Superar la guerra, el exilio y los traumas de la sociedad saharaui
- Introducción y agradecimientos previos
- La guerra y sus consecuencias traumáticas
- El exilio como herramienta de control
- El fracaso del Polisario
- El Movimiento Saharauis por la Paz: una alternativa real
- La propuesta de autonomía marroquí: una solución pragmática
- Conclusión
Introducción y agradecimientos previos
Queridos amigos y hermanos del Movimiento Saharauis por la Paz, Secretario General Hach Ahmed, notables de la autoridad tradicional Saharaui, demás autoridades y asistentes.
Antes de comenzar, ya que no tuve ocasión de poder hacerlo en su momento, quería agradecer al MSP y en especial a su Secretario General el sentido y sincero homenaje que le tributasteis a mi padre, Miguel Ortiz Asín, durante vuestra pasada conferencia celebrada en Dakar a finales de 2023. Muchos de vosotros, notables tribales, lo conocíais desde hace décadas y él os conocía bien, son muchos años de buenos recuerdos compartidos. Él además conocía a vuestros padres, a vuestra familia, sabía y respetaba perfectamente vuestra filiación tribal casi tanto como sus propios orígenes y siempre que podía ahí estuvo para ayudaros. Ese era el respeto que os tenía, os quería y apreciaba como muchos bien sabéis. Así que, allá donde esté, seguro que estará mirando orgulloso el camino que estáis transitando hacía lo que él tanto anhelaba. Un futuro de paz y prosperidad para todos los saharauis. Por tanto, una vez más solo puedo deciros que, gracias.
La guerra y sus consecuencias traumáticas
El Frente Polisario ha justificado durante décadas su existencia en base a una narrativa de resistencia armada y victimismo que ha permeado bien, no solo entre sus fieles en Tinduf, sino entre buena parte de medios y políticos en el extranjero, particularmente España. Sin embargo, esta estrategia ha demostrado ser un fracaso rotundo. La guerra primero, y la eternización del diferendo después, no ha traído más que sufrimiento a la población, con miles de víctimas, desplazados y un trauma colectivo que se ha transmitido de generación en generación. La reactivación del conflicto en 2020, impulsada por el propio Polisario, no ha hecho más que agravar esta situación, dejando un saldo de víctimas y familias separadas mayor aún si cabe del que ya existía desde décadas atrás.
A estas alturas todos sabemos que sus líderes han utilizado esta disputa como herramienta para mantener su control sobre los campamentos de Tinduf, con los beneficios particulares que para sus líderes ello conlleva. El control sobre la ayuda humanitaria de la que depende una población que vive en extrema precariedad es uno de los ejemplos más palpables. Un ejemplo que demuestra el porqué de su forma de actuar a la hora de perpetuar esta situación. En lugar de buscar soluciones reales, el Polisario ha prolongado artificialmente un estado de conflicto que beneficia a sus líderes y a sus aliados argelinos, mientras el resto de la población pagan el precio.
El exilio como herramienta de control
A día de hoy, los campamentos de Tinduf son un símbolo de su fracaso y de la complicidad de Argelia en la perpetuación del sufrimiento saharaui. Durante casi cinco décadas, miles de familias han vivido en condiciones deplorables, sin acceso a servicios básicos y con escasas oportunidades de desarrollo. Este exilio forzado no es un accidente, sino una estrategia deliberada.
Argelia, por su parte, ha utilizado a los saharauis como una herramienta en su rivalidad regional con Marruecos. En lugar de proponer soluciones, se esconde bajo una impostada neutralidad, alegando constantemente que es un asunto que no les concierne. Mientras eso ocurría, Argelia siempre ha proporcionado apoyo militar y político hacia el Polisario, con objeto de prolongar sine die un conflicto que le permita mantener su influencia en la región. Mientras tanto, los saharauis siguen atrapados en un limbo, sin perspectivas de futuro y condenados a vivir en la miseria.
El fracaso del Polisario
El Frente Polisario ha demostrado ser incapaz de representar los intereses reales de la población a la que dice representar. Su gestión ha sido tan nefasta e incompetente que incluso ha empeorado la situación de dichos intereses. La gobernanza de sus líderes, ejecutada desde una cúpula bunkerizada, gerontocrática y alejada de la realidad, ha estado marcada por la corrupción, la falta de transparencia y la represión de cualquier disidencia. En los campamentos de Tinduf, se ha establecido un régimen autoritario de partido único donde no se tolera la pluralidad de ideas y donde cualquier voz crítica es silenciada. Su forma de entender el mundo está muy alejada de lo que demandan las necesidades de nuestro tiempo. Observar cómo actúan casi equivale a realizar un viaje en el tiempo a las profundidades del siglo XX, donde bajo el paraguas de la guerra fría buscaron un cobijo internacional que algunos les concedieron, ignorando que la representatividad no es un título eterno, y que debe ir acompañada de una rendición de cuentas y un saldo positivo en la cuenta de resultados. La del Polisario lleva demasiado tiempo en números rojos, valga la metáfora.
Asimismo, son ellos los que han desperdiciado oportunidades históricas para alcanzar una solución pacífica al conflicto. Oportunidades no le han faltado. En lugar de buscar el diálogo y la negociación, han optado por una cerril y obstinada estrategia de confrontación que han llevado al límite de la paciencia a todas las partes, pero especialmente a sus gentes. Su eterna sumisión a Argelia ha limitado su capacidad de acción y lo ha convertido en un títere de los intereses argelinos en la región. Esto, sumado a sus recientes fracasos bélicos desde que rompieron el alto el fuego, convierte esta situación en cada vez más insostenible.
El Movimiento Saharauis por la Paz: una alternativa real
Frente al fracaso del Polisario, el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) emerge como una alternativa real y viable. Como todos sabemos, el MSP aboga por una solución pacífica y dialogada para esta controversia, basada en el pragmatismo y la cooperación con Marruecos para finiquitar de una vez por todas este viaje a ninguna parte.
El MSP representa a una nueva generación de saharauis que buscan superar el estancamiento del conflicto y construir un futuro más estable y próspero. Su enfoque moderado y su compromiso con el diálogo lo convierten en una opción viable para abordar el futuro y dejar atrás los traumas de la guerra y el exilio, garantizando los derechos y la dignidad de todos los saharauis.
La propuesta de autonomía marroquí: una solución pragmática
La propuesta de autonomía presentada por Marruecos en 2007 ha sido objeto de debate y controversia por algunos. Sin embargo, su cada vez más creciente aceptación internacional indica que podría ser una solución pragmática, realista y más que viable al conflicto. Este plan garantiza derechos políticos, económicos y culturales a los saharauis, bajo la soberanía marroquí, y ha sido respaldado por numerosos países como una vía hacia la estabilidad regional.
Aunque la autonomía no satisfaga las aspiraciones independentistas de algunos, representa una alternativa viable frente al estancamiento actual. Su implementación podría poner fin a décadas de sufrimiento y abrir nuevas oportunidades para la reconciliación y el desarrollo en la región.
Conclusión
El Frente Polisario y Argelia han fracasado, no hay vuelta atrás. Es hora de buscar nuevas vías que prioricen el bienestar real de la población y no los intereses particulares de unos pocos. El MSP junto con la propuesta de autonomía marroquí ofrecen una oportunidad para superar el estancamiento y construir un futuro más estable y próspero para los saharauis. Es momento de dejar atrás las estrategias fallidas y abrazar soluciones realistas y pragmáticas.
Ponencia realizada por Ignacio Ortiz, durante la III Conferencia Internacional por el Diálogo y la Paz celebrada en Las Palmas de Gran Canaria el día 27 de febrero de 2025