
El islam político contemporáneo encuentra su origen y base más próxima en la proyección sistematizada y puesta en escena realizada por el ideólogo Hassan al-Banna en su obra maestra que es su propia organización Los Hermanos Musulmanes, cuyos códigos han servido y sirven de trasfondo a muchos partidos políticos islamistas en el mundo islámico en general, y en países europeos en particular.
El pensamiento de Al-Ijwan Al-Muslimin (Los Hermanos Musulmanes) es sin duda el germen de la ideología yihadista contemporánea por lo que resulta incoherente y contraproducente, desde un punto de vista de la seguridad y lucha antiyihadista que a estas alturas de la historia empiece a gestarse en los círculos intelectuales occidentales una corriente incipiente que defiende a ultranza la organización islámica referida, tachando y etiquetando cualquier crítica a ella como actos islamófobos excusando y exculpando su línea doctrinal de cualquier trasfondo ideológico yihadista.
La aparente aceptación de la modernidad, de la apertura y aceptación del otro, de la educación de la mujer y, sobre todo, de la utilización de un discurso islámico e islamista aparentemente pacifista bañado en una connotación victimista son, entre otros, los elementos clave que han garantizado la perduración de la ideología de los Hermanos Musulmanes y, con ella, su peligrosa esencia yihadista encubierta pero latente.
Para entender los Hermanos Musulmanes debemos ir mas allá del ruido generado por las opiniones. Debemos rastrear el legado de la fuente inicial y permanente de esta ideología, es decir, indagar en el legado de su líder, creador y polarizador Hassan al-Banna a través de su herencia organizativa e intelectual.
Al igual que el salafismo yihadista, los Hermanos musulmanes creen en la supremacía de la Umma musulmana, un nudo ideológico clave que refuerza el componente excluyente y asienta las bases de la aceptación de la ideología de la yihad.
Al-Banna, en el recopilatorio de sus cartas (único legado ideológico documental disponible además de una corta biografía suya debido a su resistencia a dejar constancia por escrito su doctrina como bien lo señala en su biografía), y en particular en dos de ellas tituladas “Carta a los jóvenes“ y “Nuestra Dawa en la era contemporánea”, en las que aporta las Aleyas de la Jayriya de la Umma musulmana donde se subraya la supremacía de los musulmanes frente a otras religiones e ideologías. Señala la Aleya que “sois la mejor comunidad que ha surgido en bien de los hombres. Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable y creéis en Allah (Corán 03;110)”. Igualmente aporta otra Aleya donde indica textualmente que “quien elija y siga otra religión de adoración que no sea el islam no le será aceptada y en la última vida será de los perdedores (Corán 03;85)”
Señala Hassan al-Banna en la misma carta que “tenemos una fe plena y una creencia inquebrantable y profunda de que solo una única idea es capaz de salvar a la humanidad perdida y que este mundo castigado guía la humanidad al camino justo de la verdad, por lo que merece sacrificarse por elevarla y transmitirla y llegar a obligar a las personas a seguirla, un sacrificio con los bienes materiales y con las vidas“ y prosigue indicando que ”nuestra ideología (la de los Hermanos Musulmanes) es el islam, sobre el que se asienta y del que sustrae sus referencias para avanzar, esforzándose para su causa y trabajando para elevar sus criterios y preceptos. No aceptamos otro método para gobernar y vivir que no sea el islam y no aceptamos otros preceptos que no sean islámicos ni nos sometemos a preceptos que no provengan del islam”.

Los seguidores de los Hermanos Musulmanes, a diferencia de otras organizaciones, aprendieron bien de su maestro y fundador, manteniendo hasta el día de hoy su código clave para alcanzar con la causa islámica a sus objetivos óptimos (islamizar el mundo).
Hassan al-Banna hizo de la flexibilidad y adaptación a los tiempos y circunstancias junto con la evasión al choque frontal con el adversario una dinámica primordial de avance hacia el objetivo fijado por él.
A pesar de que tanto la ideología salafista yihadista y la de los Hermanos Musulmanes comparten el mismo germen ideológico, estos últimos adoptan una dinámica flexible subrayada por la experiencia de su referente Al-Banna.

En las memorias de Hassan al-Banna tituladas “Memorias del proselitismo y el proselitista” podemos ver de cerca cómo ese ha ido comprendiendo que la mejor manera de conectar con la sociedad contemporánea, para posteriormente polarizarla, consiste en mostrarse flexible pero siempre dentro de términos de una proyección islámica lícita.
El ejemplo más sencillo a la vez que significativo de ello es la crisis interna que sufrió Al-Banna relacionada con la vestimenta y que le llevó al final a adoptar el estilismo occidental y deshacerse de la supuesta vestimenta islámica.
Al-Banna desde pequeño sentía necesidad de aferrarse al modelo profético de forma literal, por lo que, a diferencia de sus compañeros de clase, optó por un estilismo islámico según él, en aplicación de la Sunna, en base a la cual no admite ninguna crítica.

En temprana edad, concretamente cuando se encontraba cursando estudios en secundaria, tal y como lo cuenta él mismo en sus memorias, y bajo el título “Problemas relacionados con la vestimenta” comenta que ”me acuerdo de pequeño en secundaria entrando en el despacho del jefe de estudios y estando con el director de educación de la zona, el señor Raguib, quien al observar cómo iba vestido este último me preguntó por qué voy vestido así. Yo iba con turbante, unas chanclas, como las que se llevan en “Al-Haj” -la peregrinación- una túnica y una capa islámica (estilismo islámico). Les respondí que voy vestido según la Sunna (emulando al profeta del islam). El director me respondió con otra pregunta y me dijo: “Acaso has cumplido con todo (emulando en totalidad al profeta) y solo te faltaba el estilismo y la vestimenta?”, y yo le respondí: “No, no he cumplido con todo, pero intento cumplir con lo que puedo”. Y él me dijo: “Pero sabes que de esta manera no te sujetas a las normas escolares”. Le pregunté: “¿Por qué señor?, las normas escolares exigen el cumplimiento con las normas y con el estudio y yo soy un alumno cumplidor con mis tareas y obligaciones y nunca he faltado a clase, soy el primero de mi promoción y todos mis profesores, gracias a Allah, están satisfechos conmigo ¿Cómo he salido de las normas escolares?”. El director comentó: “Si te gradúas e insistes en vestirte así puede que el consejo directivo impida fecharte como docente (la docencia era el sueño del Al-Banna. Siempre había querido trasmitir sus ideas y sus convicciones)”. A lo que respondí que mi graduación era un tema que todavía era temprano hablar sobre ello y cuando alcanzase su tiempo el consejo directivo tendría la libertad al igual que yo de decidir. “Todo está en manos de Allah, no en el poder del consejo ni del ministerio…..”
Al-Banna y su ideología parten de una visión salafista clara, pero el aprendizaje a lo largo de su vida le permitió conocer que la flexibilidad y la apertura a la modernidad resultan clave en el proceso de penetración y avance, por lo que el cambio de la vestimenta de la túnica islámica al traje es una escenificación de la ideología de los Hermanos Musulmanes y una dinámica de penetración social con la finalidad de hacerse más fuerte.