Kamala Harris y Tim Walz frente a la resiliencia de Donald Trump

En plena convención del Partido Demócrata en Chicago, que se celebra desde el 19 al 22 de agosto, José María Peredo, catedrático de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Universidad Europea, pasó por los micrófonos del programa de “De cara al mundo” de Onda Madrid para analizar la situación política a tres meses de las elecciones de Estados Unidos, además de los perfiles de los candidatos, las campañas electorales y la importancia de la política exterior en el voto.
En la convención está previsto que sea Joe Biden quien ofrezca el discurso inaugural, detrás de él, el alcalde de Chicago, Brandon Johnson. A su vez contará con la presencia de grandes figuras del partido como los expresidentes Bill Clinton y Barak Obama, o la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
José María Peredo, ¿han acertado los demócratas con Kamala Harris y ahora con Tim Walz?
Los resultados de las donaciones y de las aportaciones parecen indicarlo. Los propios sondeos, aunque hay ciertas contradicciones, ofrecen un crecimiento de la intención de voto hacia el ticket demócrata.
En primer lugar, se ha despejado la incógnita y la duda de Biden. En segundo lugar, se ha buscado una fórmula, la más legítima, Kamala Harris. Y luego, en tercer lugar, se ha conseguido un ticket, en principio amplio, para intentar captar todo el espectro de votante demócrata, que es amplio, variado y que es difícil aglutinarlo, pero que se ha conseguido de alguna manera.
Kamala Harris, mujer afroamericana, más progresista, junto a un Tim Walz de clase media, zonas rurales... El ticket parece reunir bastantes elementos como para atraer el voto demócrata.
Se trata de un ticket muy complementario. Históricamente, habría que decir que los tickets, en general, no han sido tan complementarios. Algunos nada complementarios, con perfiles muy similares de los candidatos. Por ejemplo, Clinton y Gold, que eran similares los perfiles, o como Reagan y Bush, que eran casi lo mismo, representaban lo mismo.
En este caso, Kamala entra dentro de ese perfil progresista, pero viene del Gobierno de Biden, que ha sido un Gobierno moderado, comedido, liberal. Ahí puede captar ese voto centrista. Y, sin embargo, el perfil de Walz es un perfil, en primer lugar, anglosajón, del Medio Oeste, un político experimentado que busca otro perfil, al estilo Bernie Sanders, quizá, por identificarlo, ese votante un poco de izquierda que está comprometido con lo social, pero que, efectivamente, es capaz de captar el voto más progresista, no el radicalizado, que ese, digamos, que es más complejo, pero sí ese voto, vamos a decir, de Bernie Sanders.

Hay que recordar las encuestas. Los estados clave, los estados que inclinan la balanza hacia un lado u otro, como Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Minnesota, Ohio; y ahora parece que Arizona y Nevada, aunque tienen otras características, pueden estar en litigio, porque el resto de los estados, más o menos, ya están identificados para unos o para otros.
El Partido Demócrata necesita ese voto que supo recuperar Donald Trump en 2016. Hay que decir que en 2016 teníamos una situación económica latente, la crisis y las consecuencias en la sociedad. Ahora venimos de una situación económica mucho más saneada en Estados Unidos. No voy a entrar en el debate de Trump y Kamala sobre Biden, sobre cuál es la situación real, pero evidentemente mucho más boyante. El votante de hace ocho años quizá ya no es el mismo votante en esas zonas, y, a lo mejor, el efecto Walz puede tener alguna capacidad de recuperación de ese voto que perdió y se fue hacia el populismo de Donald Trump.
Es posible, hay que ver unos sondeos, que ese trumpismo se haya calado en esos votantes y que la modificación del voto no se vaya a producir. Yo ya me he comprometido con una visión de acuerdo, más americanista, centrada en los problemas de las clases obreras, trabajadoras y medias, y eso lo representa Donald Trump, y no me van a engañar, puede ocurrir en el pensamiento de esos votantes y de esas zonas.
¿Trump está tan descolocado como parece o como algunos medios están indicando?
Trump está descolocado, en primer lugar, porque que todo estaba preparado para que se repitiera la elección Biden-Trump, eso en primer lugar, en segundo lugar, ha pasado por el atentado, y, en tercer lugar, evidentemente tiene que recomponer la campaña. Pero ha reaccionado ya la campaña, por ejemplo, ya esa valoración de la crisis, ese Kamala Crash con la que ha identificado esta caída en Bolsa, que por otra parte ocurre en muchos meses de agosto; no soy un especialista en bolsa ni mucho menos, pero la mera observación de los diferentes años hace ver que los meses de agosto son muy sensibles a los movimientos en la Bolsa y generalmente a algunas caídas, que inmediatamente lo ha identificado el expresidente, es el Kamala Crash
Es decir, Trump tiene capacidad de reconducción de la campaña, de reacción, de volver otra vez a rehacer la campaña, y en vez de que sea Biden el objetivo, que sea Kamala. Sí, está descolocado, sobre todo, por él mismo. Trump que es consciente de que lo que quiere y necesita el Partido Republicano no es el Trump de 2016, sino que es un presidente mucho más integrador, con una visión más larga.

Sí, porque las bolsas se recuperaron al día siguiente, había sido una mala interpretación de una serie de fondos en Japón, y luego una noticia falsa sobre una posible recesión en Estados Unidos, pero inmediatamente después se pasó a las cuestiones personales. Hemos visto a Donald Trump que si era negra, que si es una progresista, que si Walz es un radical de izquierda, los ataques de Vance, el candidato a vicepresidente por parte de los republicanos con Trump, los ataques personales, aquí nos quejamos de que las cosas son lamentablemente como son, en Estados Unidos está siendo muy encarnizado.
En campaña con Hillary Clinton, no tuvo clemencia con la candidata, sacó todo lo necesario de la vida pública y privada de Hillary Clinton, y Kamala Harris tiene que prepararse ante eso, porque Trump en eso es un maestro. Ojalá que fuera una persona que en campaña hiciera unas campañas como las de Barack Obama, o como las de otros muchos líderes políticos. Se puede hacer crítica, y se puede hacer mofa, y se puede aprovechar cualquier situación, pero no está en lo personal e identitario.
La cuestión identitaria, en este caso, además, es especialmente sensible y política, no se trata ahí de que haga un gesto sobre el origen étnico, al estilo, por ejemplo, de Obama, que dijo que no es ni americano, que aquí la cuestión es identificar, es decir, ganar el voto de esas minorías, las identidades que se han reforzado en Estados Unidos en muchos lugares, algunas ya lo estaban, pero otras no y que han aparecido, la propia nativista o americanista se ha reforzado, y entonces el asunto de la identidad, naturalmente está presente, da votos y demás, además de la inmigración, por supuesto.
Para enlazar con lo que está ocurriendo en el mundo, ¿qué influencia puede tener la política exterior? Aquí quizá Joe Biden puede echar una mano a Kamala Harris, tomando decisiones que, si salen bien, se puede apuntar el tanto, si salen mal, Kamala puede distanciarse porque ha sido Biden quien lo ha hecho. Estoy pensando, por ejemplo, en Venezuela, ¿qué ocurre con ese pucherazo electoral que todo el mundo conoce, pero pasan los días y ahí siguen los chavistas? O en Israel, donde Estados Unidos ha logrado que el Gobierno israelí acepte una mediación con Egipto, Qatar y Hamás para intentar negociar la liberación de los reinos.
La política exterior está más presente que en otras ocasiones, porque hay dos conflictos abiertos, dos guerras abiertas.
Y Ucrania, por supuesto, claro.
Ucrania va a estar presente y Hamás va a estar presente. El propio Walz ya ha tenido alguna referencia a esa cuestión en su candidatura. Y Venezuela, evidentemente que lo estará. Todos los rivales, todos los intereses que de alguna manera se contraponen a Estados Unidos, no quiero utilizar la palabra enemigo porque no está. Es decir, las rivalidades que pueda tener con Estados Unidos, y naturalmente los grupos extremistas, radicalizados, enemigos de Estados Unidos, que representa la democracia y demás, no le van a ayudar en absoluto, no ya Kamala Harris, también al presidente Biden; ellos pretenden, por supuesto, desestabilizar la democracia.
Y desestabilizar la democracia es mantener en campaña electoral un conflicto abierto que haga ver que Estados Unidos está implicado de alguna manera, que está haciendo una mala gestión y provocar todo ese tipo de incertidumbres.

De momento, lo que ha hecho la Administración Biden es incrementar su despliegue naval en Oriente Medio. Estamos todos pendientes de la respuesta de Irán, que se ha anunciado amenazante, apocalíptica contra Israel. Ahí sí que intentarán hacer algo coordinado con sus proxys, con Hamás, Hezbolá, hutíes, etc. Y ahí Estados Unidos muestra la determinación de intervenir y evitarlo.
Es probable que eso se produzca o no según su capacidad, pero probablemente lo intentarán, por supuesto. Estos acontecimientos dependen de cómo se produzcan. Eso puede tener un efecto de campaña, en el sentido de decir que la acción y la actuación del presidente Biden ha sido buena; por lo tanto, Harris de alguna manera es esa continuidad, o, por el contrario, la acción debería haber sido mejor, debería haber sido distinta, y entonces Trump es el que tiene que sustituirlo. Evidentemente que va a tomar partido la política exterior en esta campaña electoral.