
La filosofía del juramento en el Santo Corán (Continuación).
La revelación Divina también oculta los defectos de la razón humana, y como la noche, no deja que se hagan visibles sus errores, - puesto que los sabios corrigen sus propios errores a la luz de la revelación - y merced a las bendiciones de la santa revelación de Dios, se salvan del escándalo público. Por esta razón, ningún filósofo musulmán sacrificó un gallo como ofrenda a un ídolo como hizo Platón. Platón se equivocó porque estaba privado de la luz de la revelación, y a pesar de ser un gran filósofo cometió este acto odioso y absurdo. Al seguir a nuestro amo y señor el Santo Profeta (lpbD) , los filósofos musulmanes se protegieron contra prácticas tan absurdas e impías. Esto nos demuestra que la revelación Divina cubre, como la noche, las deficiencias de los sabios.
También sabéis que los siervos perfectos de Dios, igual que el cielo, toman bajo su amparo a los fatigados. Sus profetas y aquellos que reciben Su revelación derraman, como el cielo, la lluvia de su benevolencia. También poseen las cualidades de la tierra. Diversos tipos de árboles de ciencia elevada brotan de sus nobles almas, y la humanidad se beneficia de su sombra, de sus flores y de sus frutas.
En resumen, la ley visible de la naturaleza, que vemos fácilmente con nuestros ojos, sirve de testigo a la ley oculta cuyo testimonio Dios Exaltado cita en estos versículos en forma de juramentos. ¡Cuánta sabiduría contiene la palabra del Santo Corán, que procedió de la boca de un hijo iletrado del desierto! De no haber sido la Palabra de Dios, los sabios y aquellos que se consideran cultos no habrían criticado tan profunda percepción. Frecuentemente, cuando la razón imperfecta de una persona le impide apreciar un concepto, dicha persona critica lo que está basado en la sabiduría, y su crítica se convierte en prueba de que la sabiduría no está al alcance del intelecto medio. Por esta razón aquellos que se consideraban sabios criticaron este hecho; pero ahora, descifrado el misterio, las personas inteligentes, en vez de criticarlo, hallarán placer en ello.
En otra parte del Santo Corán, se recita tal juramento con el fin de citar un ejemplo de la ley natural en apoyo de un fenómeno de revelación:
“Juramos por el cielo que nos envía lluvia, y por la tierra que, con la ayuda de esta lluvia, nos proporciona varios tipos de vegetales, que el Corán es la Palabra de Dios y Su revelación, que discierne entre la verdad y la falsedad, y que no es vana; es decir, no se ha revelado a la hora indebida, sino que viene a tiempo, como la lluvia oportuna” (86:12-15).
Aquí Dios Exaltado expone una conocida ley de la naturaleza en apoyo de la veracidad del Santo Corán, que es Su Palabra. Sabemos muy bien que en tiempos de necesidad la lluvia cae del cielo, y que toda la vegetación de la tierra depende de la lluvia. Cuando la lluvia cesa, los pozos también se secan paulatinamente, de ahí que la tierra también dependa, por su agua, de la lluvia del cielo. Por esta razón, durante la estación de lluvias, también sube el nivel de agua en los pozos, porque las aguas celestiales afectan a las aguas terrestres. Así es la revelación entre la relación Divina y la razón humana. La revelación Divina es el agua celestial, y la razón es el agua terrestre que recibe sustento del agua celestial. Cuando cesa el agua celestial, es decir, la revelación Divina, también se seca paulatinamente el agua terrestre. Por esta razón, cuando transcurre un largo período de tiempo sin que aparezca ningún inspirado de Dios, la razón de los sabios se corrompe, igual que se corrompe y se seca el agua terrestre. Para apreciar este fenómeno basta considerar brevemente la condición del mundo inmediatamente antes del advenimiento del Santo Profeta Muhammad (lpbD). Habían transcurrido unos seiscientos años desde la aparición de Jesucristo (lpD), sin que apareciera ningún inspirado de Dios, y el mundo entero se había corrompido. La historia de todos los países demuestra que antes del advenimiento del Santo Profeta Muhammad (lpbD) la falsedad dominaba en todo el mundo. ¿Por qué sucedió así? Sucedió así porque durante mucho tiempo el mundo no había recibido ninguna revelación Divina, y como consecuencia el reino de los cielos había caído bajo el dominio de la razón humana. Todos conocemos la corrupción que prevalecía entre los pueblos porque éstos seguían su razón imperfecta. De este modo, cuando la lluvia de la revelación no descendió durante un intervalo largo, las aguas de la razón también se secaron.
Así pues, en estos juramentos, Dios Exaltado llama nuestra atención, y pide que meditemos sobre esta ley firme y eterna de la naturaleza: que toda la vegetación de la tierra depende de la lluvia del cielo. Así, la ley evidente de la naturaleza sirve de testigo para la Ley oculta que gobierna la revelación Divina. Intentad, pues, beneficiaros de la evidencia de este testigo, y no os dejéis guiar sólo por la razón, porque la razón es un agua que no puede continuar sin ayuda del agua celestial. Del mismo modo que el agua celestial hace que suba el agua de todos los pozos, aunque no caiga directamente en el pozo, cuando aparece en el mundo alguien que ha recibido revelación Divina, la razón se ilumina y se agudiza de una manera jamás vista antes, aunque el sabio no siga a dicha persona. La gente comienza a buscar la verdad, y se observa animación y actividad de todas las facultades dormidas. Todo este desarrollo de la razón y del corazón se debe a la bendita aparición del que ha recibido la revelación Divina, que hace que suban todas las aguas de la tierra.
Por lo tanto, cuando veáis que existe una búsqueda general de la religión, y que las aguas de la tierra se remueven, estad seguros de que ha caído la lluvia celestial sobre la tierra, y que el agua de la revelación Divina ha caído sobre un corazón humano.
(lpbD) – la paz y las bendiciones de Dios sean con él.
(Continuaremos en la entrega 28 donde iniciaremos la consideración última que expusimos en la primera entrega de esta serie [https://www.atalayar.com/opinion/qamar-fazal/la-filosofia-de-las-ensenanzas-del-islam/20230425163940184001.html] y que versa sobre “Las fuentes del conocimiento Divino”)