El “giro a sinistra” del Partido Democrático (PD) italiano

La sorprendente victoria de Ely Schlein en las últimas primarias de la principal formación del centroizquierda (el Partido Democrático (PD), fundado el 14 de octubre de 2007) está llevando inevitablemente a que esta formación realice un “giro a sinistra” (“giro a la izquierda”) que amenaza con dejar el centroizquierda en una orfandad política que podrían aprovechar otras formaciones como el Terzo Polo (que, recordémoslo, es la suma de Italia Viva y Azione).

Schlein, la primera sorprendida por esta victoria que todos daban al gobernador de la Región de Emilia-Romagna (Bonaccini), ha aparentado estar intentando aunar las diferentes sensibilidades en un partido que se ha caracterizado por una fuerte división en corrientes internas. Lo que por otra parte resultaba fácil de llevar a la práctica, ya que la base fundamental que llevó a la conformación del PD en su momento era, por un lado, los excomunistas reconvertidos a socialistas (Democratici di Sinistra, DS) y, por otro, los democratacristianos de izquierda (La Margarita). Ahora sus principales líderes se encuentran bastante retirados de la política: Pierluigi Bersani, por ejemplo, tras haber sido varias veces ministro y candidato a las elecciones generales de 2013, renunció a “candidarse” en los comicios de septiembre pasado y ahora se dedica más a actuar como comentarista político.

Pero ello no evita la naturaleza fratricida del PD que ha llevado, en esencia, a dos realidades fundamentales: la primera, hacer “la guerra interna” al líder elegido en primarias (Bersani sufrió a Renzi, Renzi a Zingaretti, y Zingaretti directamente renunció a seguir siendo secretario general, y con ello a ser el líder del PD en las elecciones generales ya mencionadas), y la segunda, asumir la derrota electoral como algo previsible (desde la constitución del partido, en elecciones generales ha habido una victoria, en 2013, por abultadas derrotas en 2008, 2018 y 2022). Y es que se trata de un partido con frágil base electoral: los jóvenes transalpinos constituyen una minoría frente a una población jubilada creciente, y realmente solo se han dejado ver a finales de enero de 2020 con el célebre movimiento de “Las sardinas” no para apoyar a la dirección del PD, sino para evitar que su principal feudo (Emilia-Romagna, “terra rossa” o “tierra roja” por excelencia) cayera en manos de la Liga de Matteo Salvini. La candidata del líder lombardo, Luzia Borgonzoni, cayó finalmente derrotada y entonces “Las sardinas” desaparecieron de la vida política y nunca llegaron a constituirse como partido político. Seguramente Schlein, que estudió la carrera de Derecho en la capital de Emilia-Romagna (Bolonia) formaba en aquel tiempo parte de “Las sardinas”, ya que había concluido su periplo como eurodiputada y aún no había entrado en el nuevo Gobierno del “padre político” (Bonaccini) al que ahora ha liquidado en las primarias (aunque ha tenido la deferencia de darle el puesto honorífico de presidente del PD).

Lo cierto es que, más allá de sus buenas palabras, ha realizado una “rottamazione” (“mandar al desguace”) mayor que la que hizo Matteo Renzi cuando fue elegido secretario general en diciembre de 2013. Ha nombrado vicesecretarias nacionales del partido a dos mujeres representantes de la parte septentrional del país (Chiara Gribaudo, parlamentaria desde 2013) e igualmente de la zona más meridional (Loredana Capone, presidenta del Consejo de la Región de Puglia, que es un organismo menor dentro de un gobierno de este territorio presidido por el gobernador Emiliano, rival de Renzi en las primarias de 2017). 

A partir de ahí, los secretarios de cada una de las 20 regiones que conforman el país se caracterizan tanto por su juventud como por su escaso “currículum” político y donde, por cierto, sólo hay dos mujeres (Chantal Bomprezzi, secretaria general de Las Marcas, y Valentina Ghio, representante de Liguria). De la Ejecutiva de Nicola Zingaretti sólo sobrevive Andrea Martella, secretario de la Región del Véneto, y, a partir de ahí, aparecen nombres de los que literalmente no se sabía de su existencia: Alessandro dal Ri (Trento), Emiliano Fossi (Toscana), Domenico de Santis (Puglia), Giovanni Lettieri (Basilicata), Luigi Tosiani (Emilia-Romagna), etc.

El “barrido” de nombres ilustres (Orlando, Guerini, el mismo Zingaretti) se puede comprobar en la Asamblea Nacional de la formación: no hay rastro de la “vieja guardia” del partido, de aquellos que estuvieron en los tres Gobiernos de centroizquierda de la legislatura 2013-18; de los que formaron parte del Gobierno de coalición con el Movimiento Cinco Estrellas entre septiembre de 2019 y febrero de 2021; o de los que estuvieron en el Gobierno Draghi (febrero de 2021-octubre de 2022).

El problema para Schlein es que precisamente esta “vieja guardia” ocupa la mayor parte de los escaños parlamentarios del PD. Lo que puede llevar a que la dirección del partido vaya, por un lado, y los grupos parlamentarios, por otro. Es lo que tiene haber actuado de manera anómala: estas primarias debían haber sido convocadas nada más dimitir Zingaretti (marzo de 2021), pero no fue así, sino que se esperó a la debacle electoral de septiembre pasado, y a partir de ahí fueron convocadas para cinco meses después.

A partir de ahí, son múltiples los interrogantes por responder: ¿qué se piensa de futuros pactos con el Movimiento Cinque Stelle, una vez descartada cualquier alianza con el Terzo Polo? ¿Pasará a tener el partido una clara vocación de defensa del medio ambiente, ante la realidad de que, en Alemania, por ejemplo, los “verdes” ya son la tercera formación en importancia con muy poca diferencia respecto a CDU y SPD? ¿Y qué hacer en relación a todos los que se marcharon del partido por no “comulgar” con Matteo Renzi?

De momento, Schlein tiene margen para la mejora y el crecimiento, teniendo en cuenta que el PD se encuentra en su nivel más bajo desde hace muchos años. El Gobierno Meloni de momento se muestra fuerte, pero, con una deuda del 154% sobre PIB y una subida de los tipos de interés del 3,5%, comenzará seguramente a entrar en dificultades en la segunda mitad del año, que es cuando debe renovarse el gobierno de varias regiones. El problema migratorio sigue ahí, y amenaza con convertirse en una fuente de desgaste para el centroderecha tras lo sucedido hace unas semanas en las costas de Calabria y Sicilia. Pero no es menos cierto que las elecciones de septiembre de 2022 dieron una amplísima “maggioranza” para el centroderecha, que puede aguantar hasta septiembre de 2027 (la Constitución marca un máximo de cinco años para cada legislatura), y eso es mucho tiempo para una Schlein que ganó por la mínima a su rival Bonaccini (es la secretaria general con menor nivel de apoyo de todos los que han pasado por la dirección del PD). 

Ella ya habló de que estaban haciendo “una pequeña revolución”, pero lo cierto es que su forma de pasar página con respecto a la dirigencia histórica del partido ha sido, cuando menos, un tanto brusca. Veremos qué nos depara esta dirigente nacida ya en los años ochenta y que cree que el PD puede volver a ser alternativa al centroderecha.

Pablo Martín de Santa Olalla Saludes es profesor en la Universidad Camilo José Cela (UCJC) y autor del libro “Historia de la Italia republicana” (Sílex Ediciones, 2021).

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato