
Ninguno de los tres ministros propuestos por Pedro Sanchez para dirigir organismos internacionales ha logrado su objetivo. El último en naufragar en su intento ha sido el titular del departamento de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, que ha recibido su segundo varapalo en tan sólo una decena de días. Tras la reciente pérdida del satélite que su Ministerio había financiado con 200 millones, acaba de ser derrotado en su aspiración de ser nominado para ejercer el mando ejecutivo de la Agencia Espacial Europea (ESA), cargo al que presentó su candidatura el 30 de julio.
El ya propuesto por los delegados oficiales de los 22 países miembros de la ESA es el austríaco Josef Aschbacher (59 años), que contaba con el apoyo del canciller de Austria, Sebastian Kurz. Al frente de la Dirección de Observación de la Tierra de la Agencia desde julio de 2016, Aschbacher goza de un gran prestigio internacional al gestionar con gran éxito el programa Copernicus, la mayor iniciativa mundial de protección y vigilancia de la Tierra desde el espacio. Considerado uno de los más firmes candidatos para relevar al actual director general de la ESA, el alemán Jan Woerner, asumirá su nuevo cargo el 1 de julio de 2021.
En las últimas 48 horas, al menos el director de la Agencia Espacial de Noruega, Christian Hauglie-Hanssen, el exministro británico de Universidades, Ciencia, Investigación e Innovación, Chris Skidmore, y el presidente de la sociedad europea de servicios de lanzamiento Arianespace, el francés Stéphane Israel, se han adelantado a felicitar al austríaco a través de sus respectivas cuentas de Twitter.

Josef Aschbacher ha agradecido las enhorabuenas y ha respondido que necesita “contener la respiración hasta el día de las elecciones el 17 de diciembre”, fecha en la que se reunirá el Consejo de la ESA, su máximo órgano de decisión. Ese día y bajo la presidencia de la directora de la Agencia Espacial de Suecia, Anna Rathsman, los ministros responsables de los asuntos espaciales deben ratificar de manera oficial a Josef Aschbacher, la persona propuesta por el Comité de Selección de candidatos.
El descarte de Pedro Duque para capitanear la ESA es el tercer y absoluto fracaso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su intento de posicionar a tres de sus ministros al frente de organismos internacionales, lo que deja patente la muy escasa influencia del actual ejecutivo en el ámbito internacional, en especial en el europeo.

El pasado mes de julio naufragaron en sus aspiraciones la ministra de Economía, Nadia Calviño, y la titular de la cartera de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya.
La primera, de la que el Gobierno afirmaba que era “la gran favorita”, fue derrotada por el irlandés Paschal Donohoe en la Presidencia del Eurogrupo, el foro informal de ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona.
La segunda tiró la toalla y descartó postularse para presidir la Organización Mundial de Comercio, tras comprobar sus escasas posibilidades de éxito. Pedro Duque completa el triunvirato de ministros apadrinados por el presidente Pedro Sánchez que se han estrellado en sus aspiraciones.

La candidatura del veterano astronauta español para sentarse en el sillón de la ESA ‒la principal organización europea dedicada a la exploración del cosmos y que alimenta al sector industrial espacial‒, se asentaba en la creencia de que para ganar la partida se contaba con los cuatro ases de la baraja española. Sin embargo, la realidad ha sido que se ha jugado una especie de póquer, en la que todos los participantes contaban con un perfil curricular muy alto, y en la que el disimulo y las negociaciones ‘sotto voce’ también han tenido una importancia clave en el resultado final.
Tanto Moncloa como el propio Pedro Sánchez y su equipo habían dado por buenas y sólidas cuatro hipótesis que, al final, se han manifestado como de muy escasa consistencia. El primer lugar, la opción española se cimentaba en que muchos de los representantes oficiales de los países miembros de la ESA habían manifestado verbalmente al propio ministro y a los miembros de su equipo que iban a apoyar la elección de Pedro Duque, lo que le animó a dar el paso.
En segundo término, para demostrar y reforzar el compromiso español con la ESA, el Ejecutivo de Pedro Sánchez había incrementado en cerca de 600 millones de euros su grado de inversión en la Agencia para el período 2020-2026. Este aumento de participación se pretendía que fuera “un argumento de peso que se tendrá muy en cuenta”, explicaban en el equipo del ministro.

El tercer razonamiento se asentaba en que Pedro Duque era el ministro de Ciencia e Innovación de España y, por tanto, podía acreditar experiencia en alta gestión institucional, un requisito muy valorado para pilotar la organización. Para completar el cuarteto de razones de peso, el propio presidente del Gobierno español había dirigido una carta al Comité de Selección de candidatos, en la que avalaba a título oficial a su ministro, lo que se considera como “de muy alto valor”.
Para complementar el supuesto buen juego de cartas que Pedro Duque podía esgrimir ante sus colegas europeos, el equipo del ministro sopesaba que la toma de decisión también tendría en cuenta otro aspecto. El buen recuerdo que entre los altos funcionarios de la Agencia había dejado la cumbre de ministros europeos responsables de los asuntos espaciales, que a finales de noviembre de 2019 se había celebrado en Sevilla, con Pedro Duque como anfitrión.

Por si faltaba algo, de cara a su venta en el mercado nacional, se consideraba que pesaba mucho el hecho de que Pedro Duque fuese astronauta del Cuerpo de Astronautas europeos y hubiese volado al espacio en dos ocasiones. Sin embargo, nada de todo lo anterior ha servido para que los representantes de los diversos países se inclinaran de forma unánime o mayoritaria por la propuesta española, que será muy difícil de repetir en el futuro.

La trayectoria de ascenso del ministro de Pedro Sánchez para aterrizar durante cuatro años en el Cuartel General de la ESA en París comenzó a desviarse al poco de abrirse el periodo de candidaturas para relevar al actual director general, que cesará el próximo 30 de junio. En torno a una docena de candidatos con un gran perfil intelectual y profesional se postularon para ponerse al frente de la Agencia hasta mediados de 2025, y lo que parecía ser un obstáculo difícil pero no insalvable, poco a poco se fue haciendo infranqueable hasta terminar en decepción.

Entre los que también disputaban el puesto al ministro español se encontraba el belga Eric Morel de Westgaver, director de Industria, Adquisiciones y Servicios Jurídicos de la Agencia, que gozaba de la confianza de la primera ministra federal de Bélgica, Sophie Wilmès; la italiana Simonetta di Pippo, con el respaldo del primer ministro italiano, Giuseppe Conte; el francés Jean-Yves Le Gall, presidente de la Agencia Espacial de Francia, apoyado por el presidente Emmanuel Macron; y uno de los primeros en felicitar al elegido, el ya citado Christian Hauglie-Hanssen, director de la Agencia Espacial Noruega, que contaba con el aval de la primera ministra del país escandinavo, Erna Solberg.