El reciente acuerdo entre Turquía y Rusia para el alto el fuego da una oportunidad en Idlib; comienzan a desplegarse las primeras patrullas conjuntas

Nueve años de guerra en Siria

AP/GHAITH AL-SAYED - Escenas como esta han sido habituales en los últimos nueve años en Siria

Después de nueve años, Siria continúa sumida en una guerra civil que ha costado 400.000 vidas, según la ONU, y ha obligado a casi seis millones a dejar sus hogares. Lo que comenzó como una revuelta popular para derrocar al dictador Bachar al-Asad, en un efecto contagio de lo que ocurrió en países del norte de África como Egipto y Túnez, pronto se tornó en un enfrentamiento abierto entre múltiples facciones en el curso del cual se han producido todo tipo de violaciones de derechos humanos.

Siria se ha convertido, en estos años, en terreno fértil para el asentamiento de grupos terroristas de filiación yihadista, como, en su día, el Frente Al-Nusra (ahora, Jabhat Fatah al-Sham) asociado Al-Qaeda, y Daesh que, entre 2015 y 2018, disfrutó del control efectivo sobre amplias extensiones de terreno tanto en ese país como en la vecina Irak. Además, una miríada de grupos armados, unos afines y otros contrarios al régimen, consiguieron establecerse e imponer su ley en ciudades y pueblos.

En términos generales, ha sido el apoyo de Rusia el que ha permitido a las Fuerzas Armadas de Al-Asad retomar el poder sobre prácticamente toda la superficie de Siria. Los ataques aéreos de la aviación de Moscú han contribuido, probablemente, a acelerar el desarrollo de un conflicto que, no obstante, todavía tiene muchos cabos sueltos.

El principal enclave pendiente de resolución se encuentra en la ciudad de Idlib y sus alrededores, en el extremo noroeste del país. Esta provincia es la única que, hasta la fecha, ha resistido a lo largo de todos estos años bajo el mandato de los grupos rebeldes contrarios a Damasco. En teoría, desde septiembre de 2018, todo el terreno de los alrededores de la ciudad está sometido a lo que se denomina una zona de desescalada. En virtud de los acuerdos de Sochi, se crearon franjas seguras para evitar combates.

Fotografía de archivo del 15 de noviembre de 2019 que muestra al presidente sirio Bachar al-Asad

No obstante, no han sido respetadas. Las sucesivas intervenciones del Ejército turco han representado el principal factor de inestabilidad a lo largo de los últimos meses. Desde el repliegue de los soldados estadounidenses en octubre pasado, Ankara ha encontrado vía libre para enviar tropas prácticamente a su antojo.

El primer objetivo de su intervención fue minar las fuerzas kurdas, cuyas unidades de combate, los llamados ‘peshmergas’, jugaron un papel muy importante en la derrota territorial de Daesh. No contento con eso, el presidente Recep Tayyip Erdogan ha desarrollado hasta cuatro operaciones militares en Siria en busca de expandir su influencia a través de grupos armados a los que ya ha estado financiando durante años.

En las últimas semanas, la tensión ha sido máxima en toda la zona de Idlib. En repetidas ocasiones, las tropas turcas han entrado en combate directo con los efectivos de Al-Asad, con Rusia detrás. El punto culminante llegó cuando un ataque aéreo sirio mató a 36 soldados turcos la noche del pasado 28 de febrero. Desde entonces, la escalada hizo temer que el conflicto de Siria derivase en una guerra más amplia que implicase a potencias regionales e internacionales.

Afortunadamente, el pasado 5 de marzo, Erdogan y Vladimir Putin llegaron a un acuerdo en Moscú para instaurar y hacer respetar un alto el fuego en toda la zona de Idlib. A pesar de que la ratificación del documento no implicó directamente al Gobierno sirio, que no ha renunciado a reconquistar Idlib, por el momento no se han registrado más choques con las tropas turcas.

Putin y Erdogan llegan para hacer el comunicado de prensa conjunto tras sus conversaciones en el Kremlin de Moscú el 5 de marzo de 2020
Primeras patrullas conjuntas en Idlib

De hecho, este mismo domingo, como estaba previsto en el acuerdo, soldados de las Fuerzas Armadas de Ankara y de Moscú han comenzado a llevar a cabo patrullas conjuntas en la carretera M4, que une Idlib con la ciudad costera de Lataquia y es una de las vías de comunicación críticas en el país. El establecimiento de un control conjunto sobre esta autopista es uno de los puntos fundamentales del acuerdo de alto el fuego, que busca establecer un pasaje seguro para los refugiados.

El Ministerio de Defensa ruso ha informado de que la primera patrulla ha transcurrido entre las localidades de Trumba, cerca de la estratégica ciudad de Saraqeb, y de Ain al-Havr. Según la agencia rusa TASS, esta iniciativa ha sido boicoteada por diversos grupos armados que han tratado de dar al traste con el alto el fuego. El Ministerio de Defensa ruso, que aclara que dichas organizaciones no están bajo el control de Turquía, acusa a los terroristas de usar a mujeres y niños como escudos humanos.

Una foto tomada el 5 de marzo de 2020 muestra una explosión tras los ataques aéreos rusos sobre la aldea de al-Bara, en la parte sur de la provincia de Idlib
Emergencia humanitaria

Por el momento, la situación continúa siendo de extrema incertidumbre para los habitantes de Idlib. El último trimestre ha sido testigo de uno de los mayores episodios de éxodo de toda la guerra. Aproximadamente, un millón de personas se han marchado de la ciudad y los pueblos aledaños. La mayoría han puesto rumbo a la frontera con Turquía.

El país de Anatolia ha estado sometido a una enorme presión migratoria desde 2015. Alberga en su territorio a cerca de cuatro millones de refugiados, muchos de ellos sirios. En los últimos días, el presidente Erdogan ha cumplido, por fin, una amenaza que llevaba tiempo formulando: abrir sus fronteras para permitir el paso de refugiados a territorio de la Unión Europea

Los migrantes caminan cerca de la puerta fronteriza de Pazarkule en Edirne, en la frontera turco-griega, el lunes 2 de marzo de 2020

Sin embargo, cuando intentaron entrar en Grecia, se encontraron con que las puertas comunitarias seguían cerradas. La situación en la frontera entre ambos países es también crítica para quienes se han desplazado hasta allí.