¿Quién ha escrito la partitura a Pedro Sánchez?

Pero tanto en el arte musical, como en la sociedad, se sigue la partitura. No se improvisa el fondo, sino la forma. Los directores y adalides tienen su marca propia, pero siguen la composición hecha por otros.
¿Quién ha compuesto la partitura que ejecuta Pedro Sánchez? Un interrogante al que no es fácil responder con certeza. La duda proviene no solo de las contradicciones intrínsecas del personaje, sino de las incoherencias que rayan el disparate, de su propio programa de gobierno y de su política internacional.
El presidente sabía desde el momento en que compuso su primer Gobierno de coalición, que salvó el respaldo parlamentario con el apoyo de partidos y movimientos hostiles a la unidad de España y a la Constitución, que debía usar sus prerrogativas para imponer en contra de sus socios y afines, lo que considera “posiciones de Estado”, como el apoyo a la solución autonomista en la cuestión del Sáhara, el reconocimiento del Estado palestino con el consiguiente enfado de Israel, o el multimillonario apoyo a la guerra ucraniana de Zelenski, cuando las arcas del Estado están semivacías y el déficit supera los límites tolerables.
Las formas de Pedro Sánchez se asemejan más a las de los tiranos de Siracusa, Hierón II o Agatocles, que con mano de hierro elevaron el resplandor de la urbe siciliana. Pero tiene un programa, obedece a un guion.
Lo que lleva adelante Pedro Sánchez no tiene antecedentes, ni en su partido, ni en los Gobiernos españoles desde la Transición.
Según todos los indicios, sus numerosos asesores se ocupan solo de las formas, no del fondo. En un planeta hiperconectado, en el que el poder mundial esta imbricado con las grandes multinacionales de las finanzas, la energía, la tecnología y los complejos armamentistas, ¿en qué casilla del tablero se ubica Pedro Sánchez? Porque haberla, la hay. Pero ¿cuál?
¿Tiene que ver con su partitura Elon Musk, a quien Pedro Sánchez abre las puertas de la tecnología en España, y al que el futuro presidente estadounidense Donald Trump quiere tener a su lado? ¿O habría que mirar hacia Italia, donde la primerísima Giorgia Meloni invita a Sánchez a participar en el G-7 económico, dejando al presidente español sin saber muy bien como torear este “miura” al que cuelga el epíteto de “fascistoide” por razones puramente electorales cara a las Europeas del 9 de Junio?
¿Quién de todos ellos compone la partitura de Sánchez? ¿O será George Soros, de cuya mano Pedro Sánchez viajó a Estados Unidos para entrevistarse con las principales corporaciones financieras del planeta, con las que no se pueden gastar bromas?
En la quiniela también se encuentra el presidente galo Emmanuel Macron, con quien Sánchez firmó un Tratado de Amistad (¿hacía falta?). Macron sí tiene su propia partitura, muy francesa, muy eurocentrista, con algo de gaullismo congénito de “la grandeur de la France”, en la que bien podría encajar el joven delfín ibérico.
No nos olvidemos en fin a Vladimir Putin, quien como su homólogo y amigo oriental Xi Jinping tienen su propia partitura universal. Sánchez corteja a los dos: al ruso multiplicando por tres la compra del gas siberiano, y al chino reuniéndose con él por deseo del pekinés dos veces en cuatro meses, noviembre de 2022 y marzo de 2023. ¿El dúo Putin/Xi manejan en la sombra la partitura de Sánchez?
Europa se encuentra en un proceso de desarticulación. Las próximas elecciones van a conocer cambios profundos. Los movimientos populistas e identitarios se disparan en las encuestas, y, en caso de acuerdo entre ellos, pueden ser el primer grupo en el Parlamento de Estrasburgo. ¿Qué papel puede, quiere o le asignan a Pedro Sánchez sus padrinos?
Los sueños de sus asesores de encumbrar a Sánchez como presidente del Consejo Europeo para sustituir a Charles Michel que termina su mandato se han ido al traste. Los alemanes se oponen y los franceses no están por la labor. En cuanto a presidir la OTAN o la Secretaría General de las Naciones Unidas, es un espejismo sin sentido, que sólo existe en la imaginación de algunos monclovitas.
Quedaba otro sueño de los amigos íntimos, y era la de organizar una nueva Conferencia Internacional de Paz para Oriente Medio, meta irrealizable tras el choque político y diplomático con el Gobierno de Tel Aviv y el presidente israelí Benjamín Netanyahu. Choque al que quizás el abracadabrante viaje de Santiago Abascal a Jerusalén y su entrevista con el vituperado nuevo Mesías israelí haya contribuido a que Israel no tome represalias en los acuerdos de seguridad y defensa, y ello, aunque le pese al presidente Sánchez. Además, tras la declaración del presidente chino Xi Jinping de la necesidad de una nueva conferencia internacional para resolver el conflicto árabe-israelí, y su reciente visita a Francia para conmemorar el 60º aniversario de las relaciones entre Paris y Pekín, todo apunta a que, si Israel acepta un nuevo fórum mundial, éste se hará en Francia.
Por ahora, lo único real y tangible de que dispone Pedro Sánchez es la Presidencia de la Internacional Socialista. Pero este organismo, ¿realmente sirve para algo?
El desconocido adalid Sánchez tiene todavía algún as en la manga, sin duda. Los graves asuntos a los que se enfrenta no le impedirán cumplir su mandato, su hoja de ruta, caiga quien caiga.