Tánger: la princesa del Mediterráneo

Tánger, la ciudad en la que lo moderno y lo antiguo se entremezclan en unos paisajes que enamoran tanto a los visitantes como a los residentes. En la que el mar Mediterráneo y el océano Atlántico se cruzan y las playas de la península ibérica la saludan desde la corta distancia que las separa en el estrecho de Gibraltar.
Por ella pasaron muchas civilizaciones, desde los fenicios que la fundaron bajo el nombre de Tangis en el año 1450 a. C hasta los árabes y beréberes. Toda esta confluencia de culturas la han vuelto una emblemática mezcla entre Europa y África.
Los distintos enclaves turísticos que se presentan a continuación son una prueba más de la multiculturalidad y de la riqueza histórica que alberga Tánger, la princesa del Mediterráneo.

Plaza del 9 de abril
Al lado de la mezquita Sidi Bouabib y el Cinema Rif, la plaza del 9 de abril fue el escenario sobre el que el rey difunto Mohamed V anunció la independencia de Marruecos en 1947.
En el centro cuenta con una gran fuente de mármol rodeada de palmeras en la que los transeúntes descansan al lado del pequeño jardín que la acompaña. También están las terrazas en las que se bebe cómodamente mientras la observan.
La mezquita Sidi Bouabib no es visitable para los que no profesan la religión musulmana, pero el Cinema Rif, legado del Marruecos contemporáneo, recibe a todos los interesados en el arte audiovisual.

La Medina
No tan lejos de la plaza está la entrada a la Medina, donde se encuentran el Zoco Grande y el Zoco Chico. Puntos interesantes para los amantes de las compras y aquellos que necesitan pasar con el carro por la comida.
Llena de callejones y la bramante actividad de los puestos y tiendas en las que se exhiben productos tanto tradicionales como actuales, ningún turista puede decir que ha visto cómo es la vida en Tánger si no la ha pisado.
En el Zoco Grande abundan las joyerías debido a su pasado como punto de compraventa de oro. Por otro lado, en el Zoco Chico hay tiendas con un sinfín de prendas de ropa, babuchas, tapicería tradicional y muchas piezas artísticas que llaman la atención.
También hay restaurantes y zonas de hostelería aparte de tiendas de condimentos, ingredientes y aceites repartidos a lo largo de toda la Medina.

Teatro Cervantes
En varios rincones dentro de la ciudad de Tánger hay pistas del legado europeo, siendo uno de ellos el Teatro Cervantes, inaugurado en 1913.
A pesar de la grandeza que tuvo en su momento (fue el más grande y exitoso del norte de África), ahora sufre de una situación casi de abandono por los intentos fallidos de devolverlo a su antigua gloria. No obstante, eso no es un impedimento para acercarse y admirar este trozo de historia española en la ciudad marroquí.

Plaza de Toros
Ya un poco a las afueras de la metrópoli yace la Plaza de Toros de Tánger, construida en 1950 por el protectorado español.
La gran edificación rodeada de pequeños espacios verdes al lado de la autopista reabrió hace poco como lugar de actividades culturales como conciertos, proyecciones y talleres, entre otras.
Actualmente tiene una capacidad de aproximadamente 7.000 asientos y espacios para locales de hostelería en los que los transeúntes se pueden relajar y comer.
La Gruta de Hércules
A 15 kilómetros de la ciudad, según la mitología griega, el héroe Hércules descansó tras separar África y Europa en la que ahora se denomina la Gruta de Hércules. Además de ser un punto turístico muy relevante, también fue un lugar de extracción de minerales para los locales.

Hay una plaza con restaurantes y miradores hacia el mar donde una cuesta lleva a la entrada de la gruta y la compra de tickets. Una vez dentro existen pequeños puestos con souvenirs, pequeñas cascadas, zonas de fotografías, una escultura de Hércules y más artículos turísticos.
Si bien todo lo que hay en las grutas merece la pena, la visita es incompleta sin acercarse a la famosa grieta con forma del mapa de África que da al mar.