Julián González/CapitalMadrid.com
Pie de foto: Repsol cierra el año a 13,42 euros la acción desde los 7,57 euros de enero de 2016. La OPEP se reunirá este mes para verificar si se cumplen los compromisos del 30 de noviembre
Nadie imaginaba que 2016 acabaría con el petróleo en cerca de 57 dólares el barril. Ni los más optimistas creían que pudiera superarse la barrera de los 50 dólares después de que en febrero pasado llegase a caer a 27 dólares, con el consiguiente varapalo para las petroleras y su hundimiento en Bolsa. Pues bien, todo ha cambiado y se espera que el año que acaba de comenzar sea un buen ejercicio para los resultados del sector y las economías de los países productores.
El petróleo Brent ha cerrado el año a 56,82 dólares el barril, lo que supone una subida de un 52% y el West Texas (WTI) de Estados Unidos ha acabado a 53,72 dólares, con un crecimiento de un 45%. En los dos casos, se han roto los pronósticos pues se estimaba que hasta 2017 no se alcanzarían cuotas similares.
El barril de crudo despidió 2015 con un precio de 37,82 dólares, 20 dólares menos que actualmente, lo que hizo presagiar los peores augurios en 2016 para la marcha de las grandes empresas petroleras. Todas las grandes, ExxonMobil, BP, Shell, Texaco, Total, Eni, y hasta la propia Repsol, debieron ponerse las pilas y aplicar planes de reestructuración -incluidos fuertes recortes de plantilla y recortes de inversión-, para aguantar la caída en picado del crudo.
Un primer semestre catastrófico
El primer semestre no pudo ser peor para los resultados de la mayoría con descensos espectaculares en sus cuentas. Aunque faltan por conocer las cifras del año, la mayoría de las grandes ha podido salvar los muebles y se esperan unos resultados mucho mejores de los contabilizados a mitad de año.
El derrumbe del crudo a principios de 2016 era tal que, hasta las economías occidentales más dependientes de las importaciones de petróleo empezaban a temer el efecto negativo que podía tener sobre sus exportaciones hacia los países productores.
Y es que, los propios países productores veían cómo la principal fuente de su riqueza se derrumbaba y empezaba a generar elevados déficits públicos en sus cuentas, afectando a su política de gastos y a las importaciones de productos. Arabia Saudí, Rusia, Argelia, Irán, México y Nigeria, entre otros, han sufrido sus peores crisis de la historia con lo que la subida del barril puede ser la tabla de salvación de sus presupuestos y de sus inversiones comprometidas.
En Argelia, el déficit presupuestario superaba 12% del Producto Interior Bruto (PIB), y en Arabia Saudí el déficit público se había disparado por encima del 15%, un nivel impensable para el segundo mayor productor de petróleo del mundo después de Rusia.
Lo peor de todo es que varios analistas pronosticaban que el petróleo seguiría en 2016 por debajo del umbral de los 40 dólares y habría que esperar hasta 2017 para ver el barril por encima de los 50 dólares. “Por debajo de los 35 dólares el barril, las economías de muchos países productores son difícilmente sostenibles”, señalan la mayoría de los expertos.
Esta circunstancia es la que ha llevado a los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a acordar, en noviembre pasado, un recorte en la producción de 1,2 millones de barriles diarios a partir de enero de 2017 -hasta los 32,5 millones de barriles al día-, y 600.000 barriles adicionales por parte de los países no miembros de la OPEP, como Rusia.
Pendientes de Irán
Habrá que ver si Irán, uno de los países siempre díscolos, cumple su promesa y si el resto hace también lo mismo. Los más escépticos dudan de que la OPEP vaya a mantener su promesa. Para verificar dicho compromiso, los países integrantes volverán a reunirse a finales de este mes.
Para los analistas, los primeros días de 2017 serán muy importantes para comprobar si continúa la tónica alcista del petróleo. De lo que haga el crudo Brent -de referencia en Europa- y el comportamiento del West Texas Intermediate (WTI) de EEUU, va a depender en gran parte lo que se muevan las Bolsas mundiales, incluido el Ibex 35.
Gracias al rally que ha registrado el crudo, en el último trimestre el valor de Repsol se ha recuperado y ha cerrado el año como el tercer mejor valor bursátil. Durante 2016, la acción llegó a situarse en 7,57 euros y ha cerrado el año a 13,42 euros, con una variación anual de un 39,32%. Es el valor que registra la mayor revalorización, después de British Petroleum (BP). Duplica incluso la subida de otras grandes multinacionales como ExxonMobil o Total.
La petrolera española cotizó al nivel más bajo de las últimas dos décadas al igual que la italiana ENI, que llegó a estar hace un año a 10,93 euros, uno de los mínimos registrados desde mediados de la década pasada, y ahora su acción se encuentra ya a 15,47 euros.
La mayoría de los analistas recomiendan comprar Repsol no sólo por las perspectivas de que el crudo vaya a seguir subiendo sino por el cambio registrado en su situación financiera. Uno de los más optimistas es Barclays, cuyo precio objetivo lo estima en unos 17,5 euros.
Gracias al plan de desinversiones puesto en marcha, la petrolera española ha logrado reducir su deuda y ha bajado su apalancamiento. El endeudamiento neto del grupo al final del tercer trimestre alcanzaba los 9.988 millones de euros, 1.771 millones menos respecto al segundo trimestre de 2016. El ratio de deuda neta sobre capital empleado se situaba en un 25% a septiembre de 2016.