
El quinto medio para conseguir el objetivo de la vida dispuesto por Dios Exaltado consiste en el sacrificio por Su causa; es decir, deberíamos buscar a Dios gastando nuestra riqueza en Su causa, utilizando nuestras facultades en fomentar Su causa, sacrificando nuestras vidas por Él y empleando nuestra razón en Su nombre; como Él dice:
“Y esforzaos con vuestros bienes y vuestras personas por la causa de Al’lah” (9:41)
y:
“Todo lo que os hayamos concedido en inteligencia y conocimiento, en comprensión y arte, empleadlo en Nuestra causa” (2:4).
“En cuanto a los que se esfuerzan en Nuestro camino, han de saber que, en verdad, los guiaremos por Nuestras sendas” (29:70).
La perseverancia constituye el sexto medio para alcanzar este objetivo, dándonos a entender que el que busca a Dios no debería cansarse ni desesperarse, ni sentir miedo a ser probado, como Dios dice:
“Para aquellos que afirman: “Dios es nuestro Señor”, y se alejan de los falsos dioses y son constantes, es decir, permanecen firmes bajo las pruebas y las desgracias, descenderán los ángeles para tranquilizarles, diciendo: “No temáis, ni os aflijáis, sino sed felices; alegraos de haber heredado la alegría que se os prometió. Somos vuestros amigos en esta vida y en la otra””. (41:3132).
Estos versículos indican que con la constancia se consigue complacer a Dios. Es cierto, como ya se ha dicho, que la constancia es más que un milagro. La perfección de la constancia se comprueba cuando uno está rodeado de desgracias, y la vida, el honor y el buen nombre están en peligro por la causa de Al’lah, y no existen a nuestro alcance medios para reconfortarnos, de tal manera que incluso las visiones, los sueños y las revelaciones están suspendidos por Dios para probarnos, dejándonos abandonados ante peligros terribles. Es en este momento cuando no deberíamos descorazonarnos, ni echarnos atrás como cobardes, ni dejar que nuestra fe se ponga en la más mínima duda. No deberíamos permitir que nuestra sinceridad y perseverancia se debiliten, sino, que deberíamos estar contentos con nuestras desgracias. Deberíamos reconciliarnos con la muerte y no esperar que un amigo nos preste su apoyo para mantenernos firmes, ni buscar la buena nueva de Dios a causa de la severidad de la prueba. Deberíamos mantenernos rectos y firmes, a pesar de nuestra incapacidad o nuestra debilidad, o de la falta de sosiego. En todo momento deberíamos presentarnos para el sacrificio, estando totalmente reconciliados con los decretos divinos, y no quejarnos ni lamentarnos hasta el final de la prueba que se nos impone. Esta es la constancia que nos conduce hacia Dios. Esta es la cualidad cuyo perfume todavía llega hasta nosotros desde las cenizas de los Mensajeros, los Profetas, los mártires y los fieles.
A esto también alude la oración:
“Guíanos por el camino de la constancia, el camino que conlleva Tus bondades y favores, siguiendo el cual, mereceremos Tu agrado” (1:6-7).
Otro versículo indica la misma idea:
“¡Señor nuestro! Otórganos la paciencia, y haz que muramos sometidos a Ti”. (7:127).
Ha de tenerse en cuenta que en tiempos de adversidad y desgracia, Dios Exaltado hace que una luz descienda sobre los corazones de los que ama, quienes fortalecidos por esta luz, contemplan la desgracia con serenidad, y merced a la dulzura de la fe, besan las cadenas que los sujetan. Cuando una persona divina se halla ante el sufrimiento, y cuando la muerte se acerca, esta persona no lucha con el Señor Benevolente para librarse de tal condición, puesto que el seguir pidiendo seguridad en tal condición supone luchar contra la voluntad de Dios, y no es compatible con la sumisión completa. Un verdadero amante avanza paso a paso ante la adversidad, y considerando insignificante su propia vida en tal momento, se despide de ella, sometiéndose totalmente a la voluntad de Dios y buscando solamente Su agrado.
Con respecto a tales personas, Dios Exaltado dice:
“Y entre los hombres hay quien se vendería a sí mismo para buscar el agrado de Al’lah; y Al’lah es Compasivo para Sus siervos”. (2:208).
Este es el espíritu de constancia a través del cual el hombre encuentra a Dios. El que quiera entender, que entienda.
El séptimo medio para conseguir el objetivo de la vida consiste en buscar siempre la compañía de los justos, y en observar su ejemplo perfecto. Una de las razones por las que es preciso el advenimiento de un Profeta es que el hombre naturalmente desea un ejemplo perfecto, y tal ejemplo estimula el celo y la resolución. El que no imita un modelo se vuelve perezoso y se aparta del buen camino. Al’lah el Glorioso nos indica esto en el versículo:
“Buscad la compañía de los justos” (9:119);
y en el versículo:
“Guíanos por el camino de los que han recibido Tus favores” (1:7)
es decir, se debe buscar la compañía de los justos, y aprender de los que han recibido antes de nosotros la gracia Divina.
El octavo medio de conseguir el objetivo de la vida consiste en las visiones, los sueños verdaderos y las revelaciones. Puesto que el camino que conduce a Dios Exaltado es un camino difícil, lleno de adversidades y de dificultades, es posible que al seguir este camino poco familiar una persona se desvíe, comience a desesperarse, y deje de avanzar por el camino. Por esta razón, la gracia de Dios continúa estimulándole, reconfortándole e intensificando su celo y su anhelo. Dios reconforta de vez en cuando a los hombres mediante Su Palabra y Su revelación, y les asegura que Él está con ellos y fortalecidos por Dios, los hombres prosiguen su viaje por el buen camino. Él dice:
“Para ellos hay buenas nuevas en la vida presente y también en el Más Allá”. (10:65).
El Santo Corán ha expuesto otros medios diversos de conseguir el objetivo de la vida, pero por falta de tiempo no podemos tratar todos aquí.
(lpbD) – la paz y las bendiciones de Dios sean con él.
(Con esta entrega - la número 25 - damos por finalizadas las respuestas del Sagrado Corán a la tercera pregunta, y trataremos la cuarta pregunta que, como indicamos en el índice [https://www.atalayar.com/opinion/qamar-fazal/la-filosofia-de-las-ensenanzas-del-islam/20230425163940184001.html], era “El efecto de las ordenanzas prácticas de la Ley en esta vida y la en la Vida Futura.”)