La receta del general Ivorra para retonificar el ecosistema industrial de defensa de España
La industria de defensa está llamada a desempeñar un “papel central” en el actual contexto geoestratégico global. Las causas principales son su contribución directa a la seguridad nacional, ser motor económico, tener capacidad para impulsar la innovación tecnológica, dinamizar el tejido industrial, generar empleo cualificado y reforzar la autonomía estratégica de España.
Son argumentos expuestos por el alto mando militar que está al frente de la Dirección General de Estrategia e Innovación de la Industria de Defensa (DGEID), el teniente general del Aire Miguel Ivorra, durante su intervención en el Foro sobre industria de defensa celebrado el 29 de mayo en el marco del VII Congreso Iberoamericano de Ingeniería y Tecnología, CIBITEC 2025.
Ante un auditorio reunido en Madrid y repleto de directivos de numerosos sectores industriales, el general Ivorra ha puesto de manifiesto que ha surgido un “consenso político y social que se traduce en un incremento sostenido del esfuerzo de defensa”. Por tanto, vislumbra que es la ocasión propicia para “construir una industria de defensa competitiva, innovadora, sostenible e inclusiva, lo que no es una aspiración retorica, sino una necesidad estratégica que requiere liderazgo, compromiso y visión compartida.
En la Unión Europea, la Comisión que preside Úrsula von der Leyen ha puesto su máxima atención y dado su total apoyo a los programas de defensa, con la finalidad de “consolidar capacidades industriales, coordinar adquisiciones y optimizar la producción militar en toda la UE”. “En España compartimos esa visión ‒ha refrendado el director‒ y queremos jugar un papel protagonista”.
El general ha desvelado que las líneas maestras para lograrlo se articulan en torno a una “visión estratégica a largo plazo y a una acción coordinada a corto y medio plazo”. Tales horizontes pretenden reforzar la política industrial de la defensa, a la vez que liderar la transformación de la base tecnológica e industrial nacional, para que sea “más robusta, más innovadora, más internacionalizada y, sobre todo, más cohesionada”.
Aplicar una cultura de confianza
Para alcanzar las finalidades citadas, la nueva arquitectura concebida desde la DGEID se sustenta en una receta con diferentes formulaciones. Una primera aspira conseguir que industria, universidades y administraciones definan y compartan objetivos, “para poder trabajar todos con una misma brújula”. El utensilio principal es la Estrategia Industrial de la Defensa publicada en 2023, que “alinea las prioridades e identifica las capacidades claves, a la vez que canaliza los recursos públicos y privados hacia objetivos concretos y medibles”.
Una segunda prescripción pasa por “desarrollar capacidades tecnológicas soberanas”. Entre ellas, la DGEID ha puesto su punto de mira en las tecnologías disruptivas, entre ellas, en la Inteligencia Artificial, sensores avanzados, sistemas no tripulados, equipos de robótica y ciberdefensa, materiales inteligentes, sistemas de mando y control distribuido.
El general Ivorra insiste en que “tenemos que reducir nuestra dependencia tecnológica de terceros países” que, además de ser un objetivo técnico, “es un imperativo estratégico”. El grado de alcanzarlo exige invertir en capacidades propias, fomentar tecnologías clave y garantizar que su desarrollo se lleva a cabo dentro del ecosistema nacional.
Para sustentar y acrecentar la base tecnológica e industrial de la defensa, la receta tiene que “consolidar un ecosistema inclusivo y competitivo”, que permita integrar a las grandes, medianas y pequeñas empresas, universidades, centros tecnológicos, startups y emprendedores. Los consorcios europeos impulsados por Bruselas han demostrado que “son más creativos, más resilientes y más eficaces”, ha citado el general Ivorra.
La internacionalización “con respaldo institucional claro, coordinado y constante” también lo califica el jefe de la DGEID como una prioridad “estratégica”. Participar en cadenas de suministro globales, formar parte de consorcios europeos, atraer inversión extranjera y acudir con fuerza a ferias internacionales “resulta esencial”.
Dos fórmulas magistrales son de la máxima importancia. Una requiere simplificar los procesos administrativos, facilitar el acceso a la financiación y aportar asesoramiento técnico, “sobre todo a las pequeñas empresas y startups, para que estén en condiciones de participar de forma plena en programas nacionales e internacionales”. Otra aconseja que la innovación esté sujeta a “criterios de sostenibilidad ética y ambiental, incluso en el plano de la eficiencia energética”.
El punto de vista de los representes de la industria
Para hacer las veces de excipiente y, como tal, dar consistencia a la sustancia tonificante final hay que añadir “la cultura de la confianza”. Firme convencido de que “el futuro no se improvisa ni se espera, sino que se planifica y se construye con visión, coraje e integridad”, el general Miguel Ivorra propugna que el ecosistema de defensa, para maximizar el esfuerzo colectivo, debe propiciar “relaciones estables, reglas de juego claras y compromisos mutuos”. Lo resume con la afirmación de que “la colaboración requiere confianza, y la confianza se construye con transparencia, con profesionalidad y con resultados”.
Directivos de empresas nacionales también han expresado en CEBITEC su parecer para acrecentar la competitividad y la innovación. En opinión del presidente ejecutivo del Grupo Oesia, Lluís Furnells, el mayor reto que hay que abordar es “cumplir con las expectativas y demandas que formulan los distintos gobiernos europeos”. En el caso de España, “entregar de aquí a final de año los compromisos adquiridos para cumplir con el 2 por ciento y garantizar la sostenibilidad a largo plazo”.
Para la vicepresidenta de Airbus España para Programas Globales, Marta Nogueira, el primero de los grandes retos que tiene ante sí el sector europeo es “superar la gran brecha tecnológica que nos separa de Estados Unidos, una realidad a la que tenemos que enfrentarnos y en la que Airbus mantiene una postura firme y comprometida”. No obstante, “debemos dar a las Fuerzas Armadas españolas los productos con las ventajas tecnológicas que hoy necesitan”.
El director general de GDELS-Santa Barbará Sistemas, Juan Escriña, ha precisado que, para llegar a ser soberanos y aportar las capacidades militares que requieren nuestras Fuerzas Armadas, España debe contar con un tejido industrial “completamente innovador y desarrollado, tanto en su vertiente de defensa como en el resto. Y ha asegurado que “ya estamos en condiciones de responder a las nuevas circunstancias, de trabajar codo con codo en los grandes proyectos europeos y de ofrecer productos de disponibilidad inmediata”.
El presidente ejecutivo de Navantia, Ricardo Domínguez, preguntado por la repercusión de su compañía en la sociedad española, ha recordado que su sociedad, “más que tractora es dinamizadora”. Con astilleros en Cartagena y las bahía de Ferrol y Cádiz, su plantilla es de “unos 5.600 profesionales y creciendo”, pero cada día entran en nuestros astilleros entre 13.000 y 14.000 personas.
Bajo el lema “Ingeniería, industria y sostenibilidad” en su edición de 2025, CIBITEC es un encuentro anual organizado por el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, cuyo decano es Fabián Torres, y por la Asociación del mismo nombre, cuyo presidente es Emilio Mínguez.
