La resiliencia hídrica de Marruecos: la recuperación tras el terremoto a través de las infraestructuras y el derecho internacional

El 8 de septiembre de 2023, un devastador terremoto sacudió Marruecos, con epicentro en las montañas del Alto Atlas, afectando profundamente a las provincias de Al-Haouz, Taroudant, Chichaoua, Marrakech, Ouarzazate y Azilal, causando la trágica pérdida de 2.960 vidas. Inmediatamente después se llevaron a cabo grandes esfuerzos de socorro, lo que subraya la urgente necesidad de una estrategia sólida para la recuperación tras la catástrofe.
Las infraestructuras hídricas existentes en Marruecos son amplias. El país cuenta con una importante red de presas, que comprende 13 sistemas de transferencia de agua que conectan cuencas hidrográficas, así como un total de 140 grandes presas y 150 presas pequeñas y medianas construidas entre 1950 y 2015. Estas estructuras son vitales para el regadío, que representa una parte sustancial del uso del agua, que depende de las grandes presas (47 % en 2009), las pequeñas presas (23 %) y el regadío privado (30 %). Sin embargo, la capacidad de las presas se pierde continuamente por sedimentación, el proceso de bloqueo del agua debido a la arena o la tierra, a un ritmo de 70 millones de metros cúbicos al año (MCM/año).
Aunque hay iniciativas pendientes para construir 38 nuevas presas de aquí a 2030 y renovar las zonas aguas arriba para reducir la erosión, los terremotos suponen una amenaza directa para la integridad estructural de estos activos críticos. Más allá de las infraestructuras modernas, los sistemas tradicionales como los khettaras (canales subterráneos) también desempeñan un papel crucial en la recogida y distribución de agua, especialmente en zonas remotas y montañosas, y encarnan el conocimiento ecológico tradicional (TEK). Sin embargo, la naturaleza fija y alimentada por gravedad de los khettaras los hace menos adaptables a las fluctuaciones en la disponibilidad de agua o a los cambios en las necesidades agrícolas. La recuperación tras un terremoto en estas regiones debe implicar una reconstrucción sostenible que respete y aproveche este conocimiento establecido e integre este inestimable, aunque intrínsecamente vulnerable, TEK.
La nota de orientación sobre recuperación tras catástrofes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) aboga por un enfoque de “reconstruir mejor” para las naciones que se enfrentan a catástrofes naturales. El PNUD destaca cómo las catástrofes, como el terremoto que asoló Nepal en la primavera de 2015, ofrecen un enfoque pragmático: la utilización de GIS, una herramienta que conecta los datos a un mapa, permitiendo a los usuarios visualizar, analizar y comprender las relaciones entre diferentes tipos de información en función de su ubicación.
Los análisis GIS y los datos de observación de la Tierra pueden evaluar los daños, trazar mapas de distribución de la población para estimar la demanda de agua y analizar la accesibilidad para las labores de rehabilitación. En el terreno montañoso de Marruecos, donde el acceso ha sido difícil desde el terremoto, estas tecnologías son esenciales para una recuperación eficiente y eficaz de la infraestructura hídrica. Los GIS permiten una respuesta más basada en datos, sistemática y proactiva que las evaluaciones sobre el terreno. Los datos de elevación de alta resolución pueden orientar la ubicación y el diseño óptimos de los nuevos sistemas de abastecimiento de agua, garantizando soluciones sostenibles a largo plazo. El actual marco de gobernanza de catástrofes de Marruecos, descrito como un enfoque de gobierno integral (WoG, por sus siglas en inglés), se formó durante la respuesta de 2023. Aunque este modelo facilitó cierta coordinación entre los actores civiles y políticos, se pusieron de manifiesto lagunas en la preparación local, la integración de la sociedad civil y la gestión de la información, lo que ralentizó los esfuerzos de socorro. Una respuesta más resiliente a futuras catástrofes requerirá una reestructuración del modo en que se gestiona la recuperación de las infraestructuras hídricas a nivel institucional.
La centralización no tiene por qué estar reñida con la descentralización. Integrar a los actores locales en los procesos de toma de decisiones -especialmente a los que tienen conocimientos tradicionales de los sistemas hídricos- puede aumentar la legitimidad y conducir a soluciones más sensibles al contexto. Por ejemplo, la Administración Nacional de Riego de Filipinas apoyó una estructura de dos niveles, con asociaciones de servicios a nivel de base y asociaciones de riego que las engloban a nivel de proyecto.
Una propuesta es la creación de una Agencia Nacional de Recuperación Hídrica de Emergencia, integrada en una estructura más amplia de gestión de emergencias. Esta agencia podría desarrollar protocolos estandarizados de evaluación de daños, coordinar la logística entre ministerios y gobiernos locales y garantizar una distribución transparente de los recursos para la reconstrucción. Al equilibrar la supervisión centralizada con la capacidad de respuesta descentralizada, Marruecos puede crear un sistema de recuperación más ágil y cohesionado.
Otro principio jurídico clave necesario para la recuperación es la cooperación participativa, que en el derecho internacional ordena el intercambio de datos, la planificación conjunta y el apoyo mutuo entre los Estados del curso de agua. Marruecos puede interiorizar este concepto fomentando una gobernanza transparente y participativa en el sector del agua. Los datos sobre los niveles de los acuíferos, los daños a las infraestructuras y la calidad del agua pueden hacerse públicos y accesibles a los investigadores, las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades afectadas. La utilización de los datos de las universidades públicas marroquíes, como la Universidad Mohammed V de Rabat, la Universidad Hassan II de Casablanca y la Universidad Cadi Ayyad de Marrakech, puede mejorar el uso de los GIS identificando las zonas más vulnerables a futuros eventos sísmicos e informar sobre el diseño de infraestructuras resilientes utilizando la investigación de código abierto para el desarrollo participativo.
El camino de Marruecos hacia la recuperación tras el seísmo, especialmente en lo que respecta a las infraestructuras hídricas, exige un enfoque polifacético. Debe aprovechar la teledetección avanzada, como las tecnologías GIS y TEK, para la evaluación rápida y la planificación estratégica. Marruecos puede extraer valiosas lecciones de los principios del derecho internacional del agua para reforzar su gobernanza y seguridad hídricas en general, construyendo un futuro más resiliente frente a los retos que plantean tanto el clima como la actividad sísmica. Esta estrategia global no sólo ayudará a Marruecos a recuperarse de la devastación actual, sino que también fortificará su futuro hídrico para las generaciones venideras.
Maria Kyriacou, estudiante de la Universidad de Virginia y becaria de la Fundación Alto Atlas en Marrakech, Marruecos.