África es una constante asignatura; la misma no tiene fin. Desde su nacimiento, los afluentes del continente están en constante flujo y la variedad de escenarios en los que el continente fluye son en sí mismos una realidad a veces dolorosa, a veces esperanzadora, pero en cualquier caso diferente. África se sigue descubriendo y se la sigue esperando, pero es cada vez menos lejana, no tiene una narrativa feliz, no es un continente en calma, por todo ello su estudio es obligado y necesario desde su interior.
Lo más oscuro de África sigue siendo su profundo desconocimiento por ello un encuentro entre África y España como el que nos ocupa es mucho más que necesario, es el futuro.
