El diplomático español y analista internacional, Gustavo de Arístegui, pasó por los micrófonos del programa “De Cara al Mundo” para analizar la creciente influencia rusa e iraní en el Magreb respaldada por Argelia

La Guerra Fría del norte de África

En la última entrega de “De cara al mundo”, en Onda Madrid, contamos con la participación de Gustavo de Arístegui, diplomático y analista internacional, quien hizo un repaso sobre la actualidad internacional, con el foco de atención puesto en el norte de África y en el juego de intereses que se ha convertido ya en una Guerra Fría en la región. 

¿Le preocupa la presencia y la actividad de Rusia y ahora de Irán con el apoyo de Argelia en el norte de África y en el Sahel? 

En la medida en que todas estas preocupantes noticias se confirmen por diversas fuentes. En efecto, se trata de una escalada extremadamente preocupante. Hay una confluencia de riesgos en la zona del Sahel y del Magreb extraordinarios. Esto se proyecta necesariamente hacia Europa. También se proyecta obviamente hacia el Atlántico y, en consecuencia, hacia el continente americano. Veamos lo que puede ocurrir si sigue aumentando la influencia y la presencia de Irán en esta región.  

Irán no es un aliado desinteresado, en absoluto; da ayudas a cambio de algo. Sabe muy bien que la zona más débil para defender Europa es el Magreb y el Sahel y ayuda a los grupos terroristas, incluso a aquellos que son sus teóricos enemigos, como es el caso de Al Qaeda, que es profundamente anti chií. No creo que esa alianza se dé, pero nunca es imposible que se establezca algún tipo de conexión. El enemigo de mi enemigo es mi amigo.  

Pero esa no es la cuestión. La cuestión es que el efecto de la presencia de Irán y de su esbirro Hezbulá en esta región del mundo es francamente preocupante. Desde luego, la retirada de muchos países y de fuerzas multinacionales en esta región no ayuda en absolutamente en nada. Tengamos en cuenta, por ejemplo – y estos son datos oficiales – que en Burkina Faso más del 60%, sino cerca del 70% de su territorio está dominado por grupos yihadistas. Ya sea Al Qaeda en el Sahel o incluso células cercanas a Estado Islámico.  

Si a todo esto además vemos que todo golpe de Estado, insurrección o cualquier país que no afecte meterse en la órbita rusa, pues automáticamente los mercenarios de Wagner ayudan al opositor en contra de los que son aliados de Occidente. Este se ha convertido claramente en un tablero especialmente importante en el juego geopolítico mundial, en el juego geoestratégico de la estabilidad global. 

En un reciente informe del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada, Jesús Sánchez Lambás, que es su vicepresidente, señalaba que la información disponible permite predecir un doble escenario de inestabilidad que facilita a Rusia construir una pinza sobre la Unión Europea: Ucrania en el norte y el Sáhara al sur, agravando la crisis de suministro energético. ¿Esta apreciación del señor Sánchez Lambás le merece crédito? 

A mí no me cabe ninguna duda de que esto es así. Rusia desde hace muchos años está buscando incrementar su presencia y su fuerza en diferentes partes del mundo. El África saheliana es un ejemplo, el África Occidental y el África oriental es otro ejemplo. Ya sea por medio de acuerdos militares, suministro de armas o en presencia comercial, aunque obviamente el comercio exterior ruso es mucho más débil de lo que parece y obviamente en esas zonas del mundo tampoco puede jugar con petróleo y gas porque no es rentable. Lo mismo están haciendo en el continente iberoamericano, con mucha más fuerza por supuesto en el caso de China, que tiene de su geoeconomía y política inversora una de sus armas más importante de influencia.  

En efecto, la pinza a la que se refiere me parece que no está mal traída y es algo que los servicios de inteligencia occidentales y los gobiernos tendrían que tomar mucho más en serio y mucho más en cuenta.  

En cuanto a Argelia, la retórica bélica con la que ha contestado a una publicación como Maroc Hebdo, que todos conocemos su carácter muy provocador, puede hacer pensar que en algún lugar del Gobierno marroquí muestran cierta inquietud ante algún movimiento militar por parte de Argelia contra Marruecos. 

Aquí la tensión es evidente. Las relaciones diplomáticas están rotas. La retórica es extraordinariamente virulenta y esperemos que predomine la cordura y la sensatez porque francamente esto, un enfrentamiento entre dos países que son aliados comerciales y políticos de Europa, sería un desastre para Europa. Esto ya no sería una pinza, sería una catástrofe sin paliativos si tuviese cualquier tipo de tensión militar en estas regiones.  

Además, el apoyo de Estados Unidos a Marruecos está claro y quedó plasmado por última vez con la vista del jefe del Estado Mayor norteamericano a Rabat, el general Mark Milley. Pero justo en esos días, un alto responsable de la seguridad de Rusia también visitó Argel. ¿Ese escenario de Guerra Fría hasta qué punto nos puede afectar? 

Bueno yo creo que nos está afectando ya. Estamos entrando de lleno en una nueva Guerra Fría, aunque hay mucha gente que no lo entiende. Es verdad que las alianzas entre China y Rusia hay que matizarlas mucho. Si bien, por una parte, la presión rusa a Occidente conviene obviamente a los intereses geopolíticos mundiales de China, por otra parte, no a su economía porque cuanto más suba el precio de la energía, más cara es la exportación de los productos chinos.

Si hay cualquier tipo de tensión, incluso en Taiwán, la economía china se vería completamente acogotada por lo que hemos llamado el dilema del estrecho de Malaca, es decir, que el 70% del comercio chino tanto energético como de exportaciones pasa por el Estrecho de Malaca y no tiene alternativa en este momento. Y eso sería catastrófico para una economía que en este momento está enfriándose a pasos agigantados. Por primera vez en mucho tiempo, China puede estar empezando a asomarse dos fantasmas muy graves. Uno es el fantasma demográfico, por una población extremadamente envejecida, y otro es que con el enfriamiento de la economía se ven afectados los bancos y las cifras del paro, que empieza a crecer. Para China esto no era un problema hasta ahora.  

¿Por qué el Gobierno de Argelia y sus altos mandos militares, que influyen tanto, se empeñan en seguir la estela de Rusia? 

Es una cuestión yo creo de toma de posición geoestratégica, es decir, si su adversario es más próximo a Occidente, pues ellos consideran que tienen que estar más con los otros. Sin embargo, hay una contradicción muy clara porque Argelia tiene excelentes relaciones con muchos países de Europa y tiene relaciones también con Estados Unidos, con lo cual yo creo que es más una cuestión retórica que real y tampoco creo que convenga a nadie un desbordamiento de la situación aquí. Imaginemos además que hubiese una tensión militar entre vecinos. Por mucho que pueda convenir la inestabilidad rusa tampoco creo que sea interés de Rusia que se produjese un escenario parecido.  

Quizá toda esta situación pueda ser uno de los argumentos que influyera en la decisión de Pedro Sánchez a la hora de cambiar la posición del Gobierno de España sobre la propuesta marroquí de amplia autonomía para el Sáhara e intentar cerrar este conflicto en medio de esta situación de alta tensión. 

Yo creo que lo hemos mencionado muchas veces en este programa quiénes son los aliados de los unos y de los otros. Ahí está la vista clara. Marruecos está en fuerte alianza con Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Bélgica, Alemania, Italia y con España. Obviamente, los otros tienen otros aliados, digamos Cuba, Venezuela, Nicaragua, sobre todo. Además, coincide también con los aliados de Rusia. Yo en todo caso también coincido en que estamos ante una situación muy fluida y creo que las cosas tampoco están escritas en piedra en ninguno de los actores. Creo que habrá una evolución de posiciones geopolíticas en Argelia, en Túnez o en Egipto porque se están produciendo todo el tiempo. La Realpolitik se tiene que imponer y la necesidad de paz, estabilidad y cooperación en la región tiene que imponerse a la dinámica de la tensión. Cuando se estabilice la situación política, yo creo que en ese momento ese viraje se va a producir. 

Si porque la situación interna de Argelia de momento es tranquila. El Hirak está calmado, pero en la situación económica hay muchas protestas de diversos sectores. La inestabilidad puede surgir de nuevo en Argelia ante la crisis que está sufriendo.  

Hay un estancamiento de la riqueza colectiva del país, es evidente. En este momento, por ejemplo, Marruecos, que no es un país productor de materias primas energéticas, tiene la misma renta per cápita que Argelia. Por lo tanto, creo que estamos viendo cómo se está superando el monocultivo para muchos de la economía. Argelia tiene que diversificar su economía necesariamente porque además tiene muchísimo talento y potencial, y es perfectamente capaz. Argelia tiene fábricas de producción de automóviles y tiene una población joven y muy alfabetizada – más que la marroquí, por cierto –. Por lo tanto, el cambio económico que traerá necesariamente el cambio de mentalidad política está en marcha y traerá solamente beneficios. 

La estabilidad política traerá necesariamente mayores inversiones internacionales. Eso mejorará la prosperidad y esperemos que cuando acabe la guerra de Ucrania, la economía mundial arranque y que eso favorezca claramente también el crecimiento en los países que más lo necesitan. La estabilidad económica en el norte de África es fundamental para España y para todos los países.  

En la medida en que la prosperidad y estabilidad reinen en Marruecos, en Argelia, en Túnez, en Libia no lo vamos a mencionar porque hoy por hoy es imposible, en Egipto, eso sólo redunda en beneficio de nuestros intereses a corto, medio y largo plazo claramente. 

Y que el Gobierno argelino tome la mano que durante muchas ocasiones ha tendido el rey de Marruecos, Mohamed VI, para recuperar las relaciones y el entendimiento con el país vecino y podamos tener esa estabilidad de la que estamos hablando.  

Yo creo que además sería muy importante que hubiese un paso importante de los Estados Unidos para tratar de conseguir una distensión entre ambos países. 

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