Agárrense que vienen curvas (I)

Madrid, capital mundial del turismo, ha conquistado ya la próxima década. Un futuro que ya está aquí, al alcance de la mano. Fitur ha cerrado sus puertas batiendo todos los récords. Y las abrió anunciando el retorno 45 años después (1981) del Gran Premio de España de Fórmula 1 a celebrar de 2026 a 2035.
Será una década prodigiosa. Mejor carrera, mejor circuito, mejor ciudad. IFEMA (Institución Ferial de Madrid) será principio y final de etapa del circuito urbano, con un recorrido de 5,4 kilómetros; uno de los trayectos técnicamente más innovadores del mundo. Veintitrés curvas. Agárrate.
Se estiman unos ingresos de 450 millones y la creación de 8.500 puestos de trabajo cada año. Se activarán la cultura, la gastronomía, los bares, los hoteles, los teatros, las compras y los museos. Una decisión revolucionaria de Isabel Díaz Ayuso y de José Luis Martínez-Almeida. Hay que subrayar el trabajo profesional del presidente de esta entidad ferial, José Vicente de los Mozos.
Comunidad y Ayuntamiento remando juntos y en la misma dirección. 120 países y una audiencia televisiva de 1.000 millones de personas garantizan un impacto de la imagen de España, sencillamente brutal. Imparable.
Y en la mitad de la Feria, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció “in situ” una inversión de 2.400 millones de euros para agrandar el Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas. La transformación contará con una estación del AVE que permitirá a los viajeros alcanzar Barcelona, Sevilla o Valencia en menos de tres horas. No hay quien dé más.
La ambición de España como destino turístico es llegar a los 100 millones de visitantes anuales antes de que termine esta década. El pasado año, superamos los 83 millones. La industria turística supera ya el 12% del PIB con ingresos de más de 16.000 millones de euros. Y todo en un entorno digital como hemos visto en esta XLIV edición.

La vuelta al mundo
Dice un refrán chino que el éxito de un viaje depende siempre de la dirección del primer paso. Nosotros dimos 22.000 para recorrer los cinco continentes en Fitur 24.
Tras la pandemia maldita de esta década, viajar se ha convertido en una necesidad vital para el alma y para el cuerpo. Viajar es, sobre todo, vivir. Vivir y soñar. Conocer es amar. Salir de la zona de confort habitual es encontrar nuevos destinos, otros desafíos, sorpresas; es descubrir horizontes lejanos en una sonrisa o en una lágrima. Hablamos de compartir aventuras acompañados por alguien que nos ayuda y nos protege o de perdernos en una playa solitaria para encontrarnos a nosotros mismos.
Los nueve pabellones de IFEMA se extienden alojan a más de 130 países. Madrid se convierte durante cinco días en el punto de encuentro para que millones de personas de todo el mundo piensen que vivir merece la pena todavía. Y ahora más que nunca cuando el coronavirus ha descubierto nuestra vulnerabilidad.

Por fortuna, la agenda 2030, nos permite gozar de unas estancias ecológicas, sostenibles, diversas y verdes. La globalización es un antídoto contra el racismo y la xenofobia. Fitur es además de un templo de respeto, un espacio de convivencia y tolerancia; una universidad de libertad en el que hombres y mujeres llegados de todos los confines de la tierra estrechan vínculos para hacer más habitable nuestro planeta. Hombres y mujeres más libres e iguales.
Les invitamos a dar un inmenso paseo por la historia y por la actualidad, conscientes de que somos todos ya un solo mundo. Empezamos por Europa.

La fuerza de la Unión
España, Francia, Italia y Grecia son los cuatro pilares del turismo europeo. Si las piedras hablaran, gritarían que griegos y romanos han condicionado todas nuestras vidas en los últimos tres milenios.
La democracia es filosofía y razón. El Derecho Romano sigue siendo 25 siglos después la norma de convivencia que ampara las leyes y nuestras relaciones humanas.
El Partenón en Atenas o el Coliseo en Roma forman parte ya del acervo común que se extiende hasta Mérida (teatro), Segovia (acueducto) acueducto, y a Tarragona (Arco de Bará). París es más que la Torre Eiffel. Pero la capital francesa no se visualiza sin las estructuras de acero prefabricadas en el Campo de Marte.
Los pabellones de Alemania, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia, Bulgaria, Rumanía, Moldavia y Ucrania comparten el alma del Danubio, los castillos y la música. La invasión rusa de Ucrania no ha permitido que Kiev y su glorioso pueblo nos inviten a conocer su tierra, hoy teñida de sangre. Gran Bretaña, Benelux, los países bálticos y los nórdicos resultan casi siempre ser una atracción fatal. Pero, y ahí queríamos llegar, a todos les ha salido un duro competidor: Portugal.

Nuestro vecino del este se ha volcado un año más en convencernos que sus encantos no residen en Lisboa, Oporto y Faro. El Archipiélago de las Azores, en el corazón del Atlántico, es un reclamo poderoso. Sus dos pabellones y sus stands paralelos ocupan los mejores espacios del escenario europeísta.
El calor de sus gentes, el mar, la gastronomía y sus bajos precios son un gran señuelo publicitario. Portugal siempre está muy cerca.
Varias pantallas de más de 16 metros cuadrados desprenden imágenes digitales y cambiantes para dar cabida, con voz en inglés, a los contenidos humanos, geográficos, hidrológicos y en defensa de la naturaleza y del medio ambiente. El turismo ha pasado definitivamente de lo analógico a lo digital. El país lo captamos por todos los sentidos. La competencia siempre es deseable.

Oriente Medio en llamas
Egipto acapara la máxima atención turística del Mediterráneo. El Nilo vertebra una civilización con casi cinco milenios indescifrables. Todavía hoy no sabemos cómo se han construido las pirámides.
Estas infraestructuras megalómanas son solo la punta del iceberg de una comunidad imprescindible, conectada, quizás, con los extraterrestres. Desde hace 4.500 años, los faraones representan a la civilización que rindió culto al sol y a las estrellas, que inventó la arquitectura moderna, que midió los espacios siderales, que descifró las constelaciones, que humanizó lo divino, que creyó en el día, en la noche y en el más allá.

Las arenas del desierto han enterrado ciudades, templos y palacios que otrora representaron el poder de los dioses en la tierra. El gran Museo egipcio frente a la Pirámide de Giza es el símbolo del turismo histórico y cultural.
Desgraciadamente, el terrorismo es el mayor enemigo de la historia. El atentado criminal de Hamás (Movimiento de Resistencia Islamista) el 7 de octubre de 2023 ha encanallado la vida de medio mundo. Ya nada volverá a ser igual en aquellos jardines anegados por las dunas con pequeños oasis.
Palestina presentó un stand modesto vendiendo su mejor mercancía: Tierra Santa. Hoy Belén, el Lago de Tiberíades, el mar de Galilea o el Huerto de Getsemaní son lugares vacíos. A pesar de todo, Palestina estuvo en Fitur 24.

Israel ha acusado que está en guerra. Su expositor ya no es la estrella donde los visitantes guardaban fila para disfrutar de sus innovaciones. Jerusalén es hoy una ciudad vacía de viajeros en el Muro de las Lamentaciones.
Sobrevivir y defenderse es lo urgente y principal. Con un Oriente Próximo en llamas, los países del entorno Siria y Líbano demasiado tienen con controlar a los grupos radicales internos. Jordania, con una crisis migratoria insostenible ofrece una vez más sus tesoros de Petra como un lugar de paz donde el tiempo se ha detenido.

Únicamente, los países del Golfo, los dueños de los petrodólares y del gas natural proclaman que en sus dominios todo es posible. El poderío de los Emiratos con Qatar liderando los rascacielos ofrecen un “skyline” que contrasta con las tragedias humanitarias en Gaza y Yemen. Arde el mar Rojo también. Irán sigue creyendo que el imperio persa es inmortal.
Incluimos a Turquía, por proximidad en este apartado. El Bósforo separa Europa de Asia; el estrecho de Estambul se ha convertido en el nuevo “El Dorado” del turismo de masas. El imperio otomano ha perdido 12,1 de sus 13 millones de kilómetros cuadrados pero su atracción es infinita. Sorprende ver todavía en pie, el canal que abastecía de agua a la catedral de Santa Sofía desde 50 kilómetros de distancia hace ahora más de 1.400 años.

Su pasado romano fue esplendoroso. Estambul es tan impresionante como San Petersburgo. La antigua Constantinopla alberga a 20 millones de personas hospitalarias y doctoradas en el arte de la venta y del regateo al por menor. Sus bazares son únicos.
En Ankara residió Alejandro Magno que la reconstruyó. Esmirna es una de las perlas del Egeo junto a Éfeso, donde San Pablo predicó el cristianismo. “El amor no pasa nunca”, nos enseñó.
Turquía es el país emergente del turismo de masas con sus viajes en globo en los cielos de Capadocia. Su aspiración es convertirse en una década en la segunda potencia mundial tras los Estados Unidos de América.

China y Japón lideran el turismo en Asia. India, Indonesia, Filipinas, Taiwán, Tailandia, Vietnam, Corea del Sur, Malasia, Sri Lanka, Las Maldivas y el resto de los países de Extremo Oriente mejoraron sus ofertas a futuros clientes y a las agencias de viajes en esta ocasión. El color de sus paisajes, de sus platos y de sus vestimentas identifican cada pueblo.
Fitur es un mercado abierto en todas direcciones. Una de las novedades son las explicaciones de los expertos tratando de convencer a profesionales y futuros visitantes.
((CONTINUARÁ))
Antonio REGALADO dirige BAHÍA DE ÍTACA en:
aregaladorodriguez.blogspot.com