Hacia otra guerra India-Pakistán por Cachemira

Shujjat Ali Rathore
Shujjat Ali Rathore

Se cumplen este 5 de agosto cuatro años de la abolición por el actual Gobierno indio de la abrogación del artículo 370 de su Constitución. Hasta 2019 esa disposición reflejaba el acuerdo suscrito en 1949 entre el entonces primer ministro indio, Jawarharlal Nehru, y el de Jammu y Cachemira, el jeque Mohammad Abdullah. Pakistán ni admite ni reconoce esa nueva Ley de Reorganización de Narendra Modi, y así nos lo expresa con toda firmeza el embajador de Pakistán en España, Shujjat Ali Rathore.

El diplomático paquistaní, que denomina a esta fecha el Youm-e-Istehsal-e-Kashmir (El Día de la Explotación de Cachemira), estima que “el paso dado por India y sus reiteradas violaciones de los derechos humanos y de la Cuarta Convención de Ginebra” (la relativa a la Protección de Personas Civiles en Tiempos de Guerra) constituyen una grave provocación que podría llevar a un nuevo enfrentamiento entre los dos países. 

La región en disputa es uno de los puntos calientes de Asia, susceptible de incendiarse nuevamente involucrando no solo a dos países tan populosos como India y Pakistán, sino también a China. Los tres son potencias nucleares y los tres tienen intereses directos en Cachemira. La razón de ello se remonta a 1947 cuando el Reino Unido acordó la independencia y partición de la joya de su imperio, encargando al abogado Cyril Radcliffe, que jamás había pisado el país, de trazar las líneas de demarcación, cosa que diseñó tras una estancia apresurada de apenas cinco semanas. 

Shujjat Ali Rathore
Shujjat Ali Rathore

Además de Mohandas Gandhi y Jawarharlal Nehru, los grandes líderes indios que preconizaban un país unido y centralizado, Mohamed Ali Jinnah, presidente de la Liga Musulmana, presionó en favor de una nación separada para los indios seguidores del islam. Fue así que Radcliffe trazó las fronteras entre Pakistán e India, incluyendo el Pakistán Oriental, que en 1971 se independizaría con el nombre de Bangladesh. En ese plan de reparto a Cachemira se le otorgó la facultad de elegir libremente formar parte de uno u otro de los nuevos países. El gobernante local, maharajá Hari Singh, pese a una abrumadora mayoría de sus habitantes musulmanes, se decantó por India, lo que provocó la primera guerra indo-paquistaní, que se prolongaría durante dos años.  Ambos países se volverían a enfrentar por Cachemira en 1965 y 1999, además de en 1971, al apoyar India con armas, pertrechos e inteligencia a los independentistas de Bangladesh, empeño en el que salieron triunfantes. Mientras tanto, la región de Jammu y Cachemira consolidó el control indio sobre la mitad de su territorio, en tanto que Pakistán hizo lo propio con el tercio noroeste, al tiempo que, de acuerdo Islamabad y Pekín, China pasó a controlar los territorios restantes en el norte y noreste de la región. 

Esa situación sobre el terreno no ha impedido que Pakistán siempre considerara a Cachemira una región en disputa, susceptible de resolverse mediante alguna fórmula que respetara el derecho a la autodeterminación del pueblo de Cachemira. Eso es lo que a juicio de Pakistán ha violado India al abolir el artículo 370 de su Constitución al tiempo que presentaba su nueva Ley de reorganización, según la cual consagra de facto el territorio como parte integrante de la Unión India, además de dividirlo en dos regiones: Jammu y Cachemira de una parte y Ladakh, de otra. 

Shujjat Ali Rathore
Shujjat Ali Rathore

Se da la circunstancia de que, según el embajador paquistaní en Madrid, las tres potencias involucradas disponen de armas nucleares. “Es evidente -dice el diplomático- que se ha producido una asimetría en cuanto al armamento convencional de que disponen unos y otros, un desequilibrio tan grave que pudiera tentar de utilizar lo nuclear a quién se sintiera en desventaja”. 

El Gobierno de Islamabad observa con atención y desconfianza los últimos movimientos de India, en especial su rearme, y más en concreto los voluminosos contratos concluidos por Narendra Modi con el presidente francés, Emmanuel Macron, en su reciente visita a París. Pakistán considera que la Unión Europea puede estar inclinándose más por el negocio que significa la venta de sus armas de todo tipo que por la reafirmación de sus valores más emblemáticos, en especial los referentes al respeto de los derechos humanos.