Cristina Gallach, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores: “Debemos poner los temas africanos en la agenda española”

“Debemos acostumbrarnos cada vez más a que los analistas profundicen en la situación de África, y nos indiquen por dónde van las tendencias para ayudarnos a movernos de manera más intensa y comprometida con el continente”. Con estas palabras la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, inició la presentación del informe que la Fundación Alternativas ha dedicado al continente africano, “África 2020”. Buscar ir más allá de la manera que en España se informa sobre África y evitar centrar el debate sobre el continente en esa dicotomía ‘Norte- Sur’, ha sido el objetivo principal que se han marcado desde la Fundación a la hora de realizar el anuario.

Durante el año 2019, varias economías africanas habían despuntado como las de mayor crecimiento económico del mundo, pero la pandemia del coronavirus supuso un freno en el desarrollo y ha significado un cambio en la tendencia de progreso de la región. En marzo, la Comisión Económica para África de la ONU (UNECA) anotó la caída del crecimiento económico africano del 3,2% al 1,8% para este año.

Aunque ya se están viendo reflejadas en los países africanos algunas de las consecuencias que la pandemia ha ocasionado, las secuelas a largo plazo aún están por ver y es por eso, por lo que el informe presentado por la Fundación Alternativas: “Informe África 2020” ha intentado no centrarse en las consecuencias directas de la COVID-19, aunque tiene una presencia importante en los capítulos. La secretaria de Estado ahondó en la necesidad de “poner los temas africanos en la agenda política española” e instó a la sociedad civil a sumarse a las distintas iniciativas para fomentar la prosperidad del continente africano.

Sobre el impacto de la COVID-19 en el continente, Gallach destacó que va a “afectar” a la situación económica y social de África, por lo que “diseñar una política exterior que despliegue un acompañamiento de la pandemia, será fundamental”. Para la etapa post COVID, Gallach anunció una “estrategia” para la cooperación al desarrollo, “acordada” con la sociedad civil y ONGs”, teniendo en cuenta la gran presencia española en el continente.
Gallach también apuntó el importante papel español en “el sector pesquero, en países como Namibia, Senegal o África del este”, y, sobre todo, su voluntad política para “articular una acción coordinada para apoyar de manera firme a las empresas españolas para contribuir de manera positiva a nuestro tejido económico y social”.

El compromiso de España con el continente se ha visto reflejado en los últimos viajes de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, que “acaba de visitar Libia, tras cuatro años sin un ministro español de Exteriores allí, para apoyar el alto el fuego”, señaló Gallach, aunque apuntó la necesidad de reforzar la presencia en el Sahel y el África subsahariana “para favorecer el desarrollo sostenible en estos territorios”.

Junto con Gallach, estuvo presentado el informe el vicepresidente ejecutivo de la Fundación, Diego López Garrido, quien destacó el papel de África como un sujeto político con personalidad propia donde la transición ecológica y la revolución digital son fundamentales”. También participaron en el webinar de presentación: José Segura Clavell, director de Casa África; Pedro Martínez- Avial, director de Casa Árabe, Elsa Aimé González, coordinadora del Panel de África Subsahariana de la Fundación Alternativas; Laura Carratalá Díez, experta en asuntos panafricanos en el Servicio Europeo de Acción Exterior; y Enrica Picco, abogada internacional e investigadora, coautora de capítulo del Informe África 2020.

Dirigido por Aimé González e Itxaso Domínguez de Olazábal, coordinadora del Panel de Oriente Próximo y Norte de África de la Fundación Alternativas, el informe recoge a expertos del continente sobre diferentes ámbitos: político, económico, social y cultural. Dividido en once capítulos, el Informe marca las líneas generales del norte de África y África subsahariana a través de un conjunto de textos multidisciplinares que intentan buscar las interconexiones regionales e internacionales, y “ver cómo avanza el continente más allá de la visión generalizada”, ha señalado Itxaso Domínguez durante la presentación del Informe ante los medios comunicación.

Las relaciones entre Magreb y África, el activismo feminista en África, cambio climático y conflicto en el África subsahariana o las relaciones económicas UE-África son algunos de los títulos que conforman el anuario que ha buscado traer al debate público temas que no tienen tanta cabida. Como por ejemplo el monográfico dedicado al “Artivismo”, del investigador Sebastián Ruiz Cabrera, doctor y profesor de relaciones internacionales, titulado: “Resistencias políticas en África a través del arte. Una vía de expresión del activismo social actual”, se centra en cómo las protestas sociales han cambiado en los últimos años, a través de nuevas iniciativas que han tenido éxito, como la que supuso el fin del a guerra civil en Liberia en 2003 conocida como “Huelga de sexo” o como en países como Tanzania, Kenia o Sudán usan la música, la poesía o murales para sortear las medidas represivas de los gobiernos y mostrar su descontento.

O el realizado por Irene Fernández-Molina y Erica Picco sobre los conflictos olvidados en el Sáhara Occidental y en la República Centroafricana. “Aunque se tratan de dos conflictos muy diferentes, tiene puntos en común”, apunta Fernández Molina, que señala que el olvido de estos enfrentamientos en la comunidad internacional no está tanto en las intervenciones, ya que en ambos ha habido y hay misiones de las Naciones Unidas y de otras organizaciones, sino en “la conversión de la crisis en rutina”, lo que provoca un enquistamiento que dificulta su resolución.

Queda por ver qué nuevos desafíos traerá la pandemia en el continente africano, que, como señalan los autores del informe, no ha significado la creación de nuevas tendencias negativas, sino que está sirviendo para intensificar las ya presentes como la vulnerabilidad de los ciudadanos y el aumento de las prácticas autoritarias.