Un Boeing 767-300 de Air Canada había sufrido un fallo en una rueda en el momento del despegue

Aterrizaje de emergencia exitoso en Barajas

photo_camera IBERIA - Pistas de Barajas

Todo quedó en un susto. El Boeing 767-300 de Air Canada que sufrió una avería al despegar del Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez en la tarde de este lunes ha podido regresar a la capital española sin que haya que lamentar daños humanos. Después de volar en círculos durante más de cuatro horas para quemar combustible y aligerar peso, la aeronave se ha posado sin mayores problemas en las pistas del aeropuerto madrileño.

En palabras de AENA, la toma de tierra se ha producido “sin incidencias”. El organismo ha informado de que los mecánicos han realizado una valoración preliminar del estado del avión para determinar la mejor forma de evacuar al pasaje. A los pocos minutos del aterrizaje, el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana José Luis Ábalos, que se había desplazado al aeropuerto para seguir la evolución del vuelo, ha felicitado tanto a la tripulación como a los integrantes del dispositivo de seguridad que se había previsto en caso de accidente, constituido por efectivos de la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Cuerpos de Bomberos de la Comunidad de Madrid y de Castilla-La Mancha. 

El avión que ha sufrido el percance debía cubrir la ruta Madrid-Toronto y lleva asignado el código de vuelo ACA837. Llevaba 130 pasajeros a bordo. En el despegue, que se había efectuado alrededor de las tres de la tarde, una de las ruedas del tren de aterrizaje reventó. La goma del neumático fue absorbida por uno de los motores, que quedó inutilizado. A su paso por la ciudad de Madrid, nada más despegar, su altitud era mucho más baja de lo que es habitual. 

Según ha podido saberse por los testimonios que algunas de las personas que estaban a bordo han compartido, en el momento de despegar, se oyó un fuerte golpe en la cabina. Los miembros de la tripulación mantuvieron a los viajeros al corriente de lo ocurrido. Les trasladado que era “un pequeño problema”, en palabras del propio comandante, que buscó transmitir tranquilidad a los pasajeros: “Todo está bajo control”.

El avión podía volar sin mayores problemas, pero el protocolo de seguridad indica que, cuando una pieza del tren de aterrizaje está dañada, es obligatorio regresar al aeropuerto de origen. Para poder afrontar el aterrizaje con más garantías, la tripulación ha pasado más de cuatro horas volando en círculos sobre territorio castellanomanchego, entre las localidades de Santa Cruz de la Zarza (en la provincia de Toledo), Tarancón y Uclés (pertenecientes a Cuenca). El objetivo de esta maniobra residía en quemar combustible y así aligerar la aeronave. Cuando se conoció que había un problema, un caza F-18 despegó de la base militar de Torrejón de Ardoz para escoltar a la aeronave.

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