La construcción de la presa del Nilo Azul sigue generado disputa entre los tres países implicados: Egipto, Etiopía y Sudán. La Gran Presa del Renacimiento, como fue bautizada esta obra de ingeniería civil diseñada por Etiopía, comenzó a construirse en 2011 utilizando el agua del río Nilo Azul, un afluente del río Nilo del que Egipto extrae más del 90% de su agua dulce. El objetivo principal de esta gran presa hidroeléctrica es proporcionar electricidad a la zona del Cuerno de África, en general, y a Etiopía, en particular.
Los principales países afectados por la construcción de esta presa albergan ciertas discrepancias, lo que dificulta el poder llegar a un acuerdo que ponga fin a los continuos bloqueos. Las últimas negociaciones que se llevaron a cabo el pasado noviembre terminaron, nuevamente, sin avances.
Egipto y Sudán, que se sitúan más adelante del río, buscaban un acuerdo legalmente obligatorio, especialmente sobre la gestión de la represa y su llenado. Por su parte, Etiopía que considera que la Gran presa del Renacimiento es fundamental para su desarrollo, es algo más reticente y afirma que el suministro de agua a esos países no se verá afectado.
Durante una nueva ronda de conversaciones, las negociaciones entre Etiopía, Sudán y Egipto, han llegado a un nuevo punto muerto. "No podemos continuar este círculo vicioso de conversaciones circulares indefinidamente", ha declarado el ministro de Regadío y Recursos Hídricos sudanés, Yasir Abbas.
El ministerio de Asuntos Exteriores egipcio ha informado del cierre de este diálogo por videoconferencia sin "ningún avance" por las diferencias sobre cómo reanudar las negociaciones y el procedimiento sobre el propio proceso de diálogo, según recoge el periódico estatal egipcio 'Al Ahram'.
Sin embargo, Egipto y Etiopía, en declaraciones separadas, culpan a las objeciones por parte de Sudán del nuevo bloqueo. "Sudán insiste en la necesidad de delegar en los expertos nombrados por la Unión Africana para presentar soluciones para las cuestiones en disputa y para elaborar un acuerdo, a lo cual Egipto y Etiopía se niegan", se ha declarado desde el ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto, que considera estas acciones "derechos fundamentales de los tres países". Además, Egipto argumenta que los expertos de la UA, mediadora en el conflicto, no son expertos en ingeniería de recursos hídricos y presas.
El país etíope considera que la presa es clave para los planes de convertirse en el mayor exportador de energía de África. Egipto, que obtiene más del 90% de su escasa agua dulce del Nilo, teme que la presa pueda devastar su economía. Por otro lado, Sudán dijo el domingo que le preocupaba que esta presa pudiera representar una amenaza directa para la presa de Roseires, si no se llegaba a un acuerdo que permitiera a los países compartir datos.
El ministro sudanés, Yasir Abbas, ha manifestado su preocupación con respecto al embalse de Roseires y ha afirmado que “la presa representa una amenaza directa para la presa de Roseires, que tiene una capacidad de menos del 10 por ciento de la Gran Presa del Renacimiento, y más teniendo en cuenta que la presa del Renacimiento ha comenzado a funcionar sin un acuerdo ni un intercambio diario de información".
A pesar de no haber llegado a ningún acuerdo, Etiopía no tiene ninguna intención de parar el proyecto. El país africano, remitió, una carta a la Unión Africana, Sudán y Egipto declarando su intención de acometer la segunda fase de llenado de la Gran Presa del Renacimiento, por unos 15.000 millones de metros cúbicos de agua, el próximo mes de julio, haya o no acuerdo.