Del significado del paisaje a la frontera entre México y Estados Unidos
Desde luego no debe ser fácil que se junten hasta el final, en un proyecto común, un artista minucioso y puntilloso hasta la extenuación y una comisaria enérgica y decidida a que nada escape a su control. Pero, lo cierto es que la colaboración entre el artista granadino José Guerrero (1979) y la comisaria Marta Gili, han puesto en la escena de la Fundación Mapfre una exposición que cabe calificar de soberbia.
El propio artista que, desde hace veinte años, explora la relación entre paisaje natural, arquitectónico y arqueológico con la actividad humana y el paso del tiempo, la señala como la mejor de sus exposiciones celebradas hasta ahora.
En el conjunto de su obra, este fotógrafo concibe el paisaje como una entidad activa y dinámica donde lo sociopolítico, lo cultural y el imaginario colectivo se entrelazan de manera intrigante. Para Guerrero, fotografiar un territorio, un paisaje o un lugar, implica interesarse por las relaciones de cercanía, las alteraciones y las tensiones que estos encierran, desechando así la concepción moderna del paisaje como algo meramente natural y ajeno a nosotros.
Su producción artística se caracteriza por una meticulosa organización en series, en las que utiliza horizontes marcados, la teatralidad del cielo y las nubes y la saturación de los colores. Este enfoque invita al espectador a experimentar una fascinación y un confort ante lo que parece conocido. Y, una vez creado este espacio de reconocimiento, el verdadero desafío radica en desentrañar las interacciones entre la realidad y la ficción que propone el autor, orientadas a provocar una renovación en la mirada, más allá de la simple contemplación.
La exposición, constituida por 138 fotografías y un audiovisual coproducido por el autor con el compositor Antonio Blanco, despliega diversos hilos conductores, desde la luz hasta la oscuridad y desde el documento hasta la abstracción. Un itinerario dividido en seis secciones: Horizontes, Carrara, Roma 3 Variazioni, Brechas, BRG y GFK, incluyendo una obra adicional realizada por el artista en las calles de la medina de Fez, la vieja capital imperial de Marruecos.
La frontera, según Romero Beltrán
El colombiano Felipe Romero Beltrán (Bogotá 1992) es también un explorador de paisajes, pero en su caso con seres humanos, con sus vidas, dramas y tragedias arribando al primer plano. Los territorios en los que ha fijado su atención preferente son los que han sido o son escenario de tensión, conflicto y reflexión visual.
Antes de fijarse en el río Bravo y sus tres mil kilómetros haciendo de frontera entre México y Estados Unidos, el artista colombiano ya había glosado el río Magdalena, uno de los más importantes de su Colombia natal, testigo de la guerra, iniciada en 1960, entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno del país. También, en su siguiente trabajo, Dialecto/Dialect, había plasmado la situación de varias menas de origen marroquí después de haber cruzado el estrecho de Gibraltar.
Con Bravo se ha alzado como proyecto ganador de la segunda edición del KBr Photo Award. Romero Beltrán sitúa al espectador en el tramo de este río próximo a la ciudad mexicana de Monterrey, donde tanto el río como los flujos de personas que llegan para atravesarlo lo condicionan todo, conformando la identidad de sus gentes y de sus modos de vida.
Comisariada por Victoria del Val, Bravo se concibe como un ensayo fotográfico de 52 fotografías, que se acercan a esta realidad por medio de una serie de imágenes de arquitecturas, personas y paisajes divididas en secciones tituladas Cierres, Cuerpos y Brechas.
Retrato del tiempo
El tercer autor que comparece en esta triple exposición en la Fundación Mapfre es el norteamericano Nicholas Nixon, en la que muestra la serie definitiva de Las hermanas Brown.
Nicholas Nixon (Detroit, 1947) es una figura clave en la fotografía contemporánea, reconocido por una obra que se ha centrado primordialmente en el retrato. Las hermanas Brown, serie finalizada en 2022, es uno de los trabajos más relevantes, que reúne los retratos anuales desde 1975, realizados a su esposa Beverly Brown, junto a sus tres hermanas, Heather, Mimi y Laurie, siempre en el mismo orden, mirando a la cámara, con luz natural y utilizando una cámara de gran formato.
Esta serie revela en su reiteración el pulso del tiempo: el envejecimiento, las transformaciones emocionales y la permanencia de los lazos familiares. Nixon construye así una estructura constante y un relato visual sobre la intimidad y los vínculos afectivos. Es una experiencia estética que trasciende lo personal para ofrecernos una de las representaciones más conmovedoras de la historia del arte sobre el paso del tiempo.
La adquisición por la Fundación Mapfre en 2007 de este conjunto de obra marcó el inició de su colección de fotografía. Ahora, estas tres exposiciones forman parte de la sección oficial del Festival PHotoESPAÑA.
