Marruecos y su desafío afroatlántico

- Metáfora de la Marcha Adelante
- La espacialidad como cuestión geopolítica
- Marruecos en el espacio Atlántico Sur
- ¿Quién quiere qué? ¿Quién lo quiere? ¿Cómo y por qué?
- Entonces, ¿de quién hablamos en esta iniciativa afroatlántica?
Metáfora de la Marcha Adelante
Es evidente que el contexto es un factor clave para comprender un texto, especialmente en el caso de un discurso del jefe del Estado.
En este sentido, la relevancia del mensaje real en un contexto conmemorativo concreto (el 48 aniversario de la Marcha Verde) debe entenderse no sólo por lo que dice el rey, sino también por lo que no dice.
Así, la escasa atención prestada en este discurso real al desarrollo del conflicto artificial sobre el Sáhara marroquí es un mensaje claro y elocuente a quien corresponda, y al mismo tiempo nos invita a apreciar todo lo que la Marcha Verde puede inspirarnos como metáfora de la marcha hacia delante, del movimiento proactivo, del dinamismo innovador y de las barreras que hay que derribar para reforzar la integración regional y consolidar la dimensión atlántica del Reino.
No se trata sólo de un hiperproyecto de revalorización nacional del litoral, incluido el Sáhara marroquí, sino de una iniciativa atlántica de alcance africano y de un espacio geopolítico que será objeto de una estructuración estratégica. Se trata de una cuestión verdaderamente multidimensional, que implica el desarrollo regional, la cooperación sur-sur y la consolidación de la integridad territorial del Reino.
Según la definición clásica, la geopolítica es el estudio de las rivalidades entre potencias sobre o por los territorios. En su estudio del espacio como cuestión, los analistas en la materia se interesan por los factores que llevan a los Estados a conceder importancia geopolítica a determinadas zonas geográficas. ¿Cuál es, pues, la importancia estratégica que Marruecos concede al espacio atlántico y por qué desea estructurar este espacio geoestratégico, empezando por desarrollar su propia zona costera?
En primer lugar, hay que señalar que la estructuración de la fachada atlántica africana nunca ha sido en el pasado un tema importante en las relaciones internacionales ni en la cooperación Sur-Sur africana, a pesar de que reúne los principales activos y retos del continente africano en un espacio geopolítico en construcción. Los 23 países ribereños representan el 46% de la población africana, el 55% del PIB de África, el 57% del comercio continental y enormes recursos naturales (24.000 millones de barriles de reservas probadas de petróleo frente al Golfo de Guinea).
De ahí la pertinencia de esta iniciativa clarividente lanzada por Marruecos, que ha hecho de la cooperación Sur-Sur una opción estratégica a través de la consolidación de sus relaciones políticas y la diversificación de sus fructíferas asociaciones con los países del Sur, en particular con África.
En este sentido, la diplomacia marroquí, dirigida por SM el Rey Mohamed VI, desempeña actualmente un papel de primer orden en el refuerzo de la cooperación en el espacio atlántico africano.
Varios factores han sido citados por los observadores para explicar esta tendencia geopolítica: el cambio climático y la industrialización a gran velocidad de la mayor parte del mundo están provocando una creciente escasez de los recursos de la Tierra, principalmente agua, suelo e hidrocarburos. Esta creciente escasez ha aumentado el interés por el mar, un territorio virgen que aún no ha sido explotado por la industria y del que se dice que abunda en inconmensurables recursos naturales. El mar es, por tanto, un espacio por conquistar, un recurso por explotar y un objeto de rivalidad y contestación por el poder, en un mundo en el que los océanos desempeñan un papel geoestratégico de primera importancia, no sólo en el comercio y la logística internacionales, sino también en la energía.
La espacialidad como cuestión geopolítica
Dentro de los enfoques geopolíticos que se caracterizan por una concepción específica de la espacialidad, el interés de los actores por ella y los elementos que contribuyen a determinarla o construirla, destaca la escuela clásica alemana, que identifica estrechos vínculos entre la geografía y los intereses de los Estados, donde la conquista, el control o la proyección del poder sobre un territorio determinado son necesarios para alcanzar los intereses del Estado y el bienestar de sus ciudadanos.
La geopolítica neoclásica, por su parte, realiza un análisis material de los factores geopolíticos, pero, a diferencia de la escuela clásica, no justifica la conducta del Estado en base a "necesidades naturales" de expansión, sino que trata de entender su comportamiento en términos de seguridad, influencia e intereses económicos y comerciales. Por último, la geopolítica crítica propone un enfoque que cuestiona la validez de las tradiciones geopolíticas que tratan de analizar e identificar los elementos que están presentes en un espacio geográfico determinado e influyen en el interés potencial del Estado. Esta geopolítica crítica pretende dar cuenta del modo en que se construye el discurso espacial de las políticas exteriores de los Estados.
Estos últimos definen sus políticas y objetivos, que se proyectan en un espacio geográfico determinado, a partir de la identificación de ciertos intereses, que pueden estar vinculados a cuestiones de seguridad, economía o simplemente a una construcción histórica nacional ligada al apego a un determinado espacio geográfico considerado propio.
En la misma línea, los geopolíticos argentinos han mostrado un marcado interés por la región del Atlántico Sudoccidental y su importancia para Argentina. Sostienen que la zona es en la actualidad altamente estratégica y que, con el tiempo, adquirirá una importancia creciente no sólo para los Estados que la rodean, sino para todos los Estados del sistema internacional. La presencia de factores geopolíticos como el potencial económico de la región, los conflictos de soberanía que allí tienen lugar y la incertidumbre sobre la continuidad del Tratado Antártico y del Protocolo de Madrid, así como la posibilidad de futuros escenarios desfavorables, hacen que el Estado argentino preste una atención considerable a la región del Atlántico Sudoccidental a la hora de establecer sus objetivos y prioridades en materia de defensa nacional y política exterior.
En consecuencia, numerosos análisis geopolíticos realizados al respecto han demostrado que las características del Atlántico Sur coinciden con las identificadas -por las principales tradiciones geopolíticas- como necesarias para que un Estado otorgue importancia a un espacio geográfico determinado, y han podido así formular y recomendar posibles políticas exteriores y de defensa, permitiendo al Estado argentino caracterizar al Atlántico Sur como un espacio geopolíticamente relevante para sus intereses.
Cabe recordar que el Océano Atlántico es el mayor océano del planeta después del Océano Pacífico, con 94 kilómetros cuadrados, es un espacio que une tres continentes, América, África y Europa, e incluye las mayores infraestructuras para facilitar el transporte, como el Canal de Panamá. Es un vínculo entre los americanos y los europeos a través de la Alianza Atlántica, creada en el contexto de la Guerra Fría y reavivada en el contexto de la guerra ruso-ucraniana. Además, el control de la navegación y de las rutas aéreas entre las dos orillas septentrionales del océano Atlántico ha permitido intensificar los intercambios comerciales y culturales, creando una especie de continuidad continental entre Europa y América del Norte.
Fue el dominio de esta vasta zona geográfica lo que permitió a las potencias occidentales imponer su control sobre el mundo, sobre todo durante el siglo XX, antes de que otro océano, el Pacífico, empezara a imponerse y a establecer una nueva lógica en el equilibrio de poder internacional.
En cuanto a la parte meridional del espacio atlántico, a lo largo del siglo XX siguió siendo una mera extensión geográfica desprovista de todo interés geopolítico, hasta que Marruecos tomó la iniciativa bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohamed VI, que hizo de la cooperación Sur-Sur una opción estratégica para Marruecos consolidando sus relaciones políticas y diversificando sus fructíferos vínculos con los países del Sur, en particular con África. En este contexto, la diplomacia marroquí, guiada por la visión real, se compromete a desempeñar un papel pionero para garantizar la coordinación entre los países africanos ribereños del Atlántico, así como a abrir nuevos horizontes para promover la cooperación Sur-Sur en el espacio atlántico-africano.
Marruecos en el espacio Atlántico Sur
A menudo se pasa por alto la especificidad histórica del Atlántico Sur, que separa África de América Latina, pero a menudo se integra en la geopolítica del Atlántico Norte. Sin embargo, el área del Atlántico Sur tiene sus propias características históricas, geopolíticas y culturales, que han sido puestas de relieve por un número creciente de investigadores en las dos últimas décadas. Estos elementos constitutivos afroatlánticos de la zona del Atlántico Sur, que se han afirmado a lo largo de la historia, ofrecen hoy enormes oportunidades de cooperación y desarrollo, que podrían transformar la cuenca del Atlántico Sur en una región de interés geopolítico, trascendiendo el simple carácter de zona estratégica de paso hacia otros océanos, o de acceso a los continentes vecinos y a sus recursos y mercados.
Marruecos tiene dos costas con una longitud total de 3.500 kilómetros, de los cuales unos 3.000 kilómetros en el Atlántico y 500 kilómetros en el Mediterráneo. Sin embargo, como demuestra el discurso del rey Mohamed VI, esta ventaja estratégica no se aprovecha plenamente.
El mar marroquí representa un importante activo geoestratégico para el futuro, tanto en términos económicos como energéticos, lo que presupone una visión geopolítica renovada por parte del Reino para explotar, como activo, el horizonte marítimo del país, con el fin de aprovechar al máximo esta bendición geográfica, y más particularmente para promover las oportunidades de inversión en la fachada atlántica, haciendo de Marruecos una plataforma portuaria y logística para los países africanos. "Mientras que la costa mediterránea de Marruecos está firmemente anclada a Europa, su vertiente atlántica le da pleno acceso a África y una ventana al continente americano. Por eso, explica el rey: "Estamos decididos a emprender una modernización nacional del litoral, incluida la vertiente atlántica del Sáhara marroquí". Cabe recordar que el acondicionamiento anunciado por el Soberano se inscribe en el interés que Marruecos tiene desde hace mucho tiempo por el Océano Atlántico.
Los primeros indicios aparecieron a finales de los años 80, en la Conferencia ministerial sobre la cooperación pesquera entre los Estados africanos ribereños del Océano Atlántico, celebrada en Marruecos del 30 de marzo al 1 de abril de 1989. Unos veinte años más tarde, en 2009, en Rabat, el Reino lanzó la iniciativa de crear un espacio "afroatlántico" de oportunidades y desarrollo, con la participación de 22 Estados ribereños del Atlántico.
Su Majestad el Rey Mohamed VI siempre ha estado convencido de que los países africanos deben tomar la iniciativa en la estructuración de este espacio, dado que el Atlántico Norte es un espacio estructurado, mientras que el Atlántico Sur sigue siendo un espacio que no es objeto de ninguna acción común ni de cooperación institucionalizada. En este sentido, Marruecos ha tomado tres iniciativas muy importantes:
- La primera es la creación del nuevo puerto industrial en la ciudad de Dajla, en la costa atlántica del Sáhara marroquí, un nuevo megaproyecto estructurante del nuevo modelo de desarrollo de las provincias saharauis marroquíes, cuyo diseño había sido inscrito por SM el Rey en el marco de la voluntad de Marruecos de proseguir la labor de promoción del desarrollo de las provincias del Sur y de garantía de la libertad y la dignidad de sus poblaciones. Una vez concluidas las obras del puerto atlántico de Dakhla a finales de 2028, como está previsto, este gigantesco proyecto desempeñará un papel clave como palanca estratégica, confirmando las raíces africanas del Reino y reforzando su dimensión atlántica.
- La segunda iniciativa adoptada por Marruecos en el marco de su visión estratégica del espacio atlántico fue la creación en 2009 en Rabat de la Conferencia Ministerial de los Estados africanos ribereños del Atlántico que, con el objetivo de establecer una zona de paz, seguridad y prosperidad, podrá desarrollar una visión africana común de este espacio vital, promover una identidad atlántica africana y defender con una sola voz los intereses estratégicos del continente. Además, abrirá nuevas oportunidades de negocio para las empresas latinoamericanas al permitirles acceder a un mercado más amplio en África Occidental, reforzando así la cooperación Sur-Sur entre África y América Latina y promoviendo la solidaridad entre los países del Sur para que puedan desarrollar soluciones conjuntas a desafíos globales como el cambio climático, la pobreza y la desigualdad.
- La tercera iniciativa se refiere al proyecto de gasoducto Marruecos-Nigeria, un proyecto emblemático con considerables dimensiones económicas, políticas y estratégicas, que podría convertirse en el gasoducto marítimo más largo del mundo.
El pasado mes de septiembre, Marruecos, Nigeria y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) firmaron un acuerdo para avanzar en el desarrollo de este megaproyecto, cuyos estudios se encuentran actualmente en fase avanzada, y que se extendería a lo largo de 7.000 kilómetros por aguas de trece países de África Occidental antes de llegar a Europa. No cabe duda de que, dada la actual incertidumbre provocada por la crisis energética agravada por la guerra de Rusia en Ucrania, el gasoducto Marruecos-Nigeria será una infraestructura energética clave en el continente africano y a escala mundial.
¿Quién quiere qué? ¿Quién lo quiere? ¿Cómo y por qué?
Ante un acontecimiento (tensión, crisis, conflicto, guerra, negociaciones), los parámetros a tener en cuenta en un análisis geopolítico son demasiado numerosos y diferentes para cada situación.
Se trata de identificar a los actores, analizar sus motivaciones, describir sus intenciones, detectar las alianzas en ciernes o, por el contrario, las alianzas en proceso de deconstrucción, ya sea a escala local, regional, continental o internacional.
Por lo tanto, un método pertinente consistiría en formular las preguntas adecuadas
¿Quién quiere qué? ¿con quién? ¿Con quién? ¿Y por qué?
Entonces, ¿de quién hablamos en esta iniciativa afroatlántica?
Marruecos está trabajando para diversificar sus socios estratégicos, como confirmó el Rey Mohamed VI en su discurso en Riad: "Marruecos es libre en sus decisiones y elecciones y no es coto de ningún país. Permanecerá fiel a sus compromisos con sus socios, que no deben ver perjudicados sus intereses".
¿Qué desea Marruecos? Trabajar en la estructuración de un espacio afroatlántico de cooperación y desarrollo basado en una visión compartida de los riesgos y desafíos.
¿Con quién? Con todos los países africanos ribereños del Atlántico. ¿Cómo? Desarrollando su fachada atlántica (infraestructuras portuarias, proyectos turísticos, construcción de una flota nacional de comercio marítimo fuerte y competitiva, etc.) y abriendo solidariamente estas acciones a los Estados no ribereños, forjando así una identidad estratégica "afroatlántica". ¿Por qué? Sencillamente porque Marruecos parece haber sacado todas las consecuencias de un proyecto magrebí que no alcanzó sus objetivos iniciales, así como las consecuencias de un estatuto avanzado que carece de progresos concretos y, por supuesto, las consecuencias de una "insularidad" perfectamente superada.
Publicado por Omega Center
Referencias :
LA FAÇADE ATLANTIQUE DE L’AFRIQUE :UN ESPACE GÉOPOLITIQUE EN CONSTRUCTION. Sous la direction du Professeur Rachid EL HOUDAIGUI .OCP Policy Center
Ezequiel Magnani, La dimensión geopolítica del interés estatal: el Atlántico Sur Occidental y su relevancia para Argentina. Revista RELACIONES INTERNACIONALES, N° 93.1. Enero-Junio de 2020. Universidad Nacional, Costa Rica
METHODES DE LA GEOPOLITIQUE, François THUAL, Iris, Ellipses, 1996
Biografía
Mohamed Benabdelkader est né le 15 avril 1961 à Tétouan, Titulaire d’un doctorat en sciences de communication, d’un master en études diplomatiques et d’une licence en philosophie.
- 2016-2018: Secrétaire général adjoint de la Commission Nationale Marocaine pour l’Education les Sciences et la Culture .Membre du Conseil Exécutif de l’ISESCO
- 2017, 2019 Ministre délégué auprès du Chef du Gouvernement chargé de la Réforme de l’Administration et de la Fonction Publique
- 2019-2021 Ministre de la Justice.