Carmen Chato
El aumento de los intercambios comerciales Estados Unidos y la Unión Europea puede propiciar un mayor crecimiento de la región latinoamericana. Un impacto positivo que, con instrumentos como la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés), mejorará la posición de las economías emergentes en la arena internacional. Una idea que fue lanzada en el transcurso de la jornada “La geopolítica del TTIP”, organizada por el Real Instituto Elcano y el Centre for European Reform y que reunió en la Asociación de la Prensa de Madrid a representantes de organismo públicos y de centros de pensamiento que analizaron la vertiente política de este Acuerdo.
Una de las mesas redondas de la jornada estuvo dedicada a los otros actores regionales que podrían verse beneficiados del TTIP. Este análisis, que se detuvo sobre Latinoamérica con la participación de Germán Ríos, director de Asuntos Estratégicos de CAF-banco de desarrollo de América Latina, que subrayó que las potencias mundiales emergentes se merecen desempeñar un puesto mucho más acorde a la realidad internacional actual. Un puesto por el que llevan luchando 25 años y que se debe traducir en un cambio en las instituciones internacionales y en la arena internacional.
En relación al TTIP, Germán Ríos destacó que nos encontramos ante una nueva generación de acuerdos sobre comercio, en los que se prima desarrollar nuevos estándares y regulaciones en este ámbito y que, por otra parte, los convierte en herramientas mucho más complejas. Una modernización del esquema tradicional que permite adaptarse a un mundo cambiante.
Para el caso específico de Latinoamérica, Ríos señaló que, aunque el desempeño económico de la región está siendo muy heterogéneo, la región como bloque ve abierta la posibilidad de actuar en la fragmentación actual que se está produciendo en las grandes tendencias de las relaciones multilaterales. América Latina tiene una gran tradición de participar y negociar en foros multirregionales, como es el caso de Mercosur o Nafta, y por este motivo, se puede jugar un papel destacado en estos foros globales.
Pero, y así lo manifestó el director corporativo de Asuntos Estratégicos de CAF, Latinoamérica debe estar preparada cuando el TTIP entre en vigor para así aprovechar las nuevas perspectivas que este puede abrir. Por un lado, tiene que anticiparse en su transformación y no esperar al “viento de cola del Acuerdo”; además, y en este sentido, debe trabajar por una mayor integración física regional, con un especial desarrollo de las infraestructuras que permitan un mayor intercambio comercial interno.
Se detuvo también en su análisis en destacar como China, aun siendo un socio importante para América Latina, no hay una relación más allá del intercambio comercial. Algo que sí se da con otros actores como Estados Unidos o la Unión Europa, en especial España, con los que comparte una estrecha historia común.
Otro de los elementos a tener en cuenta en el análisis del TTIP es el otro gran acuerdo que se está negociando en paralelo: el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica o TPP, por sus siglas en inglés y que regirá las relaciones económicas y comerciales de Estados Unidos y la región del Pacífico, que surge como nuevo actor en el orden global.