Rebeca Grynspan: “Creo que Perú estará en muy buenas manos con Francisco Sagasti”

Rebeca Grynspan analizó la situación en América Latina y la difícil situación que atraviesa el continente durante el programa de Atalayar en Capital Radio. La costarricense cree muy necesaria la ayuda de los organismos internacionales para abordar esta cuestión desde el multilateralismo y la cooperación.
¿Cómo se encuentra ahora el continente iberoamericano en la lucha con el coronavirus?
Somos una región sumamente afectada, en términos económicos somos la segunda región más afectada del mundo después de Europa, pero no contamos con los instrumentos que tiene Europa para salir de la crisis. Por eso estamos realmente preocupados por la situación en la región. Los gobiernos han tomado todas las medidas que han sido posible, pero desgraciadamente esta pandemia nos ha pillado con mal pie en América Latina, porque llevamos varios años con un bajo crecimiento y además nuestro espacio vital para poder responder a la crisis es mucho menor hoy de lo que lo fue en el 2008. Estamos esperanzados, porque también hay buenas noticias en la región, no solo malas. Yo creo que las elecciones en Bolivia y el referéndum de Chile son buenas noticias. Porque una situación de mucha conflictividad social ha podido ser canalizada de manera institucional y, por lo tanto, de manera pacífica, pero el sufrimiento de los ciudadanos latinoamericanos será muy profundo si no tenemos ayuda internacional.
Usted dice que América Latina no podrá salir sola de esta crisis, ¿Cómo se cuantificaría y de dónde tendría que venir esa ayuda que debe recibir América Latina para combatir las consecuencias del coronavirus?
Puedo dar un dato, de acuerdo con las proyecciones que tenemos hoy en día, el uno de enero de 2021, los latinoamericanos nos vamos a levantar con una pobreza extrema igual a la que teníamos en 1990, esto significa treinta años de retroceso. Y todos sabemos que pobreza extrema en América Latina significa hambre, porque no tenemos los sistemas de protección social, de seguridad social que tienen los países europeos. Cuando yo digo que América Latina no podrá salir sola, lo que quiero decir es que el sistema financiero internacional va a tener que poner a disposición de estos países la misma materia de instrumentos que puso a disposición del mundo en el 2008, donde se tomaron medidas muy fuertes y rápidas por parte del FMI, los bancos de desarrollo, el G20, y la comunidad de cooperación internacional. Si bien hay mucha voluntad, y yo no dudo de ello, lo cierto es que en esta crisis no se han tomado las mismas decisiones con la misma fuerza e intensidad que se tomaron entonces.
¿Cómo prevé desde la Secretaría General Iberoamericana que pueda cambiar la relación del mundo y en concreto de Latinoamérica, con Estados Unidos después de la victoria de Biden?
Lo primero que hay que decir es que Estados Unidos es un país necesario para tener un multilateralismo efectivo y tomar las decisiones que tienen que tomar los organismos internacionales. Yo espero que en los próximos meses se puedan tomar decisiones en la junta directiva del FMI, necesarias para poder proveer de la liquidez, flexible, barata y rápida que necesitan los países de la región latinoamericana. Y no sólo América Latina, todos los países emergentes de ingreso medio en el mundo, que representamos cinco mil millones de personas en el mundo, dos terceras partes de la población.
Me gustó mucho la frase que pronunció en El País: “En nuestra región teníamos asma de informalidad, diabetes de pobreza, arritmia de polarización, dificultades vasculares de acceso a servicios y problemas cardíacos de digitalización”. Un lenguaje médico que ahora está muy de moda y seguramente era lo que usted buscaba con esa frase.
Así es, porque la verdad es que la COVID no inventa la realidad, interactúa con ella y cómo usted dice, nuestros déficits estructurales, nuestras desigualdades, nuestras brechas anteriores a la COVID, interactúan y amplifican el impacto sobre las personas y las familias. En la América Latina preCOVID teníamos más del 50% de la población laboral en la informalidad: sin seguro de salud o de desempleo. Por lo tanto, las medidas de alejamiento físico, de cuarentena para salvar vidas, totalmente necesarias, han sido muy severas para esta población que vive de los ingresos que consigue día a día. No pierden el empleo, pierden el ingreso, la posibilidad de llevar pan a su casa. Por eso es tan grave la pandemia en nuestra zona.
Tengo la preocupación de que estos niveles de pobreza y misera pueden ser caldo de cultivo, como lo fueron en los años 80, de violencia, grupos guerrilleros o de acción criminal.
Es cierto que no es descartable, pero lo que a mí más me preocupa en este momento, es que pueda haber una situación que debilite aún más las instituciones democráticas en la región. Porque antes de entrar en la pandemia ya estábamos viendo una insatisfacción ciudadana en muchos países de América Latina, donde, efectivamente, surgen movimientos sociales de protesta con respecto al sistema y a la falta de respuesta del sistema a las necesidades de grupos importantes de la población. A mí lo que más me preocupa es que esta construcción que hemos tenido desde los años ochenta para tratar de fortalecer nuestras instituciones democráticas pueda debilitarse por las consecuencias de la pandemia. Un dato relevante es que a partir de 2021 entramos en lo que muchos llamamos el “súper ciclo electoral en América Latina”, tendremos elecciones en todos los países de la región en los próximos tres años, por lo que poder canalizar ese descontento social de una manera institucional, pacífica será un gran reto para la región.
Existen interesantes iniciativas como la negociación de la junta de Andalucía con la secretaría general Iberoamericana una serie de proyectos y un foro regional iberoamericano. ¿Qué le pide usted a España y Europa por América Latina?
Yo creo que la voz de España y la voz de Europa en los organismos internacionales por un multilateralismo mucho más efectivo, por unos organismos internacionales en el sistema financiero que logren actuar rápidamente a favor de nuestros países es esencial. Porque se necesitará de Europa, y por supuesto de Estados Unidos, pero necesitaremos de Europa para que estos organismos reaccionen y tomen las medidas que nuestra región necesita. España lo ha hecho, el presidente Sánchez se reunió con diez presidentes latinoamericanos, precisamente para discutir los mecanismos de financiación y sacaron una declaración por consenso de todos los países. Además, iremos a una reunión de ministros de relaciones exteriores el 30 de noviembre de este año y en abril del próximo, tendremos la cumbre iberoamericana donde nos reuniremos todos por primera vez dentro de este contexto, para poder discutir todo el tema de reactivación económica.
Pienso que el perfil de la cumbre a la que vamos y de las reuniones que hemos tenido tratan el tema de cómo ir hacia una reactivación. En ese camino, por supuesto, necesitamos a todos los actores de la sociedad y a todos los niveles de gobierno, por eso fue tan bien recibida la propuesta de Andalucía, para que dentro del foro de gobiernos locales que tenemos en el espacio iberoamericano, el foro de regiones pueda también aportar en este camino de la recuperación.
Hemos visto recientemente incidentes graves en Perú, ha dimitido el presidente recién nombrado Merino, con altercados en las calles y víctimas mortales. ¿Qué valoración hace de la situación allí y cómo se puede resolver?
Bueno, de momento han logrado con una amplia mayoría escoger al próximo presidente, Francisco Sagasti, un gran amigo y una persona con una claridad y trayectoria indiscutibles. Creo que Perú estará en muy buenas manos, felicito al congreso y ojalá que el pueblo peruano apoye esta transición hasta las elecciones del próximo año para las que solo quedan 5 meses. También espero que esto logre efectivamente dar una respuesta pacífica a la crisis institucional que se está viviendo.
Como digo, vamos a ver crisis políticas en la región, no tengo ninguna duda, la pregunta más importante es si vamos a poder canalizar ese descontento ciudadano y esas crisis políticas, de una manera institucional y pacífica, algo que no está garantizado. Esto va a depender de lo que hagamos. En el caso de Bolivia, hubo un grado alto de conflictividad social hace un año y logró tener unas elecciones que fueron reconocidas por toda la comunidad internacional y todos los partidos de su país. Igualmente, en Chile, se consiguió ir a un referéndum para la constitución, lograr un resultado contundente y encaminarse a una discusión dentro de un marco institucional. Por eso, la cuestión es si las instituciones van a ser capaces de canalizar esa crisis de una manera pacífica.
Así lo deseamos también con Venezuela que tiene un proceso electoral abierto que no es reconocido por todas las facciones políticas del país y que está abocada permanentemente, en los últimos años, a una inestabilidad y una peligrosidad social, política y económica de pobreza también importantes. ¿Qué palabras tiene para Venezuela?
Tiene que haber efectivamente una reconciliación y un proceso por los canales institucionales. Todos esperamos que esta fractura que está viviendo el pueblo venezolano pueda ser resuelta de esa manera, igual que ha sido resuelta de la mejor manera, pacíficamente, en el resto de los países de la región.
Más allá de la situación política, ¿cómo están funcionando los canales que pueden tener los pequeños y medianos empresarios, no ya las grandes corporaciones, para poder invertir y hacer negocios en América Latina? Por ejemplo, tienen canales como la CAF, el banco de desarrollo de América Latina, que pueden servir para que empresarios españoles puedan tener iniciativas de negocios allí, gracias a una normalidad y seguridad jurídica.
Nosotros estamos trabajando muy duro con el tema de las medianas y pequeñas empresas, y en el foro empresarial, yo creo que el espacio iberoamericano probablemente es el que tiene más relación con el sector privado como institución multilateral. Yo creo que, igual que sucedió en los noventa, cuando América Latina estaba saliendo de lo que se llamó la “década perdida”, y las empresas españolas apostaron por América Latina sin equivocarse; este es un buen momento para una nueva apuesta de inversión incluyendo a las pequeñas y medianas empresas en la región. Por eso, tenemos que fortalecer los mecanismos que hemos desarrollado durante todos estos años, precisamente para apoyar a las pequeñas y medianas empresas en su internacionalización y que vuelvan a invertir en América Latina. Porque yo creo que, aunque sean tiempos difíciles, hay una gran oportunidad de salir hacia adelante en la región latinoamericana y yo confío que España y las empresas españolas vuelvan a apostar por América Latina. Habrá muchas oportunidades y un gran futuro en la etapa postCOVID, que llegará y traerá muchas oportunidades inversión y de progreso para todos.