Hezbolá pretende conservar su arsenal

A pesar de las presiones de Estados Unidos al Gobierno libanés para obligar a la milicia chií a abandonar su armamento 
Agentes de la Guardia Civil en una operación antiterrorista contra una estructura para fabricar drones de Hezbolá - PHOTO/ @guardiacivil
Banderas de Hezbolá - PHOTO/ @guardiacivil

Hezbolá, milicia chií libanesa apoyada por Irán, se niega a abandonar su arsenal armamentístico, como exige Estados Unidos, que está presionando al Gobierno libanés para obligar a la milicia chií en ese sentido.  

El gabinete libanés ya encargó a las Fuerzas Armadas nacionales hacerse con el control total sobre el armamento existente, generando gran polémica.  

Hezbolá indicó al Gobierno libanés que estaba cometiendo un “grave pecado” al encargar al Ejército el establecimiento de un monopolio estatal sobre las armas, lo que agudiza la división nacional sobre los llamamientos para que el grupo musulmán chií se desarme. 

A pesar de la presión sin precedentes de Washington y de sus rivales internos, el grupo respaldado por Irán se ha negado a renunciar por completo a su arsenal, que conservó tras el fin de la guerra civil libanesa en 1990, incluso cuando otras milicias se desarmaron. 

Ahora, Estados Unidos ha exigido al gabinete libanés que se comprometa explícitamente a despojar a Hezbolá de sus armas, una medida que corre el riesgo de reavivar las tensiones en el Líbano, una nación de múltiples grupos confesionales donde Hezbolá sigue contando con un importante apoyo entre los chiíes, aunque su ala militante se ha visto tremendamente debilitada por su última guerra con Israel. 

El gabinete encargó el martes al Ejército libanés la elaboración de un plan para confinar las armas en todo el país a seis organismos de seguridad oficiales antes de fin de año. 

Hezbolá rechazó la decisión en un comunicado, afirmando que era resultado de los “dictados” de Estados Unidos y que “lo trataría como si no existiera”. 

“El Gobierno del primer ministro Nawaf Salam ha cometido un grave pecado al tomar la decisión de despojar al Líbano de sus armas para resistir al enemigo israelí... Esta decisión beneficia plenamente a los intereses de Israel”, afirmó el grupo. 

El comunicado afirma que los ministros chiíes abandonaron la sesión del gabinete antes de que se tomara la decisión como “expresión del rechazo de la resistencia (Hezbolá) a esta decisión”. 

El grupo afirmó que seguía dispuesto a debatir una estrategia de seguridad nacional más amplia y pidió a sus seguidores que mantuvieran la paciencia. 

La sesión celebrada en el palacio presidencial del Líbano fue la primera vez que el gabinete abordó la cuestión de las armas de Hezbolá, algo inimaginable cuando el grupo se encontraba en la cima de su poder antes de la devastadora guerra con Israel del año pasado. 

El alto el fuego negociado por Estados Unidos entre el Líbano e Israel en noviembre puso fin a ese conflicto, instó al Líbano a confiscar todas las armas “no autorizadas” en todo el país y afirmó que Israel detendría las operaciones ofensivas contra objetivos libaneses. 

Sin embargo, Israel ha mantenido sus tropas en cinco puntos de la región fronteriza del sur del Líbano y ha continuado los ataques aéreos contra lo que considera combatientes de Hezbolá y depósitos de armas. 

En junio, Estados Unidos presentó a las autoridades libanesas una hoja de ruta que proponía el desarme total de Hezbolá a cambio de la retirada de las tropas israelíes y el cese de los ataques. 

Hezbolá y su principal aliado, el Movimiento Amal, liderado por el presidente del Parlamento, Nabih Berri, han exigido que se revierta la orden, afirmando que Israel debe detener sus ataques antes de que se pueda celebrar cualquier debate sobre las armas. 

La representación chií tanto en el Parlamento como en el Gobierno está dominada por Hezbolá y su aliado político Amal. 

El miércoles, Amal afirmó que el Gobierno libanés debería centrarse en consolidar el alto el fuego de noviembre y que la próxima sesión del Consejo de Ministros, prevista para el jueves, sería una oportunidad para corregir el rumbo. 

Imad Salamey, presidente del Departamento de Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad Libanesa-Americana, dijo que la comunidad chií del país, la más afectada por la guerra del año pasado, temía ahora que la entrega de las armas de Hezbolá la dejara vulnerable a nuevos ataques israelíes. 

“Probablemente nos encaminamos hacia un panorama político polarizado”, declaró a Reuters. 

Hezbolá salió debilitado política y militarmente de su último conflicto con Israel, con su arsenal destrozado y su cúpula dirigente diezmada. 

Israel ha mantenido sus ataques contra Hezbolá y otros objetivos a pesar de la tregua de noviembre, y ha amenazado con seguir haciéndolo hasta que el grupo sea desarmado. 

Para Hezbolá, conservar sus armas significa poder mantener su influencia política y también tranquilizar a sus votantes chiíes. 

“Hezbolá era dos cosas: era Hassan Nasrallah y las armas”, declaró Mustafa Fahs, comentarista político libanés, al diario The New York Times. 

Cualquier intento de obligar a Hezbolá a desarmarse se ve amenazado por el fantasma de anteriores episodios de disturbios civiles, como los enfrentamientos de 2008, desencadenados por el intento del Gobierno de cerrar la red de telecomunicaciones militares del grupo, una instalación importante para la organización, pero menos crucial que sus armas. 

Algunos partidos libaneses podrían seguir buscando una solución que evite un enfrentamiento entre Hezbolá y el Estado, al tiempo que se evitan ataques israelíes más intensos. 

Para complicar aún más la situación, además de los ataques militares de Israel, está la continua injerencia de Irán en la política libanesa. 

El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, afirmó que Irán apoya las decisiones de su aliado Hezbolá, después de que el grupo rechazara un plan del Gobierno libanés para desarmarlo. 

“Cualquier decisión sobre este asunto recaerá en última instancia en el propio Hezbolá. Lo apoyamos desde la distancia, pero no intervenimos en sus decisiones”, declaró Araghchi en una entrevista televisiva, añadiendo que el grupo se ha “reconstruido” tras los reveses sufridos durante la guerra con Israel el año pasado. 

Araghchi añadió: “Las fuerzas estructuradas y disciplinadas de Hezbolá poseen la fuerza y la preparación necesarias para defenderse”. 

El ministro de Asuntos Exteriores iraní criticó la decisión del Gobierno libanés de encargar al Ejército la elaboración de un plan de desarme para finales de año, calificándola de “grave error”. 

“Las decisiones futuras pertenecen al propio Hezbolá, e Irán seguirá apoyando al grupo sin interferir en sus resoluciones internas”, añadió.