Opinión

Washington reaviva el terrorismo en Siria tras la elección de Bashar al-Assad 

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Las posiciones de Estados Unidos en Siria se han ido debilitando en los últimos años a medida que las autoridades sirias han ido restaurando las infraestructuras civiles y los institutos gubernamentales destruidos durante la larga guerra. Tras la celebración con éxito de las elecciones presidenciales, Damasco derrotó el plan de la Casa Blanca para el establecimiento de un Gobierno sirio títere.

Al parecer, esta situación no convenía a los servicios especiales y de inteligencia estadounidenses. Los dirigentes de la agencia central de inteligencia encontraron rápidamente la solución en las cárceles de militantes del Estado Islámico custodiadas por las milicias leales a la administración autónoma kurda. En particular, comenzaron a reclutar extremistas en las prisiones de Gweiran y Chaddadi, situadas en la provincia de Hasakah. Los yihadistas fueron considerados por la inteligencia estadounidense como la herramienta más adecuada para lograr los objetivos políticos y militares de Estados Unidos en Siria. ¿Cuál es la motivación del Pentágono para esto?

En primer lugar, los expertos militares estadounidenses conocen mejor que nadie todos los aspectos y tienen una experiencia impresionante en el uso de grupos armados en conflictos extranjeros en nombre de los intereses estadounidenses. Todo el mundo conoce la lista de ejemplos. Los más importantes entre los más recientes son Afganistán, Libia y, por supuesto, Siria, donde Washington apoyó al Ejército Sirio Libre en su guerra contra las fuerzas armadas sirias. El uso de la "guerra por delegación" ha demostrado su utilidad durante muchos años, por lo que es probable que los líderes militares estadounidenses hayan seguido apoyando esta estrategia.

En segundo lugar, la aparición del propio Estado Islámico se debió a actividades de inteligencia encubiertas a largo plazo. El expresidente estadounidense Barak Obama reconoció este hecho en una de sus entrevistas. Es de suponer que Washington simplemente está preparando un "renacimiento" de extremistas bien entrenados, desesperados por el dinero y su salida de las cárceles, para llevar a cabo operaciones subversivas en el centro de Siria.

En otras palabras, el método de explotar a los militantes no es nuevo para EE.UU., ya han creado un grupo poderoso, que supondrá una seria amenaza para el ejército sirio con un poco de entrenamiento y acceso a las armas necesarias. Es en estas actividades en las que han centrado sus esfuerzos los asesores militares estadounidenses, que están entrenando a los militantes para llevar a cabo operaciones subversivas en el centro de Siria. Además de los ataques armados, cabe destacar que las tareas de los terroristas incluyen la destrucción de las líneas de suministro y el establecimiento del control de los pasos fronterizos entre Irak y Siria. Además, la agencia central de inteligencia considera que varios extremistas bien entrenados son capaces de asesinar al presidente de Siria y a otros altos cargos.

Es difícil discutir el hecho de que una serie de atentados terroristas en los territorios controlados por el gobierno no sólo corre el riesgo de hacer saltar por los aires la reputación de las autoridades sirias, sino que también contribuirá a mantener la amenaza de una mayor distribución del terrorismo internacional. Muchos medios de comunicación convencionales no se mantendrán al margen de los acontecimientos y llenarán la escena mediática con numerosas publicaciones sobre la supuesta incapacidad de Bashar al-Assad para garantizar la seguridad de los ciudadanos sirios.

Sólo podemos esperar que Damasco y la comunidad internacional no permitan este comportamiento arbitrario y la violación de las leyes internacionales. Este tipo de aventuras por parte de los servicios de inteligencia estadounidenses difícilmente les permitirán alcanzar un objetivo deseable, sino que muy posiblemente pueden provocar un derramamiento de sangre y el resurgimiento del terrorismo de nuevo no sólo en Siria, sino en todo Oriente Medio.