Opinión

Aminetu de “Lanzarote”

photo_camera Aminat Haidar

Hace escasas fechas amanecimos con la noticia de la disolución del Colectivo de Defensores de los Derechos Humanos Saharauis (CODESA). Su presidenta, Aminetu Haidar, envió una copia del comunicado de su disolución a la mayoría de las ONG internacionales de derechos humanos: Amnistía Internacional, Human Rights Watch, etc.

En la nota de prensa se decía que dicha decisión fue tomada por “más de la mitad” de los doce miembros de la Comisión Ejecutiva de dicha CODESA, y se destaca que las reuniones de su consejo rector se encontraban paralizadas durante al menos dos años, debido a las profundas diferencias en la “metodología de trabajo” seguida por su presidenta. Dentro de las diferencias entre sus miembros, parece ser que su presidenta es acusada por los mismos de unilateralismo, gestión caprichosa y poco democrática.

Llegados a este punto, resulta necesario hacer algunas acotaciones sobre el personaje desconocidas para el gran público, tan solo conocedor de la activista a través del perfil sesgado y edulcorado que de ella se muestra desde medios, organizaciones y personalidades afines desde hace ya muchos años, especialmente tras su episodio en el aeropuerto de Lanzarote, el cual más adelante recordaremos.

Resulta cuanto menos curioso que, en la copiosa cantidad de enlaces e información que abunda por la red relatando la biografía de la activista Aminetu Haidar, en una gran mayoría figura como lugar de nacimiento la ciudad de El Aaiún. Así, brilla por su ausencia cualquier tipo de referencia relativa a sus orígenes, quedando apenas todo acotado a un constante pulido y abrillantado repaso a su trayectoria como agitadora social, ya fuere por cuestiones políticas o de derechos humanos, llegando incluso a afirmarse que comenzó su activismo cuando era adolescente. Cabe por ello resaltar que Haidar es marroquí de nacimiento, concretamente de Akka, en la provincia de Tata. Por ubicar al lector, está al sureste de Agadir, en el Sáhara oriental marroquí, y no muy lejos de la frontera argelina.

Pero, en una zona de fronteras imaginaras tan permeable al trasiego de personas de un lado hacia otro, de similar componente tribal, y por si a alguien se le ocurre recurrir al clásico ‘uno no es de donde nace sino de donde pace’ para justificar su posterior trayectoria adulta contra la tierra que le vio nacer, debemos añadir que sus raíces familiares están fuertemente arraigadas a la Administración marroquí. Sin extendernos en demasía ni entrar en excesivos detalles, por parte materna su abuelo y tío fueron gobernadores de Dajla.

Por parte paterna (los Haidar, originarios de Tarfaya, sur de Marruecos), su padre fue funcionario del Ministerio de Justicia en Guelmim, así como otros familiares en cargos de funcionariado. Lo que nos deja un escenario en el que prácticamente casi toda la familia, tanto de padre como de madre son, o funcionarios, o gente relevante en el sistema marroquí. Asimismo, la propia Aminetu fue funcionaria (según algunas fuentes, lo fue del servicio postal), siendo su primer marido igualmente del ramo funcionarial.

Pero tras una serie de vicisitudes familiares, y al cesar su ‘modus vivendi’ derivado de la actividad ejercida en la Administración marroquí, da la espalda a su pasado y presente, así como a su entramado familiar fuertemente arraigado a esta, comenzando así un periplo disidente que llega hasta nuestros días. Es de sobra conocida su estancia en prisión después de participar en una manifestación en 1987, formada por 700 participantes que exigían el referéndum de independencia del Sáhara.

Allí, según se ha afirmado, permaneció junto a otras nueve mujeres y 50 hombres presos. Posteriormente se supo que recibió una cuantiosa suma en concepto de indemnización por parte de la Instancia de Equidad y Reconciliación (IER) que el rey Mohammed VI constituyó para recompensar a las eventuales víctimas de lo que en Marruecos se conoce como “años de plomo”, época que lamentablemente provocó situaciones de este tipo, y que trataron de ser paliadas en parte por esta institución. Aquello fue el germen de su posterior periplo vital. Eso sí, no es más victima que aquellos con los que compartió celda, aunque no compartiese la posterior fama, agasajo y otros beneficios asociados.

Y es que respecto a Haidar, además de su deliberadamente ocultado arraigo marroquí que acabamos de mencionar, es pública y notoria su permanente búsqueda de protagonismo a través de, por una parte, engordar un extenso palmarés de premios internacionales (buena parte de ellos reportándole importantes sumas pecuniarias). Una fama que, a su vez, a modo de circulo vicioso, le abre las puertas de par en par a su vis de conferenciante allí donde es requerida por todo el mundo, donde apenas sale de su guion preestablecido. Para muestra un botón, la Asociación Mexicana de Amistad con la RASD “consagró” —textualmente— el 24 de julio, a partir de este 2020, para que se celebre anualmente el “Día Internacional Aminetu Haidar”, coincidente a su vez con el día de su cumpleaños. Sin duda un insólito ejercicio de culto a la personalidad, una adulación excesiva y empalagosa más propia de otro tipo de líderes.

Aminat Haidar

Todo un constante periplo internacional sobre alfombra roja cual estrella de Hollywood, recibiendo loas y alabanzas, a la par que acopia una ingente cantidad de galardones. Algo de lo que, por otra parte, da buena cuenta en sus imágenes de perfil en redes sociales, por alimentar el ego que no sea. El último de ellos, en 2019, el llamado premio “Nobel alternativo” otorgado por la fundación Right Livelihood Award, y dotado con la friolera de 230.000 dólares de dotación para los premiados, ahí es nada. La otra parte de su afán protagónico procede de sus periódicos encontronazos con las autoridades marroquíes bajo el pretexto de visibilizar su causa, como el sonado caso ocurrido en Lanzarote hace poco más de una década, el cual pasamos a rememorar.

En el aeropuerto de Lanzarote, Aminetu permaneció durante 32 días en la zona franca de dicho aeropuerto, después de haber sido devuelta por las autoridades marroquíes desde El Aaiún. El motivo, en parte provocado por ella, no fue otro que, tras el regreso de una de sus clásicas giras (en este caso nada menos que de siete meses, entre otros lugares por Estados Unidos, Madrid y Las Palmas) al pasar el control de entrada en el aeropuerto hizo constar como nacionalidad de origen Sáhara Occidental y no Marruecos. Resulta que esta acción ya la había intentado en otras ocasiones.

De hecho, tres años antes, el funcionario de turno tachó esa anotación y puso encima Marruecos para evitar el embate que ella buscaba. Pero en esta ocasión entraron en su “juego”, y tras retirarle el pasaporte por renegar de la nacionalidad de este en vigor, permaneció retenida en el aeropuerto, siendo expulsada a Lanzarote en un vuelo de Canarias Aeronáutica. 

En Lanzarote, pese llegar sin pasaporte, la Policía le dejo bajar gracias a una tarjeta de residencia que poseía. Al desembarcar intentó coger un vuelo de regreso a El Aaiún, pero con la tarjeta no bastaba esta vez para un vuelo internacional. Es por ello por lo que de madrugada comenzó una huelga de hambre en la misma terminal hasta que fuese permitido su regreso al El Aaiún.

Con una amplia trayectoria en esta clase de desempeños, Haidar desencadenó una serie actos de propaganda, contactando con diversas organizaciones a nivel internacional que provocaron que fuese el foco de atención para periodistas de todo el mundo, con visitas incluidas de algunos representantes políticos, activistas varios y celebridades de todo tipo. Si bien finalmente llegó a conseguir su propósito de visibilización, a tenor de los resultados a largo plazo esta fue más personal que de la causa que defendía. Y es que, pese a que el hecho dio la vuelta al mundo, y a corto plazo acaparó muchas portadas recogiendo sus denuncias, el paso del tiempo dejó las cosas en el mismo lugar. Eso sí, el objetivo de visibilización personal sí que perduró con el paso del tiempo. Lo más probable es que esa fuese su verdadera intención vista su trayectoria anterior y posterior a estos hechos.

Sobre la huelga de hambre en la que se declaró, se habló e incluso publicó mucho entonces. No vamos a entrar en especulaciones acerca de la veracidad de dicha huelga. Hubo quien la puso en duda y de hecho se publicó algo al respecto. Seguramente si la llevase a cabo. No nos cabe duda de que, en un ejercicio de mesianismo, ella está convencida de su misión cuando decide ejecutar acciones de tal calibre, hasta el punto de haber sido apodada como la “Ghandi saharaui”, sobrenombre acompañado en España por el de “la Pasionaria Saharaui”. Claro que estos disparatados paralelismos, viniendo de donde vienen, pueden considerarse hasta jocosos.

Es evidente que Haidar, a las violaciones de derechos humanos que puedan suceder en los campamentos de Tinduf no les va a prestar ninguna atención. Para ella no existen, o en todo caso se pone de perfil o las niega como hacen otros acólitos de la activista, aunque por mucho que se empeñe en negarlo, se siguen produciendo. Eso sí, vista su devoción por el reconocimiento ajeno debería andarse con cuidado. No en vano debemos recordarle que el Parlamento Europeo retiró el premio Sajarov concedido en 1990 por la Eurocámara a la líder birmana Suu Kyi, para sancionar su falta de apoyo y acción ante los crímenes cometidos contra la minoría musulmana Rohingyá en Birmania. Es aquí donde cabe la reflexión de si hacer oídos sordos hacia dichos actos, solo por encubrir a sus amigos, no debería conllevar un correctivo similar al de la líder birmana.

Pero, ¿qué hay de las personas a las que defendía a través de CODESA? El reconocimiento a su labor que le ha valido recibir el antes mencionado “Nobel alternativo”, ha sido entre otros motivos, según la propia entidad que lo otorga, por documentar violaciones para crear conciencia sobre los abusos cometidos por la “potencia ocupante” y hacer que los responsables rindan cuentas. Es decir, en principio CODESA documenta presuntas violaciones de derechos humanos y brinda apoyo legal a los saharauis que deseen presentar denuncias al respecto. Pero la realidad es que no queda claro ni cuándo, ni dónde, ni quién ha rendido cuentas ante la justicia mediante dichas denuncias.

De hecho, son las propias presuntas víctimas que colaboraron con CODESA las que ahora, tras la espantada de Aminetu Haidar hacia otros menesteres, le exigen a ella que rinda cuentas y diga cuál ha sido el destino y la utilidad de los datos y testimonios que facilitaron en su momento, y si algunas de esas supuestas denuncias llegaron a buen puerto o arrojado algún resultado. De eso se conoce más bien poco, y hasta ahora la única consecuencia es un prestigioso premio, uno más. Claro que ahora, con la celebridad alcanzada durante estos años en el bolsillo, vuelve a sus orígenes y abandona la cuestión humanitaria por la política. Dejando huérfanas a aquellas personas que solicitaron el apoyo de su organización, y gracias a las cuales consiguió la dimensión internacional que hoy posee y a las que, a la vista del comunicado de disolución de CODESA, últimamente no prestaba mucha atención.

Así, fracasado y disuelto el proyecto de CODESA, de vuelta en la política (si es que alguna vez llegó a abandonarla), y puede que a raíz del auge que está teniendo el Movimiento Saharauis por la Paz, Aminetu no ha tardado en fundar un nuevo grupo denominado "Instancia Saharaui contra la Ocupación Marroquí", sobre la que asegura que “no piensa legalizar ni buscará consentimiento de Marruecos”. Algo que en realidad tampoco hizo con CODESA, una asociación que, pese a su disolución oficial, nunca fue constituida legalmente.

Tal vez use la excusa de que Marruecos no permite el derecho de asociación, pero cabría recordarle que la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos (ASVDH), de la que Ghalia Djimi es vicepresidenta (por cierto, también marroquí de nacimiento), sí cuenta con autorización. Otra cosa es que ella prefiera el choque y la confrontación, para utilizar públicamente la posterior reacción ajena con la cual victimizarse y mantener su estatus. Con la vieja excusa de visibilizar la causa, pero con la velada intención de seguir alimentando su pompa y boato con la que seguir pisando moqueta. Un “autobombo” en toda regla, tal y como hizo en Lanzarote. Así es como llegan la fama y los premios. De eso, también se vive.