Todavía existen puntos de desacuerdo entre etíopes, egipcios y sudaneses respecto a la Gran Presa del Renacimiento

Tensiones por la presa del Nilo: Egipto, Etiopía y Sudán

photo_camera ADWA/YIRGA MENGISTU - Vista general de la Gran Presa del Renacimiento Etíope

Tras las desafortunadas declaraciones de Donald Trump en las que aseguró que Egipto podría “hacer estallar” la presa del Nilo Azul que está construyendo Etiopía, las tensiones entre los tres países vecinos han aumentado exponencialmente. La Gran Presa del Renacimiento, que así se llama la obra de ingeniería civil diseñada por Etiopía, comenzó a construirse en 2011 utilizando el agua del río Nilo Azul, un afluente del río Nilo del que Egipto extrae más del 90% de su agua dulce. Con esta gran presa hidroeléctrica se pretendía dar electricidad al Cuerno de África, en general, y a Etiopía, en particular. Recordemos que es una región del mundo donde los recursos naturales como el carbón o el petróleo son escasos, por lo que la población no tiene acceso a la electricidad. Por otro lado, según las proyecciones de los institutos de estudios demográficos se prevé que Sudán y Etiopía doblen su población de ahora a 2050, por lo que la presa es crucial de cara a las necesidades energéticas de ambos países. Por tanto, esta presa ha sido apoyada por Sudán, ya que se beneficiaría de la electricidad barata, pero desde el inicio de la crisis, este país siempre ha insistido en la importancia de tener un acuerdo vinculante entre los tres países afectados. Sin embargo, tras nueve meses de diálogo intenso, todavía parece improbable que la negociación resuelva las disputas. 

A pesar de que el pasado 31 de enero se firmó un acuerdo que intentaba resolver los principales puntos de disputa sobre la presa, Etiopía abandonó las negociaciones sin haber firmado el documento final vinculante en febrero. En dichas negociaciones se había acordado un calendario para el funcionamiento durante las épocas de sequía. El 26 de junio los tres países llegaron a un segundo acuerdo, que consistía en asegurar que ninguna de las partes llevaría acabo ninguna acción unilateral sobre la presa. Este acuerdo vinculante coincidía con la finalización de la construcción de la presa, que ya podía estar plenamente operativa. A pesar de firmar este acuerdo, Etiopía finalizó con éxito el proceso de llenado de la presa a principios de julio sin contar con el apoyo de las otras partes implicadas. La mediación del conflicto la está llevando la Unión Africana, que ha conseguido relanzar las negociaciones a pesar de las declaraciones de Donald Trump. Este pasado domingo 1 de noviembre se reinició de nuevo el proceso de mediación con la presencia de los tres ministros de Aguas de los tres países implicados y representantes de la Unión Africana, la Unión Europea y el Banco Mundial. Aun así, teniendo en cuenta las negociaciones pasadas, las partes no tienen muchas esperanzas de llegar a un acuerdo vinculante. 

Hay tres principales puntos de fricción entre los bandos que necesitarán ser resueltos antes de volver a negociar. En primer lugar, en el plano logístico, es necesario llegar a acuerdos sobre cuánto llenado se puede permitir dependiendo de la época, seca y lluviosa, para asegurar que el sector de la agricultura tenga toda el agua que necesita. En segundo lugar, relacionado con este punto, la cuestión de la gobernanza y de los mecanismos de resolución de conflictos también es un punto claro de desacuerdo entre las partes. Mientras Egipto y Sudán buscan un acuerdo que permita a un árbitro internacional resolver las disputas de manera vinculante, Etiopía prefiere firmar un acuerdo no vinculante, un documento-guía, en vez de un tratado legal para preservar su autonomía. 

Por último, el primer ministro etíope se presenta a las elecciones en 2021. El proyecto de la Gran Presa se ha convertido en la inversión nacional ansiada por la población local. El tema de las aguas en Etiopía es sensible para la población y los gobernantes, ya que consideran que, durante los dos tratados reguladores de las aguas del Nilo firmados en la época colonial, en 1929 y en 1959, Etiopía fue fuertemente desfavorecido. Si el primer ministro concede excesivamente en las negociaciones, los etíopes pueden tenérselo en cuenta en las urnas. Estas negociaciones deben, por tanto, tener en cuenta las posiciones históricas, diplomáticas y políticas al igual que las necesidades de agua potable de los tres países afectados para que se pueda llegar a un acuerdo que pueda satisfacer a todas las partes implicadas. 

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