Rechazo al racismo

Ante los incidentes racistas que se produjeron el pasado fin de semana en el campo de fútbol del Valencia, como musulmán áhmadi que vivo en España – y que igualmente sufro ataques racistas por mi color de piel - quiero exponer cual es la solución que presenta el Sagrado Corán ante este peligro que supone un desequilibrio para la paz mundial.

El Santo Corán recuerda no sólo a los musulmanes sino a toda la humanidad:

islam-coran (1)

“¡Oh humanos! Temed a vuestro Señor quien os creó de un sólo ser del cual creó a su pareja y de los dos hizo descender a muchos hombres y mujeres; y temed a Al’lah, en cuyo nombre recurrís unos a otros, y temedle particularmente respetando los lazos del parentesco. En verdad, Al’lah os observa”. (C. 4: Al-Nisa: 2)

Nadie es superior a los demás.

De manera similar, el Santo Corán afirma:

islam-coran (2)

“¡Oh humanos! Os hemos creado a partir de un varón y una hembra; y os hemos constituido en clanes y tribus para que os reconozcáis mutuamente. En verdad, el más honrado de entre vosotros, a la vista de Al’lah, es el más piadoso de entre vosotros. Ciertamente Al’lah es Omnisciente, Conocedor de todo”. (C. 49: Al-Huyurat: 14)

La esencia del racismo es el prejuicio de clase. Cuando la gente comienza a actuar con prejuicios contra otra clase, con el pretexto de su propio interés de clase, el racismo comienza a descubrirse y a erigir su cabeza peligrosa y letal. No se ejerce ninguna discreción en la expresión de su odio; no se toma en cuenta ningún mérito individual, y la generalización se convierte en ley.

Creo firmemente que la discriminación y cualquier otro esfuerzo por dividir a la humanidad en cualquier plano, puede reportar a algunos ciertos dividendos a corto plazo; sin embargo, a la larga, las consecuencias son funestas para todos los implicados. En este escenario contemporáneo, el islam tiene un mensaje muy positivo y un papel efectivo que jugar.

En lo que respecta a la actitud del Santo Fundador del Islam (la paz de Dios sea con él), el siguiente extracto del Último Sermón (conocido como “el Sermón del Adiós”) que ofreció antes de su fallecimiento ante la reunión humana más numerosa a la que hasta entonces nunca se había dirigido, es suficientemente significativo:

“¡Oh seres humanos, vuestro Dios es Único y vuestro origen es único! Un árabe no es superior a un no-árabe, ni tiene superioridad un no-árabe sobre un árabe. El hombre blanco no es superior de ninguna forma al hombre negro, ni el hombre negro es mejor que el blanco, salvo en la medida en que ambos cumplan su responsabilidad ante Dios y el hombre. El más honorable entre vosotros a los ojos de Dios es el más piadoso…”

Este pasaje es muy intenso y patente. Merece la pena destacar el recordatorio del Santo Profeta Muhammad, la paz y bendiciones de Dios sean con él, en el sentido de que todos somos hijos del mismo Padre. Tiene la connotación evidente de que no debe permitirse que las razas, ni las religiones, ni las nacionalidades dividan la hermandad universal de la humanidad, que se originó en un parentesco único.

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