Marruecos, la razón se impone

                                                                                                                      Ramón Moreno Castilla

Pie de foto: El presidente de Francia, Francois Hollande, recibe al rey de Marruecos, Mohamed VI.

Después de algunas semanas sin publicar mi artículo, por los ineludibles “asuntos propios”, a los que uno tiene derecho como cualquier persona, hoy retomo con sumo gusto y satisfacción mi contacto con los amables y fieles lectores de ATALAYAR; en los que en todo este tiempo de mi colaboración como Firma consolidada de este medio, he creído percibir cierto grado de complicidad y aquiescencia muy gratificantes para quién escribe a menudo artículos sobre asuntos controvertidos y polémicos y, según tengo asumido, políticamente incorrectos. Pero es mi opinión. Cimentada, eso si, desde la información veraz y objetiva de diversas fuentes fiables; y donde la “opinión publicada”, que ha sustituido de forma subrepticia a la opinión pública, no me condiciona en absoluto ni va en menoscabo de mis profundas e irreductibles convicciones. 

Metidos ya en materia, y sin que en este tiempo haya perdido un ápice el hilo de la actualidad, con toda la parafernalia del terrorismo islámico de los últimos acontecimientos en Francia y Dinamarca; sobre todo, con el ataque a la revista satírica parisina, de todos conocido, quiero resaltar en este sentido, el restablecimiento de los acuerdos de cooperación franco-marroquíes en materia de terrorismo islámico, donde se ha impuesto la razón y se han normalizado las relaciones entre Marruecos y Francia deterioradas a raíz de ciertos acontecimientos ocurridos con relevantes personalidades marroquíes. De hecho, y sin cuestionar lo más mínimo las medidas de seguridad francesas, respecto al terrible atentado de París hay analistas que opinan se hubiera evitado de no haberse interrumpido dicha cooperación antiterrorista. El propio ex ministro de Interior francés, Charles Pascua, se ha manifestado en este sentido. Recuérdese el desagradable episodio del ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Salaheddine Mezouar cacheado y retenido en un aeropuerto parisino; o el intento de detención en la Embajada de Marruecos en París, sin respetar la inviolabilidad de la sede diplomática, del Jefe de los Servicios Secretos marroquíes Hammouchi, que luego sería condecorado por Francia, como reconocimiento de su enorme error diplomático. La reciente visita a París del ministro marroquí de Justicia ha contribuido a normalizar las históricas relaciones entre Marruecos y Francia; y la posterior visita al país galo del Rey Mohamned VI y su entrevista con el presidente francés François Hollande ha sido providencial y determinante para restablecer el Eje París-Rabat y normalizar unas relaciones por lo demás necesarias para la paz y seguridad en Europa. Precisamente, el Rey Mohamed VI de Marruecos envió el pasado martes a los Jefes de Estado del norte de África un mensaje de felicitación por el 26 aniversario de la Unión del Magreb Árabe en el que recalcó la necesidad de unión de esta importante y estratégica región norteafricana “por un imperativo de seguridad”. La UMA, que agrupa a Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania, nació en Marrakech el17 de febrero de 1989, pero las desavenencias entre Argelia y Marruecos por el asunto del Sahara, tiene paralizada a esta organización de capital importancia para la paz y seguridad en la zona.

Pero, ¿cuál es el detonante de esos atentados terroristas, en los que subyace la recurrente “libertad de expresión”? Es evidente, que esa libertad de expresión no puede ser bajo ningún concepto una patente de corso para atentar contra la sensibilidad y la susceptibilidad de los musulmanes y la religión que profesan; ridiculizando a su Dios, y a su profeta Mahoma, con caricaturas gravemente ofensivas. ¿Qué pasaría si medios de comunicación  musulmanes publicaran caricaturas ridiculizando los símbolos de la religión católica y mofándose de su Dios? No confundamos los términos. La libertad de cada uno termina cuando empieza la libertad de los demás. Y eso es así. Además, como ya escribí en un artículo anterior, ¿qué diferencia existe entre las antiguas Cruzadas, que mataban infieles a mansalva, y la pretendida Guerra Santa de ahora donde se degüella a los de otras creencias? Es evidente que el componente religioso estuvo y está presente en todas estas atrocidades. Canarias, sin ir más lejos, fue salvajemente conquistada y evangelizada por la fuerza de las armas, donde la espada y la Cruz iban de la mano. ¿De qué estamos hablando? Antes se pretendía cristianizar a toda costa, y ahora se pretender islamizar con la  misma sinrazón y fanatismo. ¿Que diferencia hay? ¿Por qué tiene que haber una hegemonía de Occidente sobre Oriente o viceversa? ¿Dónde está la pretendida unión de Civilizaciones?

Otro gran problema donde se impone la razón y se constata la visión de Estado y la clarividencia del Monarca marroquí, es el contencioso del Sáhara. En efecto, como quedó patente en el último discurso de Mohamed VI a la nación, Marruecos solo contempla para el Sahara, sus provincias del Sur, una amplia autonomía bajo soberanía marroquí; formula que es considerada “seria y creíble” por Barak Obama, presidente de Estados Unidos, y por el propio enviado especial del Secretario General de la ONU, Christopher Ross, actualmente de gira por el territorio en litigio. Recuérdese que ya en abril del pasado año Mohamed VI mantuvo una tensa entrevista telefónica con Ban ki Moon, en la cual el Soberano marroquí reiteró los compromisos constantes y la cooperación constructiva del Reino para llegar a una solución política definitiva a este diferendo regional, en el marco de una irrenunciable soberanía marroquí. En este contexto, Mohamed VI ha llamado la atención al Secretario General de Naciones Unidas sobre el imperativo de preservar los parámetros de las negociaciones tal como están definidos por el Consejo de Seguridad, salvaguardar el marco y las modalidades actuales de la implicación de la ONU y evitar los enfoques parciales y las opciones peligrosas; dejando a un lado la pretensión de instituir una especie de ente regulador de los Derechos Humanos en la zona, que trasciende la propia naturaleza de la misión de la MINURSO. Extremos que ha reconocido Ban Ki Moon en una reciente llamada al Soberano marroquí, donde puso de relieve la imparcialidad y el estricto cumplimiento de los deberes de la MINURSO.

En este ámbito, es enormemente clarificadora la entrevista que tuve ocasión de hacerle al ex diplomático e intelectual marroquí, Jamal Eddine Mechabl (ver, ATALAYAR 18 de noviembre de 2014), donde éste ponía de relieve las “cuestiones previas” que la ONU no había asumido respecto al Sahara: “La ONU debería antes de buscar soluciones para esta larga controversia, haber empezado por las cuestiones previas”... Donde se impone la identificación de los supuestos saharauis confinados en los campos de refugiados (con pasaporte argelino) y el censo correspondiente de los mismos, con el antecedente del censo español de 1974. En el llamado conflicto del Sahara, se constata claramente la implicación de Argelia y su apoyo logístico, económico y de armamento al Frente Polisario, cada día más desprestigiado y en claro retroceso internacional. A la disidencia interna, creciente cada día, y escenificada en los campamentos de Tinduff y en Rabuni, se une ahora las reiteradas acusaciones de corrupción a los líderes del autodenominado “movimiento de liberación” por parte de un organismo europeo. En un informe que data de 2007, que se ha ocultado y ha visto la luz ahora publicado por las agencias de noticias AFP y EFE, la Oficina Europea de Lucha Contra el Fraude (OLAF) afirma que desde que las ayudas europeas llegan vía marítima al puerto argelino de Oran empieza una organizada e impune trama de desvío de todas esas ayudas humanitarias en la que están implicados altos cargos civiles y militares argelinos y la cúpula del Frente Polisario; hasta tal extremo, que éstas llegan muy mermadas a su destino final, alcanzando solo un 10 % del total de las expediciones. ¿Dónde van a parar todos esos robos? En el caso de Canarias, por ejemplo, dichas ayudas se cifran en 2.000.000 de euros anuales; entre los 700.000 euros que donaba el Cabildo grancanario  hasta el año 2008, y las diversas corporaciones locales de todas las Islas, en una “solidaridad” mal entendida del pueblo canario con el pueblo saharaui, vilmente engañado y manipulado por los representantes del Polisario en el Archipiélago. 

  Ahora, y tal como señalan diversos medios de comunicación, el “ministro de cooperación” de la fantasmagórica RASD, un tal Brahim Mojtar, ha iniciado una gira por Gran Canarias para buscar más ayudas. Este personaje pretende trasladarse también a diversas comunidades de España para recabar apoyo material y político. Después del demoledor informe de OLAF y de las afirmaciones que contiene, este polisario pretende en esta misión desesperada ocultar el Sol con un dedo y recomponer los platos rotos; aunque el pueblo canario ya ha despertado y no cree en las patrañas de estos corruptos que debían explicar a la opinión pública las graves imputaciones del referido organismo europeo. ¿Van a rodar cabezas en Tinduff para depurar responsabilidades por este eterno problema del desvío de las ayudas humanitarias europeas? ¿Cómo tiene este señor el cinismo de presentarse en Canarias para recabar más ayudas, cuando toda la cúpula del Polisario está implicada en un gigantesco fraude de dichas ayudas tal cómo se afirma en el informe OLAF? Estos elementos del Frente Polisario se han convertido en un verdadero cártel de las ayudas. ¿Dónde está y qué dice Carmelo Ramírez, consejero del Cabildo grancanario del supuesto partido nacionalista Nueva Canarias? Téngase en cuenta que este personaje es el principal apoyo con que cuenta el Polisario en Canarias. Con el agravante de que el Frente Polisario, con la anuencia y complicidad de España, ha hecho de esta tierra  su santuario, con todo lo que ello implica, desde que en 1975 la metrópoli abandonara “su provincia” del Sahara con motivo de la famosa “Marcha Verde”.