Putin intenta equilibrar su flota de submarinos nucleares con la enorme de Trump

El presidente de Rusia acude a Alaska empeñado en crear una Fuerza bajo las aguas que equipare en poderío y cantidad a la de Washington
Vladimir Putin mantiene una carrera con Donald Trump y su industria naval de defensa por dotarse con una amplia y tecnológicamente avanzada flota de submarinos de propulsión nuclear armados con potentes misiles balísticos - PHOTO/Kremlin
Vladimir Putin mantiene una carrera con Donald Trump y su industria naval de defensa por dotarse con una amplia y tecnológicamente avanzada flota de submarinos de propulsión nuclear armados con potentes misiles balísticos - PHOTO/Kremlin
  1. El salto cualitativo que Putin quiere dar
  2. Presente y futuro de la flota submarina rusa

La inminente reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin programada para el 15 de agosto en Alaska se configura como un encuentro en el que ambos líderes políticos ya han puesto sobre la mesa sus principales bazas, una de las cuales son sus mastodónticos submarinos de propulsión nuclear armados con misiles balísticos y de crucero.

Trump llegará para poner fin a la guerra en Ucrania con la aureola de haber logrado el éxito en su mediación para acabar con cerca de cuatro décadas de conflicto armado entre Armenia y Azerbaiyán ‒dos antiguas repúblicas soviéticas‒, y haber desplegado “en las regiones apropiadas”, ha dicho, dos sumergibles lanzamisiles con los que amedrentar y tapar la boca a las amenazas vertidas por Dimitri Medvedev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia.

Putin aterrizará en Alaska recién concluidas unas recientes maniobras navales conjuntas con China en el Mar del Japón, con la exigencia de la vieja fórmula de “paz por territorios” para alcanzar un alto el fuego con Zelenski, y haber presidido a finales de julio la entrada en servicio de un nuevo y poderoso submarino lanzamisiles de propulsión nuclear.

El presidente de Rusia ha presidido a finales de julio la ceremonia militar de puesta en servicio del submarino lanzamisiles Príncipe Pozharski en el astillero Sevmash de Severodvinsk, a 800 kilómetros de San Petersburgo - PHOTO/Kremlin
El presidente de Rusia ha presidido a finales de julio la ceremonia militar de puesta en servicio del submarino lanzamisiles Príncipe Pozharski en el astillero Sevmash de Severodvinsk, a 800 kilómetros de San Petersburgo - PHOTO/Kremlin

Y es que en la triada nuclear de cada una de las dos superpotencias, cuyos componentes están desplegados por tierra, mar y aire, Washington y Moscú prestan una espacial atención a los sumergibles estratégicos que, dotados con vectores balísticos intercontinentales ‒SLBM, por su acrónimo en inglés‒ y armados con múltiples cabezas de guerra nucleares, juegan un papel determinante en el proceso de disuasión del adversario.

Así lo entiende el actual dueño de los destinos de Rusia, quien a finales de julio ha presidido la ceremonia militar de entrada en servicio del nuevo submarino lanzamisiles K-555. El acto tuvo lugar en el enorme astillero estatal Sevmash de la ciudad de Severodvinsk, a unos 40 kilómetros al Oeste de la gran villa portuaria de Arcángel, al norte de Rusia, y a 800 kilómetros al noreste de San Petersburgo, ciudad natal de Vladimir Putin. 

Plataforma naval de la llamada clase Borei-A, el K-555 ha sido bautizado “Príncipe Dimitri Pozharski” ‒héroe ruso del siglo XVII‒, tiene 170 metros de eslora y un desplazamiento de alrededor de 14.700 toneladas en superficie y 24.000 en inmersión. En su discurso ante la dotación del submarino, Putin ha resaltado que el K-555 goza de una “alta maniobrabilidad, es invisible a la firma acústica y dispone de sistemas de navegación, comunicaciones y sonar de altas prestaciones”, todo ello secreto. 

La Armada rusa cuenta con submarinos de ataque de propulsión nuclear como los de la clase Yasen (proyecto 885) mostrado en la revista naval de 2023 en la gran base de Kronstadt, en las inmediaciones de San Petersburgo - PHOTO/Kremlin
La Armada rusa cuenta con submarinos de ataque de propulsión nuclear como los de la clase Yasen (proyecto 885) mostrado en la revista naval de 2023 en la gran base de Kronstadt, en las inmediaciones de San Petersburgo - PHOTO/Kremlin

El salto cualitativo que Putin quiere dar

Cuenta con seis tubos lanza torpedos de 533 milímetros, pero su armamento principal son 16 tubos lanzamisiles balísticos intercontinentales RSM-30 Bulava, cada uno con cuatro o seis cabezas nucleares, cuyo alcance eficaz estimado supera los 8.000 kilómetros. El nuevo zar ha reiterado que su fuerza submarina desempeña un papel “fundamental” en garantizar la soberanía y la seguridad de la nación, proteger sus intereses y contribuir de forma “considerable” a la estabilidad regional y global, “así como al mantenimiento de la paridad estratégica”.

Putin está empeñado en incrementar y dar un gran salto cualitativo a su fuerza submarina estratégica, “una de nuestras áreas prioritarias”, de la que forma parte el nuevo K-555. Afirma que la construcción de grandes submarinos lanzamisiles es un “componente crucial” de la tríada nuclear de Rusia, que permite “mantener el equilibrio de fuerzas en el mundo y responder adecuadamente a las amenazas y riesgos actuales y futuros”.

Tras la ceremonia castrense, Putin ha mantenido una reunión con el primer viceprimer ministro, Denis Manturov, con el ministro de Defensa, Andrei Bolusov, y con el jefe de la Armada desde abril de 2024, el almirante Alexander Moiseyev, de 63 años y veterano oficial de submarinos nucleares. Les ha recordado que en los últimos seis años se han incorporado a la Armada “cinco submarinos de misiles balísticos estratégicos clase Borei-A y cuatro submarinos calificados multipropósito clase Yasen-M”, todos ellos de propulsión nuclear, lo que se traduce en un ritmo de fabricación de 1,5 plataformas al año, una cadencia elevada.

La importancia que concede Putin a la renovación de su flota de submarinos queda patente con el nombramiento en abril de 2024 del nuevo jefe de la Armada rusa, almirante Alexander Moiseyev, veterano mando de submarinos nucleares - PHOTO/Kremlin
La importancia que concede Putin a la renovación de su flota de submarinos queda patente con el nombramiento en abril de 2024 del nuevo jefe de la Armada rusa, almirante Alexander Moiseyev, veterano mando de submarinos nucleares - PHOTO/Kremlin

Los enormes Borei-A representan la más poderosa fuerza estratégica de represalia marítima de Moscú, por lo que el presidente ha querido anunciar que hay “otros cuatro de la misma configuración programados para los próximos años”, de los que “dos están en construcción”. A los anteriores hay que sumar, ha anticipado Putin, “cuatro más de la clase Yasen-M”, de 130 metros de eslora y unas 8.600 toneladas de desplazamiento en superficie y 13.800 en inmersión.

Considerados por el almirante Moiseyev, como “el núcleo de la capacidad de ataque de las fuerzas submarinas”, la primera unidad de la familia Yasen-M es el Perm, todavía sin codificación naval oficial conocida (K-XXX), que fue puesto a flote el 27 de marzo en una ceremonia también presidida por Putin pero a través de video conferencia. Su entrada en servicio está prevista para 2026. 

Los Yasen-M tienen capacidad para disparar los nuevos misiles cruceros hipersónicos 3M22 Tsirkon, cuyo alcance se estima hasta los 1.000 kilómetros. Llevan a proa diez tubos lanza torpedos de 533 milímetros y embarcan una amplia panoplia de sistemas de armas no nucleares “y tecnologías de última generación”, ha subrayado Putin. No hay que olvidar que fuera submarina de Rusia se completa con las cinco enormes y más anticuadas unidades de ataque de la clase Antei de 155 metros de eslora, codificados por la OTAN como Oscar II. 

En algunas ocasiones del periodo invernal, el presidente Putin ha presidido la entrada en servicio de submarinos a través de video conferencia, como es el caso del K-552 Príncipe Oleg, de la clase Borei, en diciembre de 2021 - PHOTO/Kremlin
En algunas ocasiones del periodo invernal, el presidente Putin ha presidido la entrada en servicio de submarinos a través de video conferencia, como es el caso del K-552 Príncipe Oleg, de la clase Borei, en diciembre de 2021 - PHOTO/Kremlin

Presente y futuro de la flota submarina rusa

La Armada rusa opera 13 submarinos de propulsión nuclear armados con misiles balísticos intercontinentales: cinco de la clase “Delfín”, conocidos en la OTAN como “Delta IV”, de 166 metros de eslora, un desplazamiento estimado en superficie de 13.500 toneladas y 18.200 en inmersión. En servicio desde diciembre de 1984, están armados con misiles R-29RMU2 Sineva de alcance superior a los 8.000 kilómetros. Y ocho sumergibles de la clase Borei, cinco de ellos en la configuración mejorada Borei-A, el primero en servicio desde junio de 2020 ‒K-549 “Príncipe Vladimir el Grande”‒ y el último, el K-555 “Príncipe Dimitri Pozharski”, desde julio pasado.

¿A quién tienen enfrente? A la flota submarina de la Armada de Estados Unidos (US Navy), con 14 submarinos con armamento intercontinental y propulsión nuclear clase Ohio, el primero de los cuales ‒USS-726 Ohio‒ entró en servicio en noviembre de 2021 y el último ‒USS-743 Luisiana‒ en septiembre de 1997. Armados con 20 misiles Trident II D5LE con un alcance superior a los 12.000 kilómetros, su eslora es de 114,8 metros y su desplazamiento 7.800/10.360 toneladas y todos han sido sometidos a numerosas mejoras, aunque las previsiones son que comenzarán a ser jubilados en 2027. 

La US Navy cuenta con una gran flota de submarinos lanza misiles SLBM y de ataque, todos de propulsión nuclear, como el USS South Dakota SSN-790 de la clase Los Ángeles, botado en octubre de 2017 - PHOTO/General Dynamics Electric Boat
La US Navy cuenta con una gran flota de submarinos lanza misiles SLBM y de ataque, todos de propulsión nuclear, como el USS South Dakota SSN-790 de la clase Los Ángeles, botado en octubre de 2017 - PHOTO/General Dynamics Electric Boat

Pero hay más. El Pentágono también opera tres familias de submarinos de ataque de propulsión nuclear: la clase “Los Ángeles”, con 23 unidades en servicio armados con misiles crucero Tomahawk; la clase “Seawolf” (3 ejemplares), también con Tomahawk. Se suma la nueva generación clase “Virginia”, con otros 23 en servicio activo y 14 en construcción o pendientes de ser recepcionados, según un informe de la US Navy de fecha 1 de julio pasado. Armados con Tomahawk y otros misiles, son el relevo de la clase Ohio

No es de extrañar que el enorme poderío submarino norteamericano sea objeto de envidia por parte de Putin, que también busca el dominio bajo las aguas. La prioridad de la Armada rusa está en la negación del control de mares y océanos a las fuerzas navales de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, misión encomendada a los avanzados Yasen-M. Para el largo plazo, Putin ha aprobado en fechas recientes la llamada Estrategia de Modernización Naval 2050, una iniciativa ya en marcha, que contempla un “programa integral para crear submarinos de quinta generación” del que el presidente quiere ser informado de manera personal y directa.

La industria naval de Rusia acumula muchas décadas de experiencia en la construcción de grandes submarinos de propulsión nuclear y ya está volcada en el diseño de nuevas generaciones para mitad de siglo - PHOTO/Kremlin 
La industria naval de Rusia acumula muchas décadas de experiencia en la construcción de grandes submarinos de propulsión nuclear y ya está volcada en el diseño de nuevas generaciones para mitad de siglo - PHOTO/Kremlin 

Salvo que los análisis de inteligencia de las agencias de la OTAN y de sus países miembros contengan inexactitudes o las noticias difundidas por el Kremlin y las agencias oficiales incluyan desinformación, la industria naval estatal rusa estaría volcada en la concepción de avanzados submarinos estratégicos SLBM clase “Arktur” o “Arkturus”, proyecto anticipado en el Foro Técnico-Militar Internacional del año 2022, cuya construcción se plantea para la década de 2040. También estaría inmersa en el diseño de los multipropósito clase “Laika”, cuya fabricación se iniciaría en el horizonte de 2030.

Para completar su arsenal submarino, el presidente de Rusia también tiene un gran interés por desarrollar lo que ha llamado “prometedores diseños de sistemas robóticos multifuncionales para submarinos” que, en su opinión, “determinarán en gran medida la Armada rusa del futuro”. Se trata de tecnologías disruptivas clave, para aspirar a obtener el liderazgo en el dominio del mar que, es evidente, la Administración Trump va a hacer todo lo posible y más para no dejarse arrebatar.