Proteger los logros de las renovadas relaciones hispano-marroquíes a medio plazo

Las relaciones entre Marruecos y España disfrutan de una larga historia de cooperación e intercambio cultural, económico, securitario, etc. Sin embargo, esta cooperación enfrenta muchos desafíos, especialmente a la luz de los eventos geopolíticos y económicos globales. Uno de los retos más importantes a los que se enfrentan las relaciones entre ambos países es preservar sus conquistas a medio plazo. Estos logros significan preservar el entusiasmo que se ha construido entre los dos países en el último año.
Cooperar en la promoción de inversiones conjuntas, ampliar el alcance del trabajo económico entre los dos países, alentar a las pequeñas y medianas empresas, brindar más oportunidades en la inversión en «infraestructura económica», mejorar la cooperación cultural y el intercambio académico, son algunos de los esfuerzos que se tienen que llevar por ambos Gobiernos para proteger las ganancias logradas desde la nueva posición del Gobierno de Sánchez sobre el plan de autonomía marroquí para el Sáhara.
En este sentido, se debe dejar atras las disputas políticas que han hecho que los dos países pierdan durante las últimas dos décadas grandes oportunidades de crecer juntos y de desarrollar un verdadero ejemplo de vecindad, destacando que Marruecos es una prioridad para la política exterior española, según repetidas declaraciones de altos funcionarios españoles. De hecho, este carácter prioritario tiene que traducirse en una política de Estado explícita, con medidas orientadas para evitar episodios de crisis diplomaticas, a saber, el diálogo, el respeto mutuo, el respeto a los tratados y acuerdos internacionales y la no injerencia.
Y para mantener los avances en dicha relación bilateral, incluida la puesta en marcha de los acuerdos firmados en la última Reunión de Alto Nivel, celebrada en Rabat los días 1 y 2 de febrero (la primera desde 2015), es de mera importancia «no recurrir a actuaciones unilaterales», y tratar los asuntos sensibles con mutuo acuerdo «por complejos que estos sean».
Asimismo, proteger los logros de las relaciones hispano-marroquíes a medio plazo pasan por varios puntos clave, desde el mantenimiento de la posición sobre el Sáhara y desarrollarla con hechos más «sinceros» sobre el terreno, a promocionar juntos la estabilidad regional o defender los intereses marroquíes en el seno de la Unión Europea durante la presidencia española.
La política exterior de Marruecos está en un constante proceso de crecimiento. Afronta una etapa crucial en un contexto mundial cada vez más global, y en constante búsqueda de posicionarse en el tablero geoestratégico y geoeconómico regional y mundial. Marruecos, bajo el mandato del rey Mohamed VI, ha aprovechado oportunidades estratégicas, asociándose con socios de enorme potencial. Con estas asociaciones, el Reino busca sentenciar de forma definitiva toda ambigüedad relativa a su integridad territorial, incluido el territorio del Sáhara.
España ha entendido que la cuestión del Sáhara es la primera prioridad para Marruecos. En este sentido, la autonomía puede constituir el marco político para una solución del conflicto y la única capaz de desbloquear la situación de forma negociada, justa, equitativa, duradera y garante de la dignidad de los componentes saharauis y de la integridad territorial de Marruecos.
En efecto, España está llamada a progresar en su reconocimiento de la autonomía marroquí sobre el Sáhara sobre el terreno, sentando pilares importantes para incrementar el comercio bilateral en la región, posibilitando sentar unas bases para el desarrollo económico de las poblaciones saharauis. También está llamada, junto a Marruecos, a incentivar a las pymes españolas para instalarse en la región, para que se añadan a las 1.100 empresas ibéricas ya instaladas en el Reino. La buena adaptación de un plan económico conjunto, frenaría las mentiras de los enemigos de Marruecos, que diseñan sus ataques sobre la base de las dificultades económicas que sufren los residentes de la región.
Esta nueva etapa no es solo beneficio para las aspiraciones marroquíes de lograr un apoyo español anhelado desde décadas, sino que es un beneficio para España también, en concreto Canarias, que se beneficiará de unas relaciones win-win. El archipiélago, ha registrado un descenso del 82 % en las llegadas de migrantes ilegales, según los datos publicados por «Frontex». En lo económico, el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, ha anunciado la puesta en marcha de tres nuevas rutas aéreas este verano, reforzando la presencia de la aerolínea local «Binter», a la espera de la reactivación de la línea marítima entre Tarfaya y Fuerteventura.
Hoy, el Gobierno español, para proteger a sus intereses supremos y los avances de esta nueva etapa con Marruecos, también está invitado a controlar el flujo de donaciones a las llamadas «asociaciones saharauis», sus formas de financiación, el origen del dinero que reciben y el «modus operandi» de sus activistas, que se caracteriza en la mayoría de los casos por violencia excesiva.
Los Gobiernos de Marruecos y España deben impulsar durante los próximos meses los intercambios de experiencias de éxito en el modelo empresarial, con el fin de ejemplificar la economía bilateral y aportar ideas innovadoras para lograr objetivos multidimensionales.
La actual crisis entre Rabat y París puede ocasionar una verdadera oportunidad para el tejido económico español. España debe identificar oportunidades de inversión en Marruecos y enfocarse en sectores donde tenga una ventaja competitiva ante lo que ofrecen los franceses. Esto puede incluir áreas como la energía renovable, la tecnología, la agricultura y el turismo.
El sector marroquí que más entusiasma a España y ante el cual las grandes economías se frotan las manos para poder obtener acceso a ello (incluso Francia) es el relacionado con la energía solar y eólica. El reino ibérico admite intereses para apoyarse en el desarrollo de las energías limpias y promover la reindustrialización de los sectores que más valor añadido aporten a ambos Estados.
España no esconde su interés también en convertirse en el socio más importante de Marruecos en el ámbito energético, al margen del fuerte impulso que está dando el país norteafricano al desarrollo de las energías renovables. España puede aportar su experiencia para que Marruecos logre el objetivo marcado para 2023 de tener un 52% de la generación eléctrica con fuentes renovables.
Otro aspecto donde España podría mejorar consiste en diferenciarse de la competencia francesa y ofrecer ventajas únicas. Esto puede incluir el uso de tecnología avanzada, la creación de productos personalizados y una fuerte orientación hacia el cliente, con el fin de mejorar la eficiencia y la calidad de sus productos y servicios. También puede personalizar sus ofertas para adaptarse a las necesidades y preferencias específicas de los consumidores marroquíes (grandes amantes del Made in Spain).
La cooperación en materia de seguridad es uno de los retos que conducen a un «contacto constante entre las autoridades de los dos países vecinos». Un contacto marcado por la sinceridad, colaboración efectiva, transparente y «respetuoso de la soberanía nacional».
La región del norte de África y el Mediterráneo ha sido durante mucho tiempo una zona de inestabilidad y conflicto. Las tensiones políticas y económicas, el extremismo y la inmigración ilegal son algunos de los desafíos que enfrenta la región. Para abordar estos desafíos, se requiere una cooperación regional efectiva y la participación activa de todos los actores relevantes. Marruecos y España tienen un papel importante que desempeñar en la promoción de la estabilidad regional. Marruecos es una puerta de entrada relevante a África y es un líder regional en términos de seguridad y estabilidad. España, por otro lado, es un puente entre Europa y África y tiene una larga experiencia en la gestión de desafíos regionales.
Ante la creciente ola de extremismo en el norte de África y el Sahel en particular, Marruecos es fundamental para la seguridad de España, y el país ibérico tiene constancia del peligro que puede venir desde el Sahel, después del caos de las Fuerzas Armadas francesas y su retirada de dicha región sin lograr ningún avance. A este respecto, el fortalecimiento de los canales de comunicación efectivos para intercambiar información y coordinar acciones, junto a la evaluación y el seguimiento constante, llevaría a medir la efectividad de la cooperación hispano-marroquí para prevenir los riesgos.
En las fronteras terrestres, la implementación de las tan deseadas «fronteras inteligentes» en los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla, permitirán un mayor control sobre el tráfico de personas y mercancías, lo que ayudaría a prevenir el contrabando y la entrada ilegal de individuos. Con el uso de tecnología avanzada como cámaras de vigilancia, sistemas de reconocimiento facial y de huellas dactilares, se puede detectar y detener a personas que intenten cruzar la frontera de manera ilegal. Las fronteras inteligentes (en proceso de instalación) pueden incluir sistemas de control de pasaportes automatizados, mejorando así la experiencia de los usuarios reduciendo los tiempos de espera y hacer que el proceso de control sea más eficiente y rentable.
España ejercerá por quinta vez la Presidencia del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023, entre el 1 de julio y el 31 de diciembre. El jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez, ofreció a Marruecos su colaboración para tender puentes con la Unión Europea (UE).
Marruecos verá con buenos ojos la «iniciativa» (considerada de buena fe) que pretende llevar Sánchez, para profundizar en la relación de Marruecos con la Unión Europea pese a la tensión del reino norteafricano con Europa, tras la resolución de la Eurocámara llamando a Rabat a respetar la libertad de expresión.
En Marruecos, la resolución del Parlamento Europeo (PE) ha sido totalmente rechazada, denunciando una injerencia en su soberanía y en su sistema judicial. El Parlamento marroquí ha decidido revisar sus relaciones con el PE.
A través de esta «mediación», la cooperación económica entre la UE y Marruecos es una de las áreas clave en las que la Presidencia española del Consejo de la UE puede trabajar. La UE y Marruecos ya tienen un Acuerdo de Asociación que incluye una zona de libre comercio, pero se puede hacer más para mejorar la cooperación económica. Esto podría incluir la facilitación del comercio y la inversión a través de medidas como la simplificación de los procedimientos aduaneros, la eliminación de barreras no arancelarias y la mejora de la conectividad en infraestructura.
En cuanto al diálogo político, la Presidencia española del Consejo de la UE puede proporcionar una plataforma para un diálogo más intenso y constructivo entre la UE y Marruecos en áreas de interés común, como la lucha contra el terrorismo, la seguridad regional y la migración.
Por último, en el ámbito social, la Presidencia española puede apoyar la cooperación en áreas como la educación y la cultura, lo que puede fortalecer los lazos entre la UE y Marruecos. Esto podría incluir intercambios académicos y culturales entre la UE y Marruecos, así como programas de cooperación en áreas como la investigación científica y la innovación.
La buena sintonía entre el actual líder del Partido Popular (PP) Alberto Núñez Feijóo y el expresidente del PP, Jose María Aznar, es examinada con mucha atención desde Marruecos. En una hipotética victoria de Feijóo en las próximas elecciones generales en noviembre, se examinará el alcance de la influencia de Aznar en las decisiones que tomaría Feijóo en relación con Marruecos.
La etapa de Aznar como jefe de Gobierno español fue de las más conflictivas con Marruecos. En Rabat, las señales de Feijóo, pese algún que otro lapsus, son analizadas cuidadosamente. Marruecos espera que el líder del PP siga los pasos de Sánchez, confirmando su apoyo al plan de autonomía marroquí en el Sáhara.
De todos modos, Marruecos está preparado para cualquier escenario. Interrumpir el desarrollo de una cooperación que promete mucho causaría enormes pérdidas por ambos lados.