El Real Madrid recibe a Mbappé para culminar su década prodigiosa
Ni el mejor guion de Hollywood podría haber escrito así la llegada de Kylian Mbappé al Real Madrid. Siete años de relación tormentosa donde el francés se negó a aterrizar en Madrid porque la BBC (Benzema, Bale y Cristiano) estaban en su mejor momento de forma. Del Mónaco pasó al PSG, pese a haber conocido Valdebebas, donde se fotografió con Cristiano Ronaldo en una imagen única.
Su vida en París ha estado plagada de tensiones con la propiedad del club y hasta con la Presidencia de la República que le ha presionado hasta el último momento para que no abandonara Francia. La joya gala no debía dejar el país y para eso tuvieron que pagar millones de euros a un jugador incapaz de ganar la Champions en las temporadas en las que le rodearon de Neymar y Messi.
Mientras, el Real Madrid conquistaba Europa una y otra vez. Hasta 15 veces tras la última Champions de Wembley. La llegada de Mbappé se ha convertido en intrascendente gracias a la estabilidad del club a todos los niveles. A la habitual paz institucional manejada por Florentino Pérez y una veterana junta directiva que no pierde los nervios, se unen los aciertos con los fichajes y una economía saneada, que no boyante, pero que le permite afrontar fichajes como los del jugador francés sin modificar su masa salarial demasiado.
Mbappé llega al Real Madrid a por lo único que necesita el galo: la Champions. Campeón del Mundo con Francia y máximo goleador de su liga en varias ocasiones, aterriza en Madrid para levantar la 16ª que ahora se convierte en una obligación para el Real Madrid después de la gesta de este año sin Benzema y con los lesionados de larga duración.
Un comunicado de apenas dos líneas es todo lo que el Real Madrid ha presumido de fichaje. El mejor momento del club blanco no lo va a superar un futbolista por muy bueno que sea. Florentino Pérez ha querido dejar claro a Mbappé que llega a un club sin estridencias y donde nadie es mejor que nadie. Esa camiseta la han vestido Figo, Beckham, Ronaldo o Zidane y ha sobrevivido a la salida de Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos. Esta temporada ha ganado la Liga y ha dejado sin Champions a todo un Manchester City en una eliminatoria que fue la gran final de la competición europea.
Mbappé se vestirá de blanco después de la Eurocopa y no irá a los Juegos Olímpicos que se celebran en su país. Thierry Henry desveló en rueda de prensa que su interlocutor en la casa blanca le había dicho “no” una y otra vez y que desde el instituto no había recibido tantas negativas. El Real Madrid no necesita extremar su cariño hacia Mbappé permitiendo que vaya a los Juegos, su disciplina es otra y las normas son claras para todos los jugadores que pretendan alternar Eurocopa o Copa América con la cita olímpica: imposible.
El guion de la película tiene un giro perfecto. El protagonista llega al equipo de sus sueños, pero ya no es aquel jugador imprescindible para ganar títulos. Será uno más en el vestuario y una máquina de vender camisetas y contratos de patrocinio. El club blanco salva a LaLiga y le entrega a una figura de primer nivel para devolverle algo del lustre perdido en los últimos años.
El Barça mira desde la incredulidad el momento blanco mientras se pregunta cómo han podido llegar a esa mediocridad institucional en apenas unos años y lo difícil que será arreglar todo otra vez. Europa se pregunta por qué un club propiedad de sus socios gana Copas de Europa sin alterar el mercado mientras ellos invierten miles de millones en comprar un fútbol que no acaba de hacerles reinar en un continente donde el Real Madrid se ha convertido en el equipo a batir.
