6ª Asamblea de Naciones Unidas para el Medio Ambiente por un mandato de dos años.

Aparte de las renovables, Marruecos lucha por implementar los principios de economía circular al tratamiento de los desechos domésticos. Y, como medidas paliativas del efecto invernadero, el país está tratando las aguas residuales con numerosas depuradoras, al tiempo que desaliniza el agua del mar con plantas en pleno rendimiento y otras en construcción. Además, está previsto construir 170 presas para 2030. El presidente de la Comisión Internacional de Riego y Drenaje (ICID, en inglés) señaló que Marruecos es un ejemplo para los países africanos.
Por supuesto la implementación de la economía circular está perfectamente en línea con el 4º eje del Nuevo Modelo de Desarrollo (NMD) de Marruecos sobre “Territorios y sostenibilidad” que aboga por preservar “los recursos naturales y fortalecer la resiliencia de los territorios ante el cambio climático”.

Marruecos está a la vanguardia de las tendencias económicas y tecnológicas y no podía faltar a su cita con el clima y el desarrollo sostenible. Dispone de dos mares, ríos, minas y minerales, cordilleras montañosas, bosque, playa, fauna y flora. Recursos con los que el Reino ha sido bendecido. Debemos explotarlos y legarlos a las futuras generaciones.

La economía circular constituye así una verdadera palanca económica para Marruecos. Podemos hablar del valor económico (nuevas inversiones, creación de nuevos puestos de trabajo y mejora de la competitividad de las empresas), del valor climático (calidad del aire, de los mares, ríos, bosque y costa), del valor sanitario (prevención de infecciones digestivas, respiratorias o cardiovasculares) y, por último, del valor social (conciencia social, solidaridad y bienestar sociales).

La empresa privada debe acompañar el gigantesco esfuerzo del Reino para transitar hacia una economía circular resiliente adaptando su modelo de negocio a través de la eco-innovación y la eco-concepción.
 

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