Réplica al Señor Lahcen Haddad

Estimado Señor Lahcen Haddad: 

He leído con atención e interés su artículo titulado “Bernabé López García: o cuando los estereotipos populares anulan la erudición objetiva” y creo que requiere unas puntualizaciones pues trata de un tema de actualidad como es el de la percepción de las relaciones que mantienen Marruecos y España, tan necesitadas de una estabilidad duradera. 

En primer lugar, le agradezco la consideración de “erudito arabista” que le merece mi persona, así como que le parezca que en la entrevista que me hizo el periodista Francisco Carrión y publicó en El Independiente planteo “ideas interesantes” aunque dice que empañadas por “tergiversaciones y juicios de valor injustificados”.

Es ahí donde querría clarificar algunos aspectos. Quiero dejar claro, en primer lugar, que la entrevista fue realizada en dos tiempos, el grueso de la misma en los días inmediatamente posteriores al merecido éxito obtenido por el equipo nacional de Marruecos en el Mundial de 2022, lo que explica el titular que el autor de la entrevista decidió ponerle casi tres meses después, haciendo referencia a aquella “euforia” lógica de diciembre de 2022, que yo personalmente temía que pudiera servir de cortina de humo para tapar verdaderos problemas sociales. Unos pequeños matices fueron introducidos en la entrevista inicial en los días posteriores a la realización de la Reunión de Alto Nivel a principios de febrero, tras una breve conversación telefónica conmigo para opinar sobre sus resultados. Asimismo, me gustaría puntualizar que la entrevista, grabada, se publicó sin una revisión mía, por lo que está publicada con múltiples repeticiones y frases incompletas, que son, desde luego, responsabilidad del autor de la entrevista.

Veo que parece que lo que le preocupa a Usted es mi juicio de valor sobre la élite política marroquí actual, sobre la que digo que “no tengo gran confianza” pero que en ningún momento he despreciado. Ciertamente esa afirmación es una generalización y, como tal, necesitada de matices. Insinúa Usted que he sido “un estudioso del duro trabajo de la élite marroquí para conseguir la independencia de Marruecos y testigo cercano de su resistencia contra las fuerzas tiránicas dentro del sistema durante lo que se llama ‘los años de plomo’”, lo que considero bien apreciado y conforme a mi trabajo, si ha tenido ocasión de leer mis múltiples trabajos en revistas académicas o tribunas de prensa en las que siempre he puesto en valor el esfuerzo de las luchas que desde los partidos o sindicatos se han llevado a cabo bajo el protectorado o tras la independencia. Pero también he criticado en esos trabajos las ocasiones perdidas por esa élite para acercar al régimen de Marruecos al de un verdadero Estado de derecho, como ocurrió en el debate constitucional del año 2011 en que esa élite, siempre según mi juicio, no estuvo a la altura para lograr una real monarquía parlamentaria. Esa misma élite que, según mi valoración, no ha demostrado la autonomía y la imaginación para acelerar la resolución del contencioso del Sáhara Occidental al que Naciones Unidas reclaman una salida negociada y que tantos perjuicios acarrea al Marruecos actual en la esfera internacional.

Dice Usted que “la tesis principal de la entrevista es que, a menos que Marruecos sea plenamente democrático, no se puede confiar en él si da garantías sobre la autonomía del Sáhara Occidental dentro de la soberanía”. Mi tesis es que no hay autonomía creíble ni posible sin democracia y denuncias como las que a propósito de Marruecos hace la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado de los Estados Unidos en su “Informe de países sobre prácticas de derechos humanos para 2022”, muestran lo que queda por hacer.

En el fondo de mi entrevista estaba la reclamación de democracia que evite en Marruecos encarcelamientos injustos de personas por ejercer la crítica, señalados en ese Informe, y que sin duda aportaría garantías para que esa autonomía para el Sáhara que siempre he defendido pueda ser creíble. Una democracia con libertad de prensa como la hubo en los primeros años del reinado de Su Majestad Mohamed VI y que hoy se muestra en horas bajas. No se me escapa, y coincido con Usted, en que los progresos –notables ciertamente en algunos terrenos- son lentos y mi papel, como Usted dice en tanto que erudito, debe ser señalar lo “que queda por construir” y ahí es donde he querido resaltar ciertas carencias de una transición democrática inacabada.

Gracias, Señor Lahcen, por su tiempo. Atentamente

Bernabé López García

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato