El riesgo emergente

Servicio de Estudios de 'la Caixa'

Pie de foto: Imagen de una carretera en la India. Los precios, la política monetaria y factores internos cambian el ciclo de los emergentes

Los últimos meses han sido testigo de un reajuste en los motores del crecimiento económico mundial. El deterioro de las perspectivas de los principales países emergentes se ha compensado con la mejora en los países desarrollados. Así, esperamos que el crecimiento global se sitúe en el 3,2% en 2015 y que tienda a mejorar en 2016 hasta alcanzar el 3,7%.

Para que estos pro­nós­ticos se cum­plan, es cru­cial que la des­ace­le­ra­ción de los emer­gentes sea or­de­nada y no de­rive en si­tua­ciones de ines­ta­bi­lidad fi­nan­ciera glo­bal. A fecha de hoy, ese es­ce­nario es im­pro­ba­ble. Es cierto que hay va­rios ele­mentos que ponen en aprietos al mundo emer­gente, pero, por su he­te­ro­ge­neidad y por el punto de par­tida de mu­chos de los países afec­ta­dos, que en ge­neral es muy ra­zo­na­ble, no es de es­perar que el bloque de países emer­gentes se adentre en una etapa pro­lon­gada de tur­bu­len­cias.

El ciclo de las eco­no­mías emer­gentes está cam­biando de signo por tres fac­tores fun­da­men­ta­les. El pri­mero es la fase de pre­cios bajos de las ma­te­rias primas y, de ma­nera es­pe­cial, del pe­tró­leo. Esta es una cir­cuns­tancia que in­cide ne­ga­ti­va­mente en di­versos países en desa­rro­llo, al­gunos gran­des, como Rusia, y otros pe­queños, como Venezuela y Angola, cuyos pre­su­puestos y cuentas ex­te­riores des­cansan en ex­ceso en los in­gresos pe­tro­lí­fe­ros. Sin em­bargo, las caídas del precio del pe­tróleo son po­si­tivas para los países que son im­por­ta­dores netos de crudo, mu­chos de los cuales per­te­necen al bloque emer­gente, como China, la India o Turquía, por lo que el efecto neto no ne­ce­sa­ria­mente será ad­verso para el cre­ci­miento agre­gado.

Un se­gundo factor ne­ga­tivo está li­gado al cambio de signo de la po­lí­tica mo­ne­taria nor­te­ame­ri­cana. Los años de ex­pan­sión de la li­quidez en EE. UU. han com­por­tado un pro­nun­ciado au­mento de la deuda pú­blica y pri­vada en al­gunas eco­no­mías emer­gen­tes. El inicio del ciclo con­trac­tivo de la po­lí­tica mo­ne­taria es­ta­dou­ni­dense ame­naza con pro­vocar sa­lidas de ca­pi­tales y so­cavar la es­ta­bi­lidad fi­nan­ciera y el cre­ci­miento, es­pe­cial­mente en aque­llos países en los que la deuda está de­no­mi­nada en mo­neda ex­tran­jera. El riesgo está ahí, pero un examen por­me­no­ri­zado de la si­tua­ción fi­nan­ciera de las di­versas eco­no­mías afec­tadas muestra que los focos po­ten­ciales de ten­sión son lo­ca­li­za­dos. De he­cho, a di­fe­rencia de épocas an­te­riores de ten­siones en los emer­gen­tes, mu­chos de ellos dis­ponen ahora de un im­por­tante col­chón fi­nan­ciero que les per­mite afrontar con más ga­ran­tías el nuevo es­ce­na­rio.

Finalmente, no se puede ob­viar el factor de la si­tua­ción in­terna de las pro­pias eco­no­mías emer­gen­tes. Será clave la ca­pa­cidad que tengan al­gunos países des­ta­ca­dos, como es el caso de Brasil, Turquía o China, para re­formar sus mo­delos de cre­ci­miento, que se han ba­sado en un pa­trón des­equi­li­brado. El éxito de estos paí­ses, y en es­pe­cial del gi­gante asiá­tico, en la co­rrec­ción de sus des­equi­li­brios ma­cro­eco­nó­micos será de­ter­mi­nante para el cre­ci­miento glo­bal, pero es pre­ciso no perder de vista que no son pocos los que afrontan la si­tua­ción con eco­no­mías só­lidas y equi­li­bra­das. Entre ellos des­tacan la India y México, país este úl­timo que es pre­vi­sible que pueda ges­tionar sa­tis­fac­to­ria­mente la des­ace­le­ra­ción eco­nó­mica, a pesar de su­frir por el des­censo del precio del pe­tró­leo. Otras re­giones emer­gentes im­por­tan­tes, como Europa cen­tral, tam­bién mues­tran una so­lidez y un po­ten­cial de cre­ci­miento ro­busto.

En con­clu­sión, al­gunas grandes eco­no­mías emer­gentes ce­rrarán el año en re­ce­sión, lo que in­ci­dirá ne­ga­ti­va­mente en el cre­ci­miento de la eco­nomía mun­dial. Sin em­bargo, tam­bién son mu­chos los países en desa­rrollo que afrontan la des­ace­le­ra­ción con un am­plio margen de ma­niobra y, si China es capaz de pi­lotar con éxito el ate­rri­zaje de su eco­no­mía, nada hace pensar que la des­ace­le­ra­ción ac­tual del mundo emer­gente afecte de ma­nera cru­cial a la eco­nomía glo­bal.