El Gobierno de Marruecos diseña un plan para garantizar la soberanía alimentaria

La capacidad agrícola del Reino de Marruecos, pese a la sequía y las dificultades por la guerra de Ucrania, es próspera. El primer ministro marroquí, Aziz Akhannouch, señaló que este año también será desafiante, pero el Gobierno está tratando de superarlo “con una productividad importante en varias cadenas de producción”. La atención a la seguridad alimentaria estratégica en el actual contexto internacional es uno de los grandes desafíos del Gobierno, agregó.
Así lo afirmó en un discurso pronunciado ante los diputados durante una sesión mensual de rendición de cuentas constitucional sobre el tema “la visión del Gobierno para establecer un sistema nacional de soberanía alimentaria”. El primer ministro afirmó que su Gobierno está “trabajando para sentar las bases de un sistema alimentario sostenible para lograr la soberanía alimentaria”, y señaló que la intensidad de las tensiones geoestratégicas y los conflictos regionales, así como los efectos de la pandemia, han provocado un amplio colapso de las actividades económicas y un desequilibrio en las cadenas globales de valor.

Uno de los mayores desafíos que enfrenta el Gobierno, según Aziz Akhannouch, es la seguridad alimentaria. Debido a las consecuencias de la crisis ucraniana, que se tradujo en un aumento de los precios que el Gobierno logró controlar recientemente y lograr cierto equilibrio, el país norteafricano experimentó el año pasado dificultades para conseguir algunos alimentos.
El Gobierno de Akhannouch ha presentado proyectos ambiciosos porque cree que el Reino podrá manejar cualquier escasez por sí solo. Akhannouch afirmó que “la expansión de la inflación de los alimentos se debe al endurecimiento excesivo de un grupo de países a las exportaciones de aceites, trigo y azúcar, lo que se ve exacerbado por la posición que ocupan las partes en el conflicto ruso-ucraniano en el mercado mundial de granos, donde aportan alrededor del 50% del suministro mundial de cereales”.

En el punto álgido de la crisis de la pandemia, el primer ministro, que anteriormente había ocupado la cartera de agricultura, señaló que sus logros habían asegurado el acceso de los marroquíes a los alimentos y señaló que “la magnitud de sus logros alcanzó la ambición establecida y logró los objetivos que se habían propuesto, especialmente para lograr la seguridad alimentaria de los marroquíes”.
Según el sitio web Hespress, el primer ministro no ocultó el hecho de que “los efectos de los problemas globales y las presiones inflacionarias que los acompañan, aumentando los precios de la energía, los productos básicos y los alimentos, y la interrupción de las cadenas mundiales de suministro, oscurecen el estado de la economía nacional y generan costos adicionales para el presupuesto estatal”. La sequía es una de las mayores preocupaciones, por lo que los agricultores de todo el país que se han reunido en la 15º edición del Salón Internacional de la Agricultura de Marruecos con el objetivo de lograr soluciones de riego efectivas.

El Gobierno de Marruecos quiere que la agricultura, que actualmente representa el 14% del PIB, tenga un mayor impacto en la economía de la nación. El Proyecto Marruecos Verde, que se presentó en 2008, fue mencionado por Akhannouch. Según Akhannouch, este proyecto “contribuyó a la plena explotación del potencial agrícola de Marruecos, duplicando el PIB agrícola hasta superar el techo de 127.000 millones de dírhams en 2021, triplicando las exportaciones con una tasa de empleo del 75% en las zonas rurales”.
“Esto ayudó a mejorar el ingreso agrícola promedio en el mundo rural en un 66%, al movilizar inversiones totales de casi 160.000 millones de dírhams, de los cuales las inversiones privadas constituyen más del 60%”, expresó. Desde 2013, primer año después de la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación entre la UE y el Magreb que incluía una cuota preferencial de 285.000 toneladas, el volumen de importaciones comunitarias desde Marruecos ha pasado de 365.695 toneladas a 557.225 toneladas en 2022 y, si Reino Unido se incluye, el volumen asciende a 701.541 toneladas.