Marruecos, el país único con tres dimensiones: África, Mediterráneo y Atlántico

Julio Crespo MacLennan es historiador especialista en relaciones internacionales y escritor. Tiene siete libros publicados, ha dado conferencias en más de 30 países y también ha participado en diversos foros internacionales. Se especializó primero en historia moderna de España como miembro de la Escuela de Historiadores de Oxford. Posteriormente, se centró en la historia imperial comparada, el legado de Europa en el mundo y la historia del liberalismo y la democracia.
Su libro más reciente “How Europe shaped the modern world” (2018) fue aclamado por la crítica y se publicó recientemente en China. El exvicepresidente de la Asociación de la Unión Europea del Instituto Cultural Nacional (EUNIC) y exdirector de los Institutos Cervantes de Londres y Estambul trabaja actualmente sobre la historia de la democracia desde la Antigüedad hasta el siglo XXI.
Atalayar tuvo la oportunidad de conversar con Julio Crespo MacLennan, con motivo del evento “Magreb Frente a los desafíos y las oportunidades del siglo XXI”, para analizar la importante dimensión que tiene actualmente Marruecos como eje importante en África, el Mediterráneo y el Atlántico.
¿Cómo podría ayudar el plan de la autonomía del Sáhara en la consolidación de la paz y la estabilidad del Magreb y el desarrollo del Mediterráneo?
En el tema del Sáhara, hay varios desafíos; yo espero que eso vaya bien para la causa marroquí y sobre todo que ayude a la larga a resolver el conflicto con Argelia; aunque en este momento la situación es difícil. Estados Unidos, como gran aliado, dio un paso muy importante con su apoyo a Marruecos en sus reivindicaciones territoriales, siendo el punto de inflexión. Es fundamental y España también.
La iniciativa de Marruecos tiene su importancia en garantizar la estabilidad y el desarrollo de la región, algo muy importante, pero luego están los grandes retos del siglo XXI que influyen en todos los países y el panorama geopolítico en general.
¿Qué desafíos va a enfrentar Marruecos en la lucha por su integridad territorial en su camino para convencer a más países respecto a la legitimidad de su reivindicación?
Marruecos, efectivamente, está luchando por su integridad territorial y esto es lo normal y es lo legítimo; también, están los grandes retos mundiales que pueden llevar a Marruecos mucho más lejos y convertirse en el líder de África.
Es la puerta de África y el eje entre África y el Mediterráneo, entre el mundo mediterráneo y el mundo atlántico; lo cual puede elevar a Marruecos internacionalmente de forma extraordinaria. La clave es jugar en esos tres escenarios en los cuales Marruecos es un país único porque ningún país africano tiene esas tres dimensiones: África, Mediterráneo y Atlántico.
Teniendo en cuenta los desafíos del siglo XXI, creo que va a ser muy importante la relación con la Unión Europea para hacer frente a estos retos. África le interesa a la Unión Europea; cómo le beneficia que Marruecos evolucione hacia ser un productor y fabricante clave en el área atlántica.
Hemos vivido un fenómeno importante, desde los años 90, en el cual China ha despegado como gran potencia y se ha convertido en una fábrica mundial y, en este momento, muchas grandes potencias (Estados Unidos o la UE) están preguntando si podemos continuar así.
Producir localmente es la solución. Nos dimos cuenta, en la pandemia, de lo peligroso que es depender de una producción que esté muy lejos geográficamente; lo que ha llevado a muchos a desequilibrios. Creo que una forma de volver a equilibrar la zona del Mediterráneo entre Europa y África es precisamente que Marruecos se convierta en un fabricante esencial de manufacturas. Esa es una de mis ideas de Marruecos para las próximas tres décadas; tengo otra, que es la de que Marruecos debe ser una potencia cultural y científica y tiene los activos para convertirse en ello como líder del mundo árabe y el país también más abierto de África a Europa.

Usted ha seguido los esfuerzos que despliega Marruecos en su continente: inversiones en varios sectores económicos y embajador del islam moderado para garantizar paz y estabilidad en diversos países africanos, ¿cómo evalúa estos esfuerzos del Reino?
Yo creo que esto es muy notable, es interesante porque se va viendo el papel ascendente de Marruecos en África en distintos sectores. Hay que remontarse al año 1945 con los acuerdos de Casablanca, donde ya Marruecos lidera y está diciendo: “Nosotros queremos liderar África en esta nueva era de la descolonización y la postguerra mundial”. Somos testigos de cómo Marruecos ha ido abriéndose y convirtiendo en un eje para las economías de muchos estos países (con un total de 30) donde se han instalado varias empresas marroquíes (bancos, seguros, telecomunicación y OCP...etc.).
Lograr que Marruecos tenga este papel tan interesante y lo que ha dicho sobre el islamismo moderado me parece muy positivo; en una era en la que hay bastante fanatismo a nivel mundial y porque tiene que haber un entendimiento entre las distintas culturas y las distintas religiones y, en este sentido, también Marruecos ha sido un ejemplo.
Hemos visto cómo Marruecos ha tomado varias iniciativas y ha hecho muchos esfuerzos para mantener una buena vecindad con Argelia, pero en vano. ¿Cómo ve la postura argelina en este contexto?
Yo creo que la postura de Argelia me parece intransigente y poco cooperadora en ese sentido y debe cambiar; porque Argelia ha tenido muchos privilegios desde que logró su independencia.
Es extraordinario cómo ha logrado tener un territorio que es el más grande de África y aun así siempre ha tenido conflictos con todos los vecinos. En este sentido, yo creo que el tema del Sáhara debería considerarlo como una compensación a Marruecos que de alguna forma lleve ya a la pacificación entre los dos países que les interesa a los dos y a toda la región.
Desde luego, ahora mismo no veo muchos visos de resolver este conflicto, pero lo más importante es mantener el diálogo y pensar en si algo sirve. Desde que lanzamos el proceso de integración política y económica de la Unión Europea, ha pasado por un momento muy malo en el cual salíamos de una guerra mundial en la cual el odio entre naciones europeas era enorme, el odio entre franceses y alemanes en los años 40 era mayor que el que pueda haber entre argelinos y Marruecos. Esto nos llevó a pensar que tenemos que superar estos problemas para lograr una integración que al final nos va a fortalecer a todos. Este es un ejemplo que creo que se debe tener en cuenta.