Intensa ofensiva diplomática para evitar la escalada de la guerra en Oriente Medio

<p>Combatientes libaneses de Hezbolá participan en incursiones transfronterizas, parte de un ejercicio militar a gran escala, en Aaramta, en la frontera con Israel, el 21 de mayo de 2023, antes del aniversario de la retirada de Israel  - AFP/ ANWAR AMRO&nbsp;</p>
Combatientes libaneses de Hezbolá participan en incursiones transfronterizas, parte de un ejercicio militar a gran escala, en Aaramta, en la frontera con Israel, el 21 de mayo de 2023, antes del aniversario de la retirada de Israel  - AFP/ ANWAR AMRO 
Los dirigentes de Irán ya han hecho saber que les trae sin cuidado que su operación de venganza por el asesinato en su suelo del líder político de Hamás, Ismael Haniyeh, desencadene una espiral de guerra en toda la región de Oriente Medio

El mismo guía supremo del país habría confiado a su círculo más próximo que Irán no puede dejar sin castigo la operación realizada por Israel, en la convicción de que esa hipotética falta de respuesta supondría una merma en el prestigio y ascendiente de Irán sobre sus organizaciones y países aliados.  

A su vez, tanto Israel como su principal valedor, Estados Unidos, y por extensión los países de la Unión Europea, también se han tomado en serio la amenaza de escalada, de forma que, además de los correspondientes despliegues militares para hacer frente a la supuesta e inminente escalada, hayan intensificado frenéticamente la actividad diplomática para evitarlo.  

En el punto de mira como principal escenario está Líbano, país que los ciudadanos de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Arabia Saudí y Suecia están abandonando precipitadamente, en tanto que otros países de la UE y Canadá han recomendado vivamente a sus nacionales que no viajen al país de los cedros.  En todo caso, los que se arriesguen a contravenir tales recomendaciones tendrán cada vez más difícil llegar a Beirut, ya que compañías aéreas como Lufthansa, Air France, Transavia, Qatar Airways o Kuwait Airways han suspendido sus vuelos.

Jordania, que mantiene en vigor su acuerdo de paz con Israel, despachó a Teherán a su ministro de Asuntos Exteriores, Ayman Safadi. Su colega iraní, Ali Baghesi, le reiteró “la determinación de su país a pedir cuentas a Israel por sus crímenes”. Previamente, el rey hachemita, Abdalá II había emitido una declaración en la que resaltaba la necesidad de “poner fin a las acciones unilaterales de Israel que alimentan la violencia”.  

Casi simultáneamente, el presidente rotatorio del G-7, el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, convocaba a sus colegas a una reunión por videoconferencia, a cuyo término emitió un comunicado en el que los jefes de la diplomacia de los países más industrializados del mundo (occidental) expresaban su “fuerte preocupación” porque la actual crisis desemboque en una regionalización de la misma, empezando por Líbano. En el comunicado, instan a retomar la vía del diálogo y la moderación, al tiempo que subrayan que “la prioridad es alcanzar un acuerdo de alto el fuego en Gaza, la liberación de los rehenes [en poder de Hamás] y la intensificación de la ayuda humanitaria. Precisamente, a este respecto, a la tragedia que sufre la población gazatí ha venido a sumarse una violenta epidemia de hepatitis, que ya afecta a más de cien mil personas.  

Pero, junto con tales llamamientos a treguas, diálogos y acciones pacíficas, nadie deja de tomar medidas encaminadas a una intensificación de la guerra. Lo corrobora el consejero adjunto de Seguridad de Estados Unidos, Jon Finer, quién, en declaraciones a la cadena ABC, afirmaba que “Estados Unidos está preparado para afrontar todas las eventualidades” relativas a una escalada militar entre Irán e Israel. Tras reconocer “la urgencia de encontrar un alto al fuego en Gaza, Finer reconoció que el Pentágono está desplegando una ingente cantidad de medios navales y aéreos, “en vista de la necesaria renovación del compromiso de defender a Israel de un ataque”. El consejero puso no obstante el contrapunto de que “una guerra regional en este momento no interesa a nadie”.  

La eliminación de los dirigentes de Hamás e Hizbolá, Ismaeil Haniyeh y Fouad Chokr, respectivamente, ha iniciado un goteo sistemático de ataques quirúrgicos contra otros líderes de ambas organizaciones así como de la Yihad Islámica, lo que en Teherán se considera un serio aviso de Israel de que nadie en Irán es invulnerable, incluido el guía supremo de la Revolución, el ayatolá Ali Jameni.