España aumenta su número de socios fundamentales

 
Por Alexandra Dumitrascu
Foto: Muchas empresas españolas exportan e invierten en el exterior. 
 
La crisis financiera global ha originado cambios sustanciales en el panorama internacional, en todos los sentidos. Una de las consecuencias derivada de la misma ha sido una variación en el grado de interdependencia de la economía española, que ha visto modificada la intensidad de sus relaciones con algunos países. Si en los años previos a la crisis, Reino Unido encabezaba la lista de socios fundamentales de la economía española, posición en la que se mantuvo incluso hasta 2012, seguido de lejos por Alemania, en 2013 la situación se ha invertido. En este sentido, Alemania escaló el mapa general de países con los que España registra mayores niveles de interdependencia, hasta convertirse en su principal socio, desplazando a Reino Unido a la segunda posición, seguido por Francia, otro de los socios tradicionales de la economía española. Así se desprende del ‘V Índice Elcano de oportunidades y riesgos estratégicos para la economía española’, presentado la semana pasado en la sede del Instituto de Crédito Oficial (ICO) de Madrid, y elaborado con el objetivo de desvelar el perfil de la inserción económica exterior de España, y que permite identificar las debilidades y los mercados potenciales de la economía española. El informe, además, cierra con un diagnóstico de los problemas que acechan al sector exterior, complementado con algunas propuestas destinadas a rebasarlos.
 
Relaciones intensas
El Índice revela, asimismo, que en 2013 se ha experimentado un aumento del número de socios fundamentales de la economía española, en cuanto que Países Bajos y Estados Unidos se han incorporado, pero también consolidado en esta categoría durante todos los años pos-crisis, al igual que Francia. La relación establecida con las tres grandes economías de la UE (Reino Unido, Alemania y Francia) se debe a que éstos se erigen como los principales destinos de las exportaciones españolas, a la vez que destacan como proveedores de las importaciones hacia España, pero también por ser origen de los ingresos por turismo que se registran en nuestro país. La amplía red de flujos en cuanto a inversión directa se refiere y los movimientos bancarios transfronterizos, son también variables que consolidan dicha interdependencia. Un ejemplo de ello son los Países Bajos que debe su alto grado de interdependencia a su “especial posición como plataforma financiera para la canalización de inversiones”. Del mismo informe se desprende que Italia, Portugal e Irlanda, países con los que España ha establecido tradicionalmente vínculos estables en todos los planes, representan un “reto estratégico” causa de los elevados niveles de riesgo desprendidos de su respectiva rebaja de la calificación crediticia experimentada con la crisis, aunque se prevé que esta situación dé un giro en positivo en el medio plazo. En cuanto a los riesgos internacionales, la economía española los encuentra en el ámbito de las relaciones comerciales que establece con los países exportadores de petróleo y/o gas como Nigeria, Angola, Libia, Argelia, Kazajstán, Venezuela, Irak, Guinea Ecuatorial, Gabón y Egipto. De entre esos países, España goza de una estrecha relación con Argelia debido a las elevadas importaciones de gas.
 
Peso de las exportaciones
Durante los últimos siete años, la débil demanda interna ha empujado a la economía española a una creciente dependencia del mercado exterior que supo aprovechar con gran destreza. Así, en la actualidad, España se configura como el segundo país exportador, después de Alemania, y es el único que a lo largo de los últimos años ha ganado cuota exportadora. El principal destino de las exportaciones españolas durante el año 2013 ha sido en un 62% la UE, el restante porcentaje repartiéndose entre las demás regiones del mundo, aunque en ínfimos niveles. Por eso, no es de extrañar que entre los socios fundamentales de la economía española encontremos a Estados miembros de la UE. Si embargo, uno de los retos a los que se enfrenta España es a la necesidad de diversificar más el destino geográfico de sus exportaciones, reduciendo su dependencia del mercado europeo debido a que sus países crecerán poco en los próximos años. Por tanto, el foco se debe poner hacía los países emergentes, que registran un mayor potencial de crecimiento, entre ellos los del llamado grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Estados Unidos, México, Japón, Argelia, Marruecos, Turquía y los países del Consejo de Cooperación del Golfo. Por su parte, Australia, Indonesia y Singapur presentan un reducido nivel de interdependencia, por eso España debería concentrar sus esfuerzos hacía estos mercados dado las extraordinarias oportunidades de comercio e inversión.
 
Grandes oportunidades
Las relaciones comerciales que España establece con Rusia destacan especialmente, relación en la que se dan un alto nivel de interdependencia y que, según el informe del Real Instituto Elcano, si el riesgo que supone el gigante euroasiático se redujera, éste se convertiría en socio fundamental para la economía española; la misma situación que se da con Arabia Saudí, que representa el segundo proveedor de petróleo, después de Rusia, y un creciente destino de las exportaciones españolas. Con la vista puesta en Latinoamérica, Brasil ha sido el segundo o tercer socio con mayor grado de interdependencia comercial, puesto que se alterna con Colombia. En cuanto a las inversiones directas, pese a la dramática situación global, España se ha mantenido durante los años 2012 y 2013 en el noveno puesto en cuanto a capacidad de atracción de inversiones, por delante de México, Irlanda e incluso Reino Unido. El Índice Elcano revela que por primera vez el área de socios fundamentales ha estado ocupada por seis países, con los que existe un proceso de inversiones directas cruzadas: Alemania, Países Bajos, Luxemburgo, Reino Unido, Francia y EE.UU. En Latinoamérica, Brasil y México, se han situado en el sexto y novenos puesto, respectivamente, en grado de independencia para España, y Argentina y Venezuela han sido los únicos países que representan un riesgo en potencia para la economía española.
 
Margen para la mejora
Como se puede desprender, el futuro de España está fuera de sus fronteras, por tanto, aunque en los últimos años la inserción de la economía española ha seguido una senda positiva, se hacen necesarias nuevas iniciativas para potenciar, si cabe aún más, el sector exterior. En este sentido, las recomendaciones plasmadas en el informe elaborado por el Real Instituto Elcano pretenden aportar ideas para la mejora de la inserción económica exterior. A pesar de que España es el segundo país exportador, el número de empresas consideradas grandes representan únicamente un 0,5%, a diferencia de Alemania cuyo número representa un 3%. Por tanto, tal como apunta el Índice Elcano, el problema no reside en una falta de productividad por parte de las empresas españolas, que sí existe y que se sitúa al mismo nivel que las empresas externas, sino a un reducido tamaño de las mismas, que hay que corregir y alentar que aumenten mediante la aplicación de diversas medidas, como puede ser la eliminación de las trabas legales y administrativas, entre otras. La necesaria eliminación de las barreras culturales que puedan existir, con vista a conseguir penetrar en mercados emergentes es imprescindible para la diversificación geográfica de las exportaciones, así como la reindustrialización de la economía española con la consiguiente incorporación a las cadenas de suministro globales.
 

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