
Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.
En la actualidad Venezuela atraviesa uno de los periodos más difíciles de su historia. La situación económica y social de la población no ha hecho más que deteriorarse en los últimos años. La combinación entre la pandemia de COVID-19, la escasez alimentaria y la vulneración de derechos humanos ha propiciado el éxodo de millares de venezolanos. Unido a ello la imposición de sanciones por parte de la comunidad internacional ha arrinconado todavía más al Gobierno de Nicolás Maduro a una relegación en la esfera internacional.
Como consecuencia de la invasión de Ucrania el concepto de seguridad energética a nivel mundial ha obtenido una mayor relevancia de la que ya pudiera tener. En este sentido potencias mundiales como Estados Unidos han visto peligrar la mencionada seguridad y se han lanzado a garantizar el suministro de petróleo a nivel mundial, siendo Venezuela un suministrador estratégico. Mencionada circunstancia ha provocado un alivio en la maltrecha situación económica venezolana y por el momento está sirviendo —seguirá siendo así— para que el Gobierno venezolano consiga el restablecimiento y normalización de unas relaciones con Estados Unidos, que independientemente de lo ideológico, resultan de mayúscula importancia para su supervivencia como Estado, tanto a nivel interno como allende sus fronteras. Las relaciones con la Unión Europea discurrían por la misma senda helada que las de Estados Unidos, en este caso, con unas sanciones menos severas y con cauces de comunicación más fluidos. El cambio político acontecido en Colombia arroja todavía más luz sobre Venezuela de cara a restablecer su influencia a nivel regional y a mejorar unas relaciones que en las últimas décadas habían sido muy hostiles entre Caracas y Bogotá.
En vista de esta nueva corriente diplomática que Venezuela parece no querer desaprovechar, es consciente de que para cualquier aspiración internacional que se proponga, es fundamental que restablezca un diálogo con la oposición, y de que esta goce de un modelo de garantías parlamentarias, puesto en cuestión en numerosas ocasiones. A colación de este ideal, el pasado mes de noviembre el Gobierno de Venezuela se apresuró a retomar los contactos con la oposición en México, en donde ambas partes consiguieron grandes avances, materializándose en el desbloqueo de fondos internacionales.
La elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia y su posterior investidura el pasado mes de agosto de 2022, marca un punto de inflexión en la historia política de Colombia al romper la alternancia política que había regido el país en las últimas décadas. Los anteriores Gobiernos de la Casa de Nariño en Bogotá habían mantenido fuertes confrontaciones diplomáticas con Venezuela. Estas se remontan a comienzos del siglo XX por disputas territoriales —la más polémica, el contencioso en torno a la soberanía de la península de la Guajira—, y continuaron durante la alternancia bipartidista a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Los puntos de fricción más notorios llegarían como consecuencia de la permeabilidad de los grupos guerrilleros y narcoterroristas en la frontera venezolana siendo Caracas acusada de otorgarles apoyo y recursos para sus actividades.
Las relaciones con Colombia estaban suspendidas desde el año 2019 y durante la campaña presidencial del actual presidente electo Gustavo Petro, Nicolás Maduro aprovechando la popularidad del que fuera otrora tiempo guerrillero del M-19, contactó con él a través de un intermediario1. En lo sucesivo, Nicolás Maduro demostró su disposición a reiniciar unas nuevas relaciones diplomáticas con Bogotá, como se corroboró en su primer encuentro en Caracas, el pasado 1 de noviembre, en el que no solo se manifestó una positiva disposición de Venezuela hacia Colombia, además, Nicolás Maduró apeló al regreso de Venezuela a organismos internacionales como la Comunidad Andina al igual que el retorno de Venezuela a la membresía del Sistema Interamericano de Derechos Humanos2.
El pasado mes de octubre Venezuela no consiguió reunir el número de votos necesarios para mantenerse en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, circunstancia acuciada por la situación vulnerable de los derechos humanos en los últimos años3. Más allá de la ayuda que le pueda brindar las nuevas relaciones con Bogotá, la reincorporación a los sistemas de Naciones Unidas solo será posible en la medida en que el Gobierno de Nicolás Maduro promueva y restablezca un régimen de garantías democráticas a nivel interno.
El nuevo rumbo que ha cogido las relaciones entre ambos países es solo el inicio de lo que parece ser un cambio profundo en el entendimiento de ambas naciones. De manera inmediata ha tenido un impacto en lo económico tras el anuncio por parte de ambos dirigentes de la apertura de las fronteras tanto terrestre como aérea, lo que está suponiendo un aumento y celeridad en el intercambio de mercancías4. Igualmente, las aerolíneas Avianca, Latam, Ultra, Wingo y Avior comenzaron a operar el pasado mes de septiembre, realizando hasta cinco vuelos diarios entre ambas capitales y extendiendo las rutas entre otras ciudades de ambos países5.
La reapertura de la frontera resulta fundamental para que Venezuela normalice sus relaciones con Colombia. Las actividades ilegales a lo largo de la frontera han sido una práctica habitual en los últimos años. La gestión de los pasos fronterizos ilegales — denominados trochas— por las que a diario pasan centenares de personas, han estado monopolizados por los grupos guerrilleros escindidos desde el final de las FARC, y por otros previamente existentes como el caso del Ejército de Liberación Nacional, suponiendo una importante fuente de financiación para estos grupos armados organizados colombianos.
A colación de los Acuerdos de paz de la Habana en 2016 que pusieron fin a las actividades de las FARC, han surgido numerosos grupos armados organizados que desconfiaron del proceso de negociación, y que en la actualidad siguen manteniendo sus actividades guerrilleras con el narcotráfico como base común como el caso de Segunda Marquetalia. Otros grupos de mayor trascendencia histórica como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) siguen manteniendo sus actividades con la problemática añadida de que han penetrado en territorio venezolano donde encuentran un refugio idóneo —principalmente en el estado de Apure— que les otorga capacidad para continuar como organización.
Resulta fundamental que el nuevo rumbo de las relaciones entre Caracas y Bogotá no dejen en el olvido la necesaria colaboración y persecución de estos grupos armados organizados, más todavía por parte de Venezuela al estar en su soberanía, para poder abordar un fin exitoso no solo a las conversaciones entre el ELN y el Gobierno de Colombia sino también a la presencia de los mencionados grupos armados en territorio venezolano.
«Ahí estaban las dos banderas bonitas, unidas como deben estar las banderas de Estados Unidos y Venezuela»6 fue la máxima con la que el presidente Nicolás Maduro se refirió al clausurar el encuentro entre el Gobierno de Venezuela y una delegación estadounidense. Tras el estallido del conflicto en Ucrania y sus consecuencias a nivel internacional, en especial en la geopolítica de las materias primas, Washington se apresuró a garantizar la soberanía energética para evitar cualquier impacto derivado de la invasión rusa en Ucrania el pasado 24 de febrero de 2022. Esta reunión no se reduce a expresar una mera inquietud por los impactos en los mercados internacionales del aumento del precio del crudo consecuente de las alteraciones en la producción mundial7, sino que establece un precedente, pues abre una nueva puerta para lo que parece ser unas nuevas relaciones diplomáticas entre Washington y Caracas a corto plazo.
Por el momento ya se han empezado a materializar, en el sentido de que Washington ha aceptado acceder al intercambio de dos sobrinos de Nicolás Maduro8 —conocidos como los narcosobrinos— en contrapartida por la liberación de cinco ciudadanos estadounidenses ejecutivos de la compañía petrolera Citgo que se encontraban retenidos en suelo venezolano.
Durante la celebración de la COP27 en El Cairo, se produjo un fortuito encuentro entre el presidente de la República Francesa Emmanuel Macron y Nicolás Maduro durante el cual el presidente francés manifestó su intención de «comenzar un trabajo bilateral». A raíz de este breve encuentro el presidente Maduro le confirmó que enviaría una persona de máxima confianza suya, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional al Foro de París por la Paz9. Este foro celebrado en la capital gala ha servido como preámbulo a la reanudación de las conversaciones entre el Gobierno venezolano y la oposición, las cuales se encontraban en punto muerto desde el 2021. En mencionada reunión10 el presidente francés se sirvió de la ayuda de los jefes de Estado de Colombia y Argentina; Gustavo Petro y Alberto Fernández respectivamente, que en calidad de presidentes de naciones próximas a la idiosincrasia política de los países iberoamericanos —en este caso Venezuela— , intervinieran para que el reinicio del diálogo fuese vinculante entre los emisarios, de una parte Jesús Rodríguez en nombre del Gobierno de Venezuela y Gerardo Blyde, en representación de la oposición venezolana agrupada en la Plataforma Unitaria.
Actualmente París no reconoce el Gobierno de Nicolás Maduro como legítimo, pero independientemente, este acercamiento hace indicar que el rol que el Elíseo y el Quai d´Orsay habían mantenido hasta entonces va a adquirir una postura más dialogante y entendible de la realidad política, más todavía geopolítica venezolana, siguiendo de forma paralela pero individual, los propósitos de la Acción Exterior de la Unión Europea.
La nueva oportunidad que vislumbra el Gobierno de Venezuela para salir del cerco impuesto en la última década le obliga sin más dilación a replantearse el trasfondo de las conversaciones con la oposición en México, reanudadas el 25 de noviembre con el Reino de Noruega como mediador11. El reinicio del diálogo como le insistió Estados Unidos está culminando con el levantamiento de determinadas sanciones.
El régimen de Nicolás Maduro en vista de las elecciones presidenciales, que tendrán lugar en el 2024, es consciente de la necesidad imperiosa de que estas se desarrollen en un modelo de plenas garantías democráticas y, por ende, la oposición pueda concurrir a ellas sin obstáculos. De igual manera que se garantice el reconocimiento de los resultados, de lo contrario, su oportunidad para retomar las relaciones con Estados Unidos y comenzar su reintegración a nivel internacional se vería mermada de manera considerable.
De forma primordial es necesario atender las demandas de la población venezolana fuertemente golpeada por las circunstancias económicas más todavía en la coyuntura pandémica. Tras la finalización de esta primera ronda de conversaciones se ha acordado la liberación de hasta tres mil millones de dólares con la ayuda de Estados Unidos, los cuales se encontraban bloqueados, cuyo destino eminente serán los ámbitos de la salud pública, sistema educativo y garantías alimentarias12. Siguiendo la estela pactada, el Gobierno de Estados Unidos permitirá al gigante Chevron retomar sus operaciones en Venezuela con un horizonte limitado a seis meses y con posibilidad de prórroga en base al desarrollo del cumplimiento del preacuerdo, y con la posibilidad de rescindirse si el desarrollo y el compromiso con los derechos humanos se ve amenazado13.
Las intenciones del Gobierno de Nicolás Maduro es persuadir a Estados Unidos y condicionar en estos diálogos de México con la oposición, la extradición de su otro hombre de confianza Alex Saab. En el momento del desarrollo de estas conversaciones en México, fue la propia esposa de Alex Saab la que le sustituyó en las negociaciones. No se espera que Estados Unidos cruce esta línea extraditando a Alex Saab, sobre el que recaen importantes cargos relacionados con el blanqueo de capitales.
La estrategia de Caracas parece estar muy bien definida, exigir el levantamiento de todas las sanciones posibles para garantizar unas elecciones democráticas. Mencionada circunstancia no tardará en entenderse como un chantaje y una extralimitación de lo ya pactado en las conversaciones de México. A instancias de Washington, condicionar un total levantamiento de toda sanción impuesta a un país por la reiterada persecución a la oposición política, no será tomada como una propuesta sensata a la que puedan acceder, entendiendo el compromiso con las libertades de la primera potencia del mundo.
El mantenimiento de las consultas en México es una condición sine qua non para el levantamiento de sanciones. En este sentido, el apoyo regional que reciba Venezuela de otras naciones resultará fundamental, no solo para mantener los principios de acuerdos ya pactados en estas conversaciones, sino de igual forma, para mantener una apropiada sintonía entre gobierno y oposición. La Organización de Estados Americanos —OEA— y otras organizaciones como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
—CELAC— pueden apuntalar todavía más estas conversaciones y que el axioma sanción-diálogo devenga lo antes posible en Venezuela en una entente basada en la democracia y en un sistema de garantías plenas.
Desde Bruselas el jefe de la diplomacia europea también ha visto con buenos ojos este reinicio de conversaciones y aventuró a relajar las sanciones basándose en los avances que se produzcan tras las conversaciones de México14 todo ello en el contexto de
«explorar formas de cooperación con el pueblo venezolano en temas regionales y globales, incluidas la seguridad energética».
Las sanciones impuestas desde el año 2017 recaían sobre la figura de 55 altos funcionarios del estado venezolano y sobre el embargo de armas15 para evitar ulteriores actos violentos contra la oposición durante manifestaciones —como ha ocurrido en los últimos años—. No obstante, las sanciones de la Unión Europea sobre la industria petrolera venezolana —principal contribuyente al PIB venezolano— no han sido tan restrictivas como las impuestas por EE. UU., salvo las prohibiciones impuestas al gigante PDVSA impidiendo la realización de exploraciones gasistas en el Mediterráneo Oriental16.
La Unión Europea no quiere desaprovechar esta coyuntura favorable que le brinda los diálogos entre el Gobierno Venezolano y la oposición, bien vistos desde Bruselas, por ende, los esfuerzos de integración regional e internacional en términos políticos y económicos —principalmente comerciales— serán necesarios si la Unión Europea quiere encaminarse hacia unas nuevas relaciones, mantenidas en el tiempo y sólidas con Venezuela, de las cuales ambos actores obtendrían resultados beneficiosos. Por una parte, Bruselas asegurándose un suministro energético que inquieta profundamente a las autoridades comunitarias, en vista de la falta de convergencia de una geopolítica energética en el seno de la Unión Europea que ni está ni se la espera, además de conseguir el tan deseado y ansiado avance hacia unas elecciones libres en el venidero 2024, punto de inflexión para restablecer la pérdida de los estándares democráticos que viene acuciando Venezuela en los últimos lustros. Por otra parte, el Palacio de Miraflores se aseguraría el levantamiento de algunas de las sanciones, al igual que el muy posible aumento de la popularidad de Nicolás Maduro. Si la mencionada situación culmina en un aumento de los intercambios comerciales, Venezuela tiene asegurado una relación fiable con la Unión Europea, pues esta no puede perder la oportunidad de aumentar su influencia y presencia diplomática en toda Latinoamérica, desplazando la intromisión de otros actores como Rusia y China.
Todas estas nuevas iniciativas que recaen en Venezuela no pueden ser únicamente consecuencia de unas circunstancias en las que la logística petrolera se ha visto comprometida. Independientemente del reinicio de los diálogos en México, la comunidad internacional no puede olvidar la persecución a la que se ha visto sometida la oposición en los últimos años.
En su día, el líder de la oposición Juan Guaidó, tras su nombramiento como presidente interino por parte de la Asamblea Nacional de Venezuela recibió un importante apoyo de la Administración Trump que vio una valiosa ocasión para desalojar del poder a Nicolás Maduro. De igual forma, el Grupo de Lima, que con gran fuerza surgió en el año 2017, sostuvo a Juan Guaidó desde el inicio de la crisis institucional a comienzos del año 2019. Llegados a este punto y a pesar de los compromisos mostrados por parte de EE. UU. con la oposición venezolana, pero sobre todo con la figura de Juan Guaidó, parece que esta aventura llega a su fin. La voluntad de la Administración Biden de cooperar en materia energética y establecer un diálogo abierto con Maduro resulta contradictorio y contrapone la idea de legitimar y dialogar con un gobierno paralelo —el de la oposición— más todavía cuando se están produciendo profundas desavenencias dentro del grupo liderado por Juan Guaidó, que asisten a un final anunciado incluyendo el abandono de figuras relevantes en el seno de Voluntad Popular como Roberto Marrero —jefe de su gabinete— entre disputas por el liderazgo de la oposición17, incluso anunciado una finalización pactada para el mandato de Juan Guaidó en el 2023.
Independientemente del nuevo rumbo que tome la oposición, una fractura interna en el seno de la coalición y más aún en torno a la figura de su líder no hace presagiar un futuro sostenido para dicho bloque de cara a las próximas elecciones presidenciales, en las que, por seguro, Nicolás Maduro llegará fuertemente reforzado, no solo por el impacto positivo del levantamiento de las sanciones gracias a la retoma de las deliberaciones con la oposición, sino por la legitimación indirecta que está obteniendo del aumento de los canales diplomáticos con las potencias y actores anteriormente mencionados.
Venezuela tiene una oportunidad histórica en el año 2023 para salir del ostracismo en el que ha estado inmersa en los últimos lustros. Los cambios geopolíticos acontecidos en Europa han provocado una aceleración en el diálogo entre actores del continente americano, concretamente entre EE. UU. y Venezuela cuyas relaciones atravesaban en los últimos años fuertes reticencias. La riqueza en hidrocarburos que tiene Venezuela supone un salvavidas no solo para la propia nación sino para otros cuyo suministro a ellos mismos y al mercado internacional supone un aliciente desde el punto de vista de la tan amenazada seguridad energética a nivel mundial.
A nivel regional la elección de Gustavo Petro como presidente en la vecina Colombia supone un punto de inflexión y una oportunidad para restablecer unas relaciones congeladas, lo que además le supondrá un importante impulso para su reintegración en la esfera regional, circunstancia en la que podrá buscar en Gustavo Petro y en su nueva Colombia un actor vehicular para mencionado acometido. No es descartable que Estados Unidos busque en Colombia un actor para mantener su aproximación a Venezuela.
De igual forma la Unión Europea continuará muy interesada en el restablecimiento y la normalización de unas relaciones diplomáticas determinadas en los últimos años por la situación de los derechos humanos en Venezuela.
Si el Gobierno de Venezuela escucha y atiende las demandas de la oposición y mantiene en el tiempo los principios de consenso y diálogo mostrados en las conversaciones de México, no tendrá problema para abrirse un nuevo futuro con actores tan relevantes como son Estados Unidos, la Unión Europea y Francia a nivel internacional, y Colombia a nivel regional para aumentar su esfera de influencia. Una oportunidad que el Gobierno de Venezuela no puede dejar escapar siempre y cuando dé garantías a la comunidad internacional del respeto al proceso electoral de 2024, y el entendimiento de que sin un sistema democrático vinculante será imposible su regreso al orden internacional.
Sergio Remacha Sanz*
Máster en liderazgo, diplomacia e inteligencia
REFERENCIAS:
- DIEGO QUESADA, Juan. «El contacto secreto entre Petro y Maduro», El País. 4 de septiembre de 2022. https://elpais.com/america-colombia/2022-09-04/el-contacto-secreto-entre-petro-y-maduro.html
- GRANADILLO, Andrés. «Maduro y Petro se reunieron en Caracas con el objetivo de fortalecer la integración binacional», Francce24. 2 de noviembre de 2022. https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20221101- reuni%C3%B3n-petro-maduro-en-caracas-objetivo-trabajar-en-la-integraci%C3%B3n-binacional-total
- POZZEBON, Stefano «Rights activists hail Venezuela´s departure from UN Human Rights Council», CNN World. October 11, 2022. https://edition.cnn.com/2022/10/11/americas/venezuela-human-rights-council-intl-latam/index.html
- «Así va la reactivación del transporte aéreo y terrestre entre Colombia y Venezuela», Infobae. 15 de noviembre de 2022. https://www.infobae.com/america/colombia/2022/11/15/asi-va-la-reactivacion-del-transporte-aereo-y-terrestre- entre-colombia-y-venezuela/
- DIEGO QUESADA, Juan. «Petro y Maduro anuncian la apertura de la frontera y el restablecimiento de los vuelos entre Colombia y Venezuela», El País. 9 de septiembre de 2022. https://elpais.com/america-colombia/2022-09- 09/petro-y-maduro-anuncian-la-apertura-de-la-frontera-y-el-restablecimiento-de-los-vuelos-entre-colombia-y- venezuela.html
- «Nicolás Maduro se reunió con Estados Unidos», Vanguardia. 8 de marzo de 2022. https://www.vanguardia.com/mundo/nicolas-maduro-se-reunio-con-estados-unidos-MH4944835
- MELY REYES, Luz. «El encuentro entre Estados Unidos y Maduro: Hablar hasta con el diablo», The Washington Post. 8 de marzo de 2022. https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2022/03/08/encuentro-venezuela- estados-unidos-maduro-biden-rusia-invade-ucrania-petroleo/
- «El régimen chavista liberó a siete estadounidenses encarcelados en Venezuela a cambio de la excarcelación de dos sobrinos de la esposa de Nicolás Maduro», Infobae. 1 de octubre de 2022. https://www.infobae.com/america/venezuela/2022/10/01/el-regimen-chavista-libero-a-siete-estadounidenses- encarcelados-en-venezuela-a-cambio-de-la-excarcelacion-de-dos-sobrinos-de-la-esposa-de-nicolas-maduro/
- ALCALDE, Carolina. «Macron le dice a Maduro que le “encantaría” hablar y comenzar “un trabajo bilateral”». Voz de América. 7 de noviembre de 2022. https://www.vozdeamerica.com/a/macron-dice-a-maduro-que-le-encantaria- hablar-y-comenzar-un-trabajo-bilateral-/6823995.html
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- «Régimen de Maduro y oposición de Venezuela alcanzaron un acuerdo en México», Infobae. 26 de noviembre de 2022. https://www.infobae.com/america/mexico/2022/11/26/dialogo-de-paz-en-venezuela-reinicio-en-mexico-con-la- esperanza-de-llegar-a-un-acuerdo/
- Turkewitz, Julie and Kanno-Youngs, Zolan. «US Allows Chevron to Expand Energy Operations in Venezuela», The New York Times. Nov. 26, 2022. https://www.nytimes.com/2022/11/26/world/americas/venezuela-chevron-oil- us.html
- GUERRERO, Catalina. «Borrell, sobre Venezuela: “Ahora es el momento propicio” para un acuerdo», EuroEFE. 16 de noviembre de 2022. https://euroefe.euractiv.es/section/latinoamerica/news/borrell-sobre-venezuela-ahora-es- el-momento-propicio-para-un-acuerdo/
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- «Roberto Marrero renuncia a VP y dice qué partidos pondrán fin al interinato de Guaidó en 2023», Alnavío. 21 de octubre de 2022. https://alnavio.es/roberto-marrero-renuncia-a-vp-y-dice-que-partidos-pondran-fin-al-interinato-de- guaido-en-2023/