El papel de los medios de comunicación en la guerra entre Israel e Irán

En un momento tan convulso como es un conflicto bélico, el uso de los medios tradicionales de comunicación con fines propagandísticos o como mecanismo de construcción de la percepción de la realidad siempre ha sido parte de la estrategia de los gobiernos para formar narrativas que los beneficien. Ni Israel ni Irán conforman una excepción a la norma.
La información sobre los daños causados en el conflicto no escapa a esta dinámica. “Ambas partes fueron muy conservadoras y cautelosas sobre el alcance de sus admisiones de daños a sitios sensibles, como bases militares, instalaciones nucleares y oficinas gubernamentales usando imágenes satelitales, expertos y usuarios de redes sociales pudieron, hasta cierto punto, eludir esto y verificar el daño a esos sitios”, explicó Waqar Rizvi, investigador de ética de los medios en Canadá.

Caso Israel
El régimen de Benjamín Netanyahu usa los medios tanto oficiales como semioficiales y de los portavoces gubernamentales para justificar sus ofensivas. Además, para conseguir el máximo alcance posible, se esfuerza en que las informaciones publicadas sean en varios idiomas.
La narrativa dirigida sobre todo a Occidente fomenta la idea de que todos los puntos civiles que sufren sus ataques contra el enemigo son en verdad lugares militares importantes.
Según el medio Asharq Al-Awsat, Israel difundió que la ejecución de sus ataques consiste en la prevención contra el avance nuclear iraní y sus deseos de cambiar el régimen del país persa.
El Dr. Mohamed Mohsen Abdel Nour, experto en asuntos iraníes y director del Foro Árabe para el Análisis de la Política Iraní, explicó que el modo de control de los medios es básicamente militar, “impidiendo que publiquen pérdidas, investigaciones e informes de campo sobre la naturaleza de los enfrentamientos, contentándose con los datos militares que transmite sobre su curso”.
Siguió con que la propaganda del país judío trata sobre la injusticia que ha sufrido su pueblo a lo largo de la historia, la necesidad de la defensa de la seguridad del Estado y, por otro lado, las bajas civiles que causa Irán.
Y el Dr. Hassan Abdullah, vicerrector de la Universidad de East London añadió que las victorias militares son lo más destacado por encima de las derrotas y pérdidas.
Sarah Kira, fundadora y directora del Centro de Investigación Europeo-Norteafricano, afirmó a Asharq Al-Awsat que la narrativa israelí alterna entre el victimismo y la imagen de nación civilizada y democrática dentro del territorio de Oriente Próximo.
Y, según Kira, las acciones del primer ministro no han calado en el imaginario colectivo internacional por la situación de Gaza.
Es verdad que algunos medios de comunicación hablan mal de la Administración Netanyahu, aunque estos ya lo hacían desde mucho antes de los conflictos. Lo que muestra que existe cierta libertad de prensa, no obstante, existen instituciones, como el Servicio de Censura Militar, que filtran los contenidos de los medios.
Según el medio DW, a lo largo de esta última semana, Israel se ha estado planteando endurecer las medidas de censura. Tania Krämer, directora del estudio de DW en Jerusalén, lo corroboró: “Ahora parece que no se nos permite mostrar en directo los lugares donde impactan los misiles”.
El diario israelí Haaretz comunicó que las fuerzas de seguridad nacionales tienen permitido incluso detener a periodistas si lo consideran oportuno.

Caso Irán
El régimen iraní de Alí Jamenei, por su parte, depende más de canales oficiales y semioficiales, de redes sociales y personalidades para difundir su narrativa. Al igual que Israel, no escatima esfuerzos en que su mensaje sea transmitido en varios idiomas. Pero Rizvi enfatizó que “el limitado número de expertos angloparlantes podría haber afectado la eficacia y el alcance del mensaje”.
La narrativa impulsada se basa en que el país se está defendiendo legítimamente ante un ataque hacia su territorio por parte de Israel y mostró las pérdidas padecidas. Incluso fue reforzada gracias a los fallidos intentos de Israel de caer en gracia a Occidente por el conflicto con Gaza.
Según el Dr. Abdullah, Teherán se dirige tanto a Occidente -e Israel- como a Oriente con el fin, entre otras cosas, de demostrar las disputas internas del país que lo está atacando. Y Sattar Jabbar Rahman, investigador en transiciones democráticas contemporáneas y fundador y director general del Centro Europeo de Estudios de Oriente Medio en Alemania, ha explicado que también se dirige hacia el mundo árabe con afán de conseguir apoyo.
Una de las estrategias usadas por el régimen de los ayatolás fue el uso de los canales de televisión para “alertar” a los ciudadanos iraníes sobre el peligro de aplicaciones como WhatsApp e Instagram. Según las advertencias, “utilizaban sus datos de ubicación para atacar a la gente”.

Las redes sociales que pertenecen a Meta son las que presentan un peligro, según las autoridades, pero la narrativa es difundida sobre todo desde X y Telegram.
El Dr. Abdel Nour añadió que los medios de comunicación que usualmente criticaban al líder no alzaron ninguna voz en su contra durante el conflicto. Si bien la ciudadanía está dividida entre los conservadores y los reformistas, a pesar de las diferencias políticas, el pueblo se ha unido de cara al conflicto bélico.
Kira lo llama el “apoyo popular para enfrentar la agresión” debido a la poca negativa hacia el enfrentamiento contra Israel, aunque haya quejas económicas por la difícil situación que atraviesa la nación en este sentido.
Recientemente, según DW, la República Islámica cerró la conexión a Internet y tarjetas SIM en el país alegando que los drones israelíes operaban a través de estos. Lo que provoca que los ciudadanos tengan como única fuente de información los medios públicos gubernamentales.
Tampoco, sigue el medio, ha dejado que se documente cualquier indicio de cómo se vive el conflicto dentro del territorio.